Lo creas o no, hubo un tiempo en que los fabricantes priorizaban aprovechar al máximo el espacio disponible en un coche, que elevar la carrocería y dotarlo de aditamentos exteriores que lo hicieran parecer más todoterreno, al más puro estilo SUV. Hasta el coche más pequeño gozaba de un maletero razonable y suficiente espacio para viajar confortablemente. Pero la llegada de los SUV lo cambió todo.
Un coche de otro tiempo, anterior al auge de los SUV
- Este Peugeot es un coche tremendamente pequeño, pero el espacio está razonablemente aprovechado
- No vas a encontrar otro coche igual en el mercado, por el exótico sistema de puertas que hacía el acceso al Peugeot 1007 tremendamente cómodo
- A partir de 2.000 euros puedes acceder a un coche de segunda mano con etiqueta ambiental, con unos consumos contenidos, y con un motor prácticamente irrompible
No vas a encontrar otro coche igual en el mercado
Ya lo decíamos en la introducción. Hubo un tiempo en que las marcas no estaban obsesionadas con los SUV y, para ser justos, en que los que comprábamos coches no estábamos obsesionados con que los coches que comprábamos fueran altos y con aspecto de SUV. La prioridad era el espacio. Aprovechar al máximo hasta el último rincón del habitáculo. Innovar en las soluciones para aprovechar ese espacio, pero también para la utilización en el día a día del coche.
Peugeot tuvo una idea brillante. Se unió a la fiesta en la que, en pleno auge de los monovolúmenes, propuso una nueva categoría de vehículos de tamaño muy pequeño que debían ser fácilmente accesibles y debían facilitar tareas tan socorridas, aunque parezca un cliché, como poder desplazarnos con niños pequeños, en su correspondiente sillita infantil.
Y esa idea fue crear un coche de dos puertas – porque añadir otras dos traseras en sus dimensiones no hubiera sido sencillo – pero suficientemente grandes para facilitar el acceso a las plazas traseras y, mejor aún, hacer que estas fueran deslizantes, y eléctricas, de manera que pudieran abrirse al toque de un botón.
Pero lo mejor para entenderlo, sin duda, es que nos cuenten el funcionamiento de sus puertas Jeremy Clarkson y James May, que es precisamente lo que podemos ver en el vídeo sobre estas líneas, de la aparición del Peugeot 1007 en el programa Top Gear.
Pequeño, pero aprovechable
Con 3,7 metros de longitud, es exactamente tan largo o, mejor dicho, tan corto, como un Dacia Spring. Con estas dimensiones evidentemente no es, en términos absolutos, un coche amplio, pero sí versátil y holgado en términos relativos, concretamente en relación con sus dimensiones exteriores.
Dispone de un sistema de asientos traseros, dos para ser más concreto, deslizantes. Con dos asientos independientes es estrictamente, y por espacio a bordo, pero también imperativo legal, un cuatro plazas. Pero sus asientos traseros pueden deslizarse. En posición más retrasada, para disponer de espacio suficiente para dos adultos, con un maletero mínimo. O en una posición más adelantada, para dos niños en su sillita infantil (dispone de fijación ISOFIX), o sin pasajeros, en cuyo caso ya dispone de un maletero muy amplio para su tamaño (sobre todo alto y razonablemente ancho) de más de 350 litros de capacidad (un Dacia Sandero actual dispone de 328 litros de capacidad).
Para acceder a las plazas traseras, tanto un adulto, como para ajustar a un niño en su sillita infantil con comodidad, se requiere adelantar ligeramente los asientos delanteros, o abatir los respaldos.
¿Diésel sí o diésel no?
Siendo un coche de los tiempos del «diéselgustazo», lo normal es que la oferta que nos encontremos del Peugeot 1007 sea sobre todo diésel y sobre todo centrada en el motor 1.4 HDi de 68 CV de potencia, aunque se comercializó con un diésel de más de 100 CV. El de 68 CV es, como veremos a continuación, un motor con muchos pros y muchos contras.
Los diésel matriculados a partir de 2006 van a gozar en todos los casos de etiqueta B, como los gasolina más antiguos. Los gasolina – se comercializó con motores de 73 y 109 CV – a partir de 2007 ya disponen de etiqueta C, como cualquier coche moderno sin hibridación.
El Peugeot 1007 no fue un coche popular, sino más bien lo contrario. Y hubo razones de sobra para ello. De manera que la oferta de segunda mano que vamos a encontrar no va a ser inmensa y, como os contamos, la mayoría va a ser del motor 1.4 HDi de 68 CV de potencia, un motor que arrasó comercialmente en aquellos años y que podemos encontrar en los productos más populares de Citroën y Peugeot, pero también Ford.
Un diésel con etiqueta ambiental que es una roca
Cuando decimos que este motor es una roca, prácticamente irrompible, no exageramos. A nivel técnico no es complejo, especialmente en lo que concierne a los componentes que más problemas han propiciado en los motores modernos, el de los sistemas anticontaminación. Prescinde de filtro de partículas y su mantenimiento es sencillo, siendo muy duradero si respetamos los cambios de aceite cada 20.000 kilómetros y con distribución por correa, que en un coche como este lo normal es que se cambie por antigüedad, a los 10 años, que por kilometraje, a los 240.000 kilómetros según manual de servicio. En cualquier caso, y como puedes imaginar, la mano de obra y un kit de correa de distribución y bomba de agua es, además de una operación rutinaria, una tarea de precio razonable.
En aquella época, el Peugeot 1007 no pasó por nuestras manos, por lo tanto no disponemos de prueba para mostraros nuestras impresiones. De manera que os remitimos a las que publicaron nuestros colegas de KM77 en 2005, donde apuntaban a los mayores defectos de este motor, como su poca potencia, y empuje, lo que puede complicar su conducción en carretera y en maniobras como adelantamientos, especialmente si viajamos cargados.
Por mi experiencia con este motor en otros coches de la época, que es realmente holgada, no es un motor excesivamente ruidoso en comparación con otros diésel de aquellos años. Y en otros coches como Citroën C3 y Ford Fiesta, y asumiendo que es un motor poco potente, sí que era muy aprovechable y jugando con el cambio – por supuesto de cinco relaciones – sí que se podía exprimir lo suficiente para hacer que fuera más que razonable en carretera. En cualquier caso, es un coche que recomendaríamos ante todo para un uso urbano, y no para viajar constantemente por carretera.
Aún así, sus ventas no acompañaron
Pero el del Peugeot 1007, a pesar de todo lo contado en este artículo, fue un caso más de un sonoro fracaso. Sus ventas nunca acompañaron las expectativas que había creado. Tal vez por ser un coche, comparativamente respecto a otros modelos de su tamaño, bastante caro, a cambio de venir muy bien equipado de serie, con elementos que en sus alternativas como mucho eran opcionales (siete airbags, control de estabilidad, aire acondicionado o un ordenador de a bordo en la consola central). Pero eso es bueno de cara a comprarlo de segunda mano.
El Peugeot 1007 también tuvo una vida comercial muy corta. Se comercializó desde 2005 hasta 2009, con una actualización en el ecuador de su ciclo comercial, en 2007, en el que recibió un diésel de 109 CV de potencia, del que vamos a encontrar una oferta muy pequeña en coches de segunda mano.
Desde 2.000 euros podemos encontrar unidades, con bastante kilometraje. Si pasamos de los 3.000 euros ya veremos unidades con kilometrajes realmente razonables derivado, especialmente, al hecho de que se trate de un coche de concepción eminentemente urbana.
En cualquier caso, dada su antigüedad, sí que recomendamos comprobar que se ha sido riguroso con su mantenimiento. También la fecha del último cambio de correa de distribución que, como decíamos, lo normal no será que haya sido sustituida por kilometraje, sino por antigüedad.