Si ya peináis alguna cana, seguro que recordáis la era dorada de los ciclomotores. No solo hablo de los maravillosos Vespino y Derbi Variant de los años ochenta, si no de los populares ciclomotores deportivos de principios de siglo. Yamaha Aerox, Piaggio Typhoon, Suzuki Katana… «trucadas» por sus propietarios, con escapes ruidosos y muchas modificaciones. Solo pensar en ello me llena de nostalgia, pero por fortuna, aun existen supervivientes de aquella época. No es barato, pero no existe un ciclomotor de 50 cc más icónico y nostálgico que este.
Peugeot Speedfight 50: un icono entre los ciclomotores
Hoy en día, los ciclomotores han dejado paso a las motos de 125 centímetros cúbicos, mucho más populares por la convalidación del permiso B. Sin embargo, es posible conducir un ciclomotor desde los 15 años con el permiso AM, son más baratos que las motos, y son muy económicos de mantener. Por su naturaleza, y su limitación normativa – en su estado de serie – a 45 km/h de velocidad punta, son motos de orientación exclusivamente urbana. La Peugeot Speedfight lleva décadas a la venta, y siempre se posicionó como uno de los ciclomotores más deportivos.
Fotos de la Peugeot Speedfight 50 4T
En su momento se vendía también con mecánica de dos tiempos, pero hoy en día, solo las Rieju MRT 50 SM ofrecen estas mecánicas en motos de calle. La actual Peugeot Speedfight se vende exclusivamente con una mecánica de cuatro tiempos y 50 centímetros cúbicos. Desarrolla 3 CV a 8.000 rpm y 3 Nm de par motor, transmitidos a la rueda trasera mediante un variador continuo y un embrague centrífugo. Es un mechero, con un consumo de 2,3 l/100 km. Su depósito de 8 litros nos permitirá hacer en torno a 250 km sin necesidad de pasar por la gasolinera.
La parte ciclo de esta moto refleja su carácter urbano, pero cuenta con elementos propios de otros segmentos. Un detalle curioso es el uso de una horquilla invertida de 32 mm en el eje delantero, con un único amortiguador hidráulico trasero. También llama la atención el uso de llantas de 13 pulgadas con neumáticos de 130 mm de sección. Esta medida garantiza una buena agilidad, pero también buena estabilidad y una correcta absorción de los baches. El disco de freno delantero tiene 215 mm de sección y detrás, lleva un freno de tambor.
Para las prestaciones de una scooter urbana y un peso en orden de marcha de solo 107 kilos, la realidad es que es más que suficiente. Al igual que sus rivales, carece de ABS o control de tracción. Un ciclomotor urbano tiene que ser práctico, y por tanto, cuenta con una toma USB bajo su instrumentación LCD. Además, hay una toma de corriente bajo el asiento, donde nos entrará al menos un casco – el espacio se comparte con el depósito de combustible. Pero sin duda alguna, donde la Peugeot Speedfight 50 4T da el do de pecho es en lo tocante a su diseño.
Esta scooter entra por los ojos, con un esquema de doble lupa en sus faros, muchos ángulos y una estética afilada, cargada de tomas de aire. La Speedfight está también disponible en versiones Sportline y Motul Edition, estando estas dos últimas adornadas con protecciones metálicas para los pies y detalles cromados en la carrocería. La versión Motul Edition parece sacada directamente de las carreras, con una librea de tonos rojos, detalles racing en las ruedas y el logotipo del fabricante de lubricantes. Si tuviera 15 años y las normas fueran tan permisivas como lo eran…
No obstante, a la hora de pasar por caja, Peugeot se cobra el estatus icónico de su ciclomotor. La Peugeot Speedfight 50 4T estándar cuesta 2.820 euros, mientras que las Sportline ya ascienden a 2.920 euros. Si queremos una Motul Edition, nos quedaremos en 2.970 euros, a solo 30 euros de los «tres kilos». Es un precio elevado, sobre todo si tenemos en cuenta que existen opciones mucho más baratas incluso en la propia gama de Peugeot, tanto en 50, como en 125 centímetros cúbicos. Pero claro, ninguna de ellas tiene tanto caché.
Fotos de la Peugeot Speedfight 50 4T
