Hoy en día sería muy difícil comprender la gama Porsche sin ese deportivo que, a pesar de montar su motor en el lugar equivocado, sigue recibiendo todos los cuidados y la máxima dedicación de los ingenieros de la marca para vencer a la física y ser, sin duda, la referencia del deportivo europeo. En efecto hablamos del Porsche 911. Hoy en día, Porsche cuenta con la gama más completa de su historia y por cada deportivo que entrega a un cliente vende varios SUV. Y aún así el Porsche 911 sigue siendo su producto estrella, la joya de la corona. Y eso se lo debemos, entre otras cosas, a la dedicación de Peter Schutz, que falleció este fin de semana. Un hombre que, aunque era alemán de nacimiento, siempre fue considerado estadounidense, puesto que cuando era aún un niño tuvo que huir de Alemania junto a su familia por el ascenso del nazismo. Un hombre que tuvo la determinación de salvar al Porsche 911.
Hace años ya os contamos esta historia. En los años ochenta la suerte estaba echada para el Porsche 911. El Porsche 928 había llegado con un objetivo claro, el de suceder al 911 con un concepto más propio de un gran turismo, que de un deportivo, dispuesto a solventar los achaques de la edad que evidenciaban los nueve once de los años setenta. En aquella época llegaría Peter Schutz, que al tomar las riendas de Porsche se encontró, como reconocería más adelante, con una marca que había perdido la motivación.
Porsche 911
Decía Peter que al entrar en el centro de desarrollo se encontró con una pizarra, el plan de evoluciones de 928, 924 y 911, y un espacio en blanco en la fila del 911 que mostraba que el plan de desarrollo de este modelo se había detenido. Y, ni corto ni perezoso, alargó la línea literal y metafóricamente del desarrollo del Porsche 911.
Peter Schutz habló entonces con el gran Helmuth Bott, responsable de muchos desarrollos del 911, y artífice del 959, y le conminó a seguir trabajando en este deportivo que, por suerte, resistió hasta nuestros días. En aquellos años, Peter no dudaría en proponer a los ingenieros todo tipo de propuestas que, a priori, estos consideraron que eran técnicamente imposibles. Pero mientras rebajaban las pretensiones de su jefe, los ingenieros de Porsche ya estaban trabajando para cumplir con sus deseos y materializarlos en algunos de los productos más espectaculares que se hubieran visto en la calle jamás.
Según leíamos estos días (ver noticia en Road & Track), Peter Schutz falleció este fin de semana. Nacido en Berlín, Peter huiría de Alemania cuando era niño junto a su familia, que siendo judía, temía el fatal desenlace que el nazismo tendría en Europa años más tarde. Tras volar a Cuba en 1937, su familia se instalaría dos años más tarde en Chicago, donde Schutz creció y desarrolló sus estudios de ingeniería.
Tras regresar a Alemania en los años setenta acabó consiguiendo dirigir Porsche, a invitación del propio Ferry. Tras su paso por la marca, Peter Schutz recordaría a menudo aquellas anécdotas, en charlas inspiracionales que merecen unos minutos de tu tiempo, como la que adjuntamos (en realidad son extractos de sus charlas) al final de este artículo.
Descanse en paz.
Ver la historia de cómo Peter Schutz salvó en los ochenta al Porsche 911.
Más imágenes del Porsche 911 de ayer y de hoy en la siguiente galería: