Probablemente te hayan llamado la atención una serie de bigotes en el neumático, pelos de minúsculo tamaño que se encuentran repartidos por la superficie de los neumáticos, tanto en su banda de rodadura como en los flancos. Es posible también que hayas oído que estas hebras tienen alguna función relacionada con la indicación de desgaste de las ruedas, con la optimización de su aerodinámica o con la disminución del ruido. Nada más lejos de la realidad, puesto que carecen de propósito alguno una vez que los neumáticos han sido fabricados, aunque su presencia sí puede indicarte que un neumático no ha sido usado todavía.
Así pues, ¿por qué están ahí? La causa de que un neumático nuevo cuente con estos pequeños pelos hay que buscarla en su proceso de fabricación. Son resultado de su producción mediante el moldeo por inyección y, de no existir, el neumático fabricado podría contar con problemas estructurales.
Como decimos, para dar lugar a estos productos, los fabricantes de neumáticos introducen el caucho seleccionado para cada compuesto en un molde a presión. Este proceso, con el aumento de presión y temperatura, hace que este material pase a un estado líquido. En el contorno de estos moldes se ubican una serie de pequeños agujeros, los cuales posibilitan la salida de todo el aire de su interior, para que así esta goma pueda ocupar todo el espacio y adquirir las formas elegidas por cada marca para su banda de rodadura, además de los pertinentes marcados en sus flancos.
A través de estos pequeños orificios, por supuesto, también se escapa una parte del caucho introducido a medida que va empujando el aire hacia el exterior. De ahí viene su nombre en inglés, vent spews, que hace referencia a que son consecuencia de que se hayan «escupido» todas las burbujas de aire, que de otro modo permanecerían en el interior del molde. Esta mínima cantidad de material termina adquiriendo esta forma de pequeños pelos al endurecerse y tras el proceso de vulcanizado al que se someten posteriormente. Al retirarlos del molde una vez terminados, estas hebras permanecen adheridas a su superficie, y de este modo nos las encontramos en nuestros nuevos neumáticos cuando los adquirimos.
Como decíamos al inicio, carecen de función alguna cuando circulamos con nuestros vehículos y tampoco perjudican de ningún modo su rendimiento. Sin embargo, de no existir, y a falta de que se desarrolle otro método para su fabricación, los neumáticos podrían contar con pequeñas burbujas de aire en su interior, las cuales comprometerían su seguridad. Así, son útiles a efectos de realizar un control de calidad visual de cada neumático, aunque a día de hoy los fabricantes cuentan con otros sistemas más modernos y sofisticados para constatar que sus productos carecen de defectos de fabricación.
Retirarlos o no es una cuestión de elección personal, que puede estar motivada por considerar su presencia antiestética de alguna manera, aunque esta siempre será una cuestión subjetiva. De hecho, algunas marcas de gama alta prefieren eliminarlos antes de proceder a su venta, sobre todo los que están presentes en su banda de rodadura. En caso de que quieras hacerlo tú mismo, porque te parezcan feos o ya no sepas a qué actividad recurrir para reducir tus niveles de estrés, has de hacerlo con cuidado. Puedes eliminarlos tirando con tus propias manos, que sería lo más recomendable para evitar cualquier tipo de daño al neumático al emplear un objeto cortante, que podría obligarte a sustituirlo o, aunque el daño no sea de mucha importancia, traerte problemas para superar la ITV.