Una de las quejas más habituales que tenemos en los coches modernos es su acusada falta de visibilidad. Esto queda demostrado cuando conducimos un coche clásico o un coche entrado en años, con sus formas cuadriculadas y grandes superficies acristaladas. Los coches modernos – y especialmente, los SUV – son todo chapa. Nos hacen sentir protegidos en su interior, pero ciertas maniobras tenemos que relegarlas a sensores o cámaras. Polestar va un paso más allá, y en la versión de producción de su berlina inaugura una peligrosa moda de diseño.
Y esa moda de diseño es la completa ausencia de un cristal trasero. Siendo honestos, la marca sueca ya nos lo había anticipado en el Polestar Precept conceptual, pero un servidor pensó que sería algo que no trascendería de la fase de prototipo. Sin embargo, tengo que reconocer que me equivoqué. Las recreaciones por ordenador del Polestar 5, recogidas por la European Union Intellectual Property Office (EUIPO) – el organismo regulador de la propiedad intelectual en Europa – demuestran que el coche de producción no tendrá cristal trasero.
Polestar afirmaba que esta berlina estará construida de una forma innovadora, usando paneles de aluminio adheridos con un fortísimo pegamento industrial. Una técnica que estrenó Lotus hace no demasiados años, y que nunca había sido usada a gran escala en el monocasco de un coche de producción de las dimensiones y el calado del Polestar 5. Gracias a esta técnica de construcción, se logra una mayor rigidez torsional y se aligera el peso del conjunto. No obstante, esos beneficios son parcialmente anulados por el enorme techo acristalado.
Como es lógico, no podremos ver hacia atrás por el espejo retrovisor central, pero su función será reemplazada por una pantalla con imágenes de una cámara montada en la zaga. Es una solución aceptable y cada vez más común en muchos coches de visibilidad comprometida. Pero no es una solución perfecta: puede dejar de funcionar – al contrario que un espejo – y además de ensuciarse, puede ser cegada por el sol, o funcionar de forma imperfecta en ciertas condiciones meteorológicas. Pero esta no es, ni mucho menos, mi principal queja.
Mi principal queja es que sienta un precedente peligroso. Da carta blanca al resto de fabricantes para incorporar soluciones similares en otros vehículos. Algo me dice que no tardaremos en ver SUV y crossover sin cristal trasero, cuya inspiración haya sido, muy posiblemente, este Polestar 5. Espero equivocarme, pero parece que la ausencia de cristal trasero pronto podría engrosar nuestras listas de modas de diseño poco deseables. Por lo demás, lo cierto es que nada tengo que objetar del espectacular Polestar 5.
Es muy parecido al prototipo, tiene una forma escultural y vanguardista, y presume de un lenguaje de diseño francamente atractivo, especialmente en lo tocante a su zaga. No llegará a las calles hasta el año 2024, o incluso el año 2025, pero anticipamos que este buque insignia 100% eléctrico será capaz de romper cuellos allá por donde pase.