Es el precio que piden en el especialista luxemburgués Art & Revs por este impoluto ejemplar de Peugeot 205 GTi. Está equipado con el motor «bueno» – el 1.9 de cuatro cilindros y 130 CV, no el modesto 1.6 – y además, acumula sólamente 14.700 km en su odómetro. Su precio aún se nos antojaría muy elevado… si desconocemos la peculiar historia que esconde. Este Peugeot 205 GTi no es un GTi cualquiera: el 205 GTi posiblemente más lento, pero más seguro jamás fabricado. Es con toda seguridad el único Peugeot 205 GTi blindado en existencia.
El peso es el enemigo de cualquier GTI de bolsillo. En los años 80 coches como el Opel Corsa GSi o el Peugeot 205 GTi se labraron una reputación dorada gracias a motores potentes, chasis extremadamente ágiles y pesos inferiores a los 900 kilos. El pequeño francés pesaba sólamente 875 kilos en su versión más potente, permitiendo un 0 a 100 km/h inferior a los 8 segundos, además de unas espectaculares recuperaciones. Solo a alguien preocupado por su seguridad se le ocurriría añadir media tonelada de blindaje a un coche así.
Este coche en concreto fue adquirido en 1990 por Bernard Arnault, entonces y actualmente presidente de un conglomerado francés llamado LVMH. Esta empresa es la dueña de Moët Chandon, Loius Vuitton y Hennessy, y es considerada la empresa más grande a nivel mundial de artículos de lujo – también poseen marcas como Bvlgari, TAG Heuer, Christian Dior o Loewe. Arnault, muy conocido en su país, quería un coche con el que poder moverse de forma anónima por París, sin requerir la presencia de un chófer. Para garantizar su seguridad, encargó que lo blindaran.
Para ello recurrió a Labbé, un especialista que desmontó el coche al completo, reforzando todos sus paneles y cristales. Su nivel de blindaje no es extremo – es un nivel 2 – pero soportaría disparos de armas cortas a la perfección. En Labbé también mejoraron frenos y suspensiones para soportar los 525 kilos que el coche había engordado. El interior del Peugeot tenía asientos deportivos de cuero y estaba equipado con dirección asistida y aire acondicionado, opciones que no se podían encargar juntas al fabricante. No se escatimó un solo franco en estas modificaciones.
Por lo demás, el coche retiene su aspecto de serie. Su pintura y llantas están en excelente estado. Tras usarlo a diario durante unos años, Arnault lo vendió en 2009 a un coleccionista, que ahora lo vende a través de un especialista en coches clásicos. Afirman que el coche funciona perfectamente y que a pesar de marcar 1.400 kilos en la báscula, se mueve con agilidad.