La Dirección General de Tráfico quiere acabar con las aplicaciones que avisan de controles de alcoholemia y radares, para ello, habitualmente, emplean campañas publicitarias de otros países en los que se recuerda que estos controles también pueden permitir identificar a otro tipo de delincuentes. El gran problema está en que técnica y legalmente no es ni mucho menos sencillo controlar la información que comparten los usuarios en redes colaborativas y aplicaciones como SocialDrive. De ahí que, de momento, tenga que apelarse a las consecuencias que pueden tener estos avisos y a las razones por las que no deberías compartir la localización de los controles de tráfico.
Por qué no deberías utilizar avisadores de controles de tráfico
Según El Español, aún se estaría investigando cómo estas aplicaciones pudieron contribuir a que una conductora en mayo de 2017 esquivara varios controles de alcoholemia de Tráfico, después de haber salido de fiesta y haber cogido su coche bajo los efectos del alcohol, y acabara atropellando a un pelotón de ciclistas en Gandía.
El atropello se saldó con dos de los ciclistas fallecidos.
El problema, insistimos, está en las limitaciones técnicas y legales que pueden existir para regular este tipo de aplicaciones. De hecho, aplicaciones como SocialDrive o Waze sirven para algo más que avisar de controles de alcoholemia y radares, y también pueden contribuir a la seguridad, por ejemplo mediante los avisos de accidentes, coches averiados, congestión del tráfico, y otras incidencias en la carretera, que comparte la comunidad. Por otro lado, cualquier canal de chat, incluido Whatsapp, es susceptible de ser utilizado para compartir la posición de los radares.
No parece que en el corto plazo vaya a ponerse una solución a este problema, pero sí merece la pena recordar casos como este, y otros muchos que se han dado en el pasado, para que los conductores se lo piensen dos veces antes de compartir la posición de un control policial o la Guardia Civil en una aplicación.
El año pasado, sin ir más lejos, un control rutinario de la Guardia Civil de Tráfico servía para detener a dos hombres que circulaban con un cadáver en el maletero y que de haber utilizado estas aplicaciones, quizás, podrían haberse librado.