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Por qué Donald Trump y cualquier Presidente de los Estados Unidos tienen prohibido conducir: no es libre de conducir su coche ni el hombre más poderoso del mundo

Cada vez estoy más convencido de que vivimos en una simulación. Escenas que hace nada nos hubieran parecido dignas del guión de una comedia, o la más retorcida distopía, se han convertido en algo de lo más habitual en los noticiarios.

«La mala noticia es que no se me permite conducirlo»: Donald Trump

Ayer mismo, Donald Trump aparecía en la Casa Blanca junto a Elon Musk, el hijo de este, y el nuevo Tesla que acaba de comprarse el 47º Presidente de los Estados Unidos, como una inesperada acción para tratar de defender a esta marca de eléctricos, sometida en las últimas semanas a diferentes ataques, e incluso actos vandálicos.

«La mala noticia es que no se me permite conducirlo», apuntaba Donald a los medios acreditados, «no he conducido un coche en mucho tiempo y me encanta conducir», explicando que este Tesla se quedará en el recinto de la Casa Blanca para prestar servicio a su equipo. Ahora bien, ¿por qué no se le permite conducirlo? ¿Por qué el Presidente de los Estados Unidos tiene prohibido conducir?

Del Joe Biden petrolhead a Trump y su Tesla

Pensémoslo bien. ¿Quién querría conducir cuando te pueden llevar a todas partes en un enorme coche blindado, como The Beast, o en un Boeing solo para ti y tu equipo, el Air Force One?

A Joe Biden le encantaba conducir. Y lo hizo. Aún como Vicepresidente, durante el último mandato de Barack Obama. Lo hizo para el programa de Jay Leno, en su flamante Corvette Stingray de 1967, reconociendo que era la tercera vez que lo conducía en siete años, los mismos que había servido en la vicepresidencia. Y es que hete aquí otro dato interesante. El Vicepresidente de los Estados Unidos tampoco puede conducir. De ahí que se dispusiera para la ocasión de una pista específica en las instalaciones del Servicio Secreto, que hizo una rarísima excepción para satisfacerlo, en Washington D.C.

No podemos reprochárselo. Joe no pudo resistirse a salir conduciendo su flamante Corvette quemando rueda. Tampoco pudo resistirse a ponerlo a 212 km/h, en otra ocasión más reciente, de nuevo gracias a que el Servicio Secreto le permitió la excepción en una pista cerrada, tal y como reconoció en una entrevista concedida a Conan O’Brien (Road and Track).

La tragedia de Kennedy y las escapadas de Lyndon B. Johnson

Efectivamente, el Presidente de los Estados Unidos tiene prohibido conducir. O, para ser más exactos, el Presidente de los Estados Unidos no está sujeto a una prohibición expresa de conducir, pero sí a una combinación de leyes federales y protocolos del Servicio Secreto que hacen que, de facto, tenga prohibido conducir. Prohibición que se extiende a los expresidentes, de nuevo por esos mismos protocolos y la protección de por vida que ofrece el Servicio Secreto a sus mandatarios.

Los sucesos que acabaron con la vida de John F. Kennedy en Dallas en el 63 propiciaron una mayor rigidez en los protocolos de protección, así como en la seguridad de los vehículos empleados en los desplazamientos. Que hacen que el Presidente solo pueda desplazarse bajo unas medidas de seguridad muy concretas, en vehículos con un alto grado de protección mediante blindajes y conductores especialmente entrenados para realizar maniobras evasivas.

Conductores avezados que han de superar unas pruebas tan complicadas que incluso la mitad de los agentes que se enfrentan al entrenamiento, ya de por sí preparados y entrenados para este tipo de misiones, no superan la prueba final que les habilita para hacer de chófer del Presidente.

El último Presidente – que se sepa – que pudo conducir su coche

La conmoción causada por los ataques a Kennedy provocaría que se endurecieran todos los protocolos de vigilancia y protección del Presidente, haciendo que el hecho de que este pudiera conducir un coche fuera técnicamente inviable. Aún así, su sucesor, Lyndon B. Johnson, consiguió de alguna forma evadir estos protocolos, desatando todo un escándalo y la atención de los medios cuando trascendió que en uno de sus paseos había sido interceptado excediendo la velocidad cerca de la residencia presidencial de Camp David y que en alguna ocasión habría llegado incluso a poner en peligro a otros conductores, provocando que otro vehículo se saliera de la carretera (New York Times).

Johnson sería el último Presidente de los Estados Unidos – del que al menos exista constancia oficial – que habría conducido en carreteras públicas, y no en entornos controlados, cerrados, y protegidos por el Servicio Secreto.

Pero incluso en condiciones controladas y en entornos cerrados y protegidos, ver a un Presidente de los Estados Unidos conduciendo es un hecho anecdótico. Tan anecdótico que prácticamente todas las ocasiones en las que ha sucedido desde los años sesenta las estás contemplando en este artículo.

Bush en su rancho, Obama en un coche ecológico

George W. Bush también fue visto conduciendo su pick-up en el rancho de Texas. De nuevo para el programa de Jay Leno.

Por último, Barack Obama también llegó a reconocer ante Jay Leno una ligera maldad, que con total seguridad traería de cabeza al Servicio Secreto. Durante una visita de un amigo a la Casa Blanca, que conducía un Chevrolet Volt, Barack decidió ponerse al volante de este coche en las carreteras que dan acceso a la residencia presidencial, ni corto ni perezoso. Lo que provocó que la seguridad de la Casa Blanca bloquease de inmediato las salidas y los accesos para evitar que ningún coche saliera del recinto.

Y después de contaros esta historia solo puedo hacerme una pregunta, ¿qué pensarían los estadounidenses si conocieran todas las leyendas – que probablemente solo sean eso, leyendas – que narran las historias de un monarca español con su motocicleta ayudando a conductores que han parado en el arcén por haber sufrido una avería en su coche?

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David Villarreal

En 2007 comenzaba su andadura en los medios en internet y en el mundo del motor. Dos años después David se unía a uno de los proyectos incipientes de la prensa del motor, el de Diariomotor. Seguir leyendo...

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