La noticia se supo en otoño de 2022. No obstante, el trágico momento ha llegado. En verano de 2023 y más concretamente a finales de este mismo mes, el modelo más pequeño que Ford vende en la actualidad dejará de fabricarse en Alemania. Se trata del Fiesta, un vehículo con casi 50 años de historia y siete generaciones de producto que, pese a pertenecer a una marca extranjera, ha gozado de mucho éxito en Europa. De hecho, ha sabido adaptarse a las necesidades del consumidor en este continente incluso mejor que algunas firmas nacidas a este lado del Atlántico.
El sustituto del turismo utilitario en cuestión, cuya última versión de alto rendimiento ST ya no se comercializaba desde hacía un tiempo, será un SUV 100% eléctrico que probablemente corresponda a la variante BEV del Ford Puma actual o de su inminente evolución. Ford acaba así con el legado de un automóvil práctico, versátil y económicamente accesible al que España le debe mucho. Sin embargo, no es el único coche que la empresa norteamericana va a descatalogar este año. Esta primavera también cesó la construcción de los Galaxy y S-Max, dos monovolúmenes emparentados aunque con un posicionamiento diferenciado. La berlina Mondeo se despidió en 2022.
Se acabó la “Fiesta”: un breve repaso a la “biografía” del Ford para los jóvenes de cuerpo y también de espíritu
Ford Fiesta
En 1972, Ford quería penetrar con fuerza en Europa atacando un segmento del mercado modesto, allá donde los coches compactos de aquel entonces (alrededor de 3,5 metros de longitud) se peleaban por conquistar los bolsillos de los consumidores menos pudientes. Con la crisis del petróleo del 73, el proyecto Bobcat que ya había iniciado la compañía del óvalo azul tuvo que virar hacia un concepto de vehículo que, además, fuese altamente eficiente. No fue hasta tres primaveras después cuando los primeros Fiesta saldrían de las plantas de Saarlouis (Alemania), Dagenham (Reino Unido) y Almussafes (España).
Se cree que el nombre de este modelo, escogido personalmente por el presidente de la corporación en aquellos tiempos, Henry Ford II, tenía una asociación directa con la oferta de ocio de nuestro país y con el tipo de cliente al que iba dirigido, sobre todo jovial. De paso, esa denominación tan peculiar también celebraba (“festejaba”) el nuevo vínculo entre la multinacional y la península a través de la recién estrenada fábrica valenciana.
Durante prácticamente medio siglo (han pasado 47 años), el Fiesta fue evolucionando a través de versiones deportivas tan icónicas como la XR2 de 1981 o la RS Turbo de 1990. Algunas de sus unidades, de las que se han ensamblado casi una veintena de millones, han participado, previas modificaciones técnicas, en el mundo de la competición. Otras, que son la inmensa mayoría, sencillamente han contribuido a democratizar el automóvil privado en el Viejo Continente gracias a su filosofía de producto asequible con tracción delantera y diseño atractivo.
Este utilitario se ha caracterizado desde su nacimiento por uno de los mejores chasis de su categoría, lo que le ha convertido en un turismo divertido, y por una relación entre calidad y precio extraordinaria, lo que ha valido un reconocimiento tanto nacional (fue elegido Coche del Año en España en 1990) como universal (pues también ha llegado puntualmente a Sudamérica y Asia). No sabes cuánto te echaremos de menos, “Forfi”.