Mucha gente tiene «alergia» a los coches con alto kilometraje. Hasta cierto punto les puedo entender, ya que la vida útil de un coche no es infinita, y a mayor kilometraje, existe una mayor propensión a que ciertos elementos del coche puedan fallar o averiarse. Sin embargo, esa «alergia» está muchas veces infundada y sustentada por mitos de barra de bar. Uno de esos mitos es que los deportivos son coches frágiles y mecánicamente delicados. Si alguien te dice que un deportivo es un coche frágil, enséñales este Porsche 911 Turbo con 1,1 millones de km.
El coche en cuestión es un Porsche 911 de la generación 996, correspondiente al lavado de cara. Es decir, un coche con unos 20 años a sus espaldas. En estos momentos, el coche tiene la friolera de 1.089.290 kilómetros en su odómetro. Este kilometraje es más propio de un vehículo industrial pesado o un autobús. Y sin embargo, es del que presume un 911 que no solo se usa como coche de diario, si no que entra habitualmente en circuito. El coche en cuestión pertenece a Tom Thalmann, y vive en Nueva Inglaterra – concretamente en Rhode Island, Estados Unidos.
Porsche 911
Thalmann es su primer propietario, y lo adquirió en el concesionario oficial de Warwick en febrero de 2003. En su momento, pagó una auténtica fortuna: 160.110 dólares, incluyendo más de 40.000 dólares en elementos opcionales. Ajustando a la inflación, y al actual tipo de cambio, hablamos de más de 250.000 euros. El coche es usado a diario por su dueño, que lo usa para ir a su trabajo en Boston, además de asistir con cierta regularidad a trackdays, donde usa el coche para lo que fue diseñado.
El coche tiene un motor 3.6 Mezger, un bóxer de seis cilindros turboalimentado hasta los 420 CV. Tiene tracción total y un cambio manual de seis relaciones. La tracción total le ha venido fantásticamente a su propietario, que lo usa en invierno, con las habituales nevadas de la zona, calzado con neumáticos de invierno. ¿Y cuál es el secreto para que este coche haya llegado hasta los 1,1 millones de kilómetros? Mantenimiento preventivo, exhaustivo y muy rutinario. Por ejemplo, los cambios de aceite los hace cada 8.000 km, en vez de los 25.000 km indicados por Porsche.
Una de las mayores «averías» implicó cambiar la transmisión del vehículo. Se aprovechó para cambiar el embrague, algo que solo ocurrió una vez. Cuando el coche superó los 600.000 km, Thalmann lo llevó a un especialista de la zona en Porsche para comprobar la salud del motor. Todas las tolerancias de sus componentes internos estaban aun en especificaciones de fábrica o ligeramente desviadas, y los rodamientos del cigüeñal apenas estaban marcados. Con todo, se decidió reconstruir el motor, de forma preventiva – incluso innecesaria.
El motor habría aguantado el tipo mucho más tiempo, pero decidieron curarse en salud. Se reconstruyeron sus culatas, se instalaron nuevos pistones, válvulas… incluso se reemplazó el turbocompresor. Desde entonces, el motor ha cubierto más de medio millón de kilómetros con una completa fiabilidad. Su propietario no planea jubilar su coche, ni venderlo nunca. Aunque no recorre tantos kilómetros desde la pandemia, sigue siendo su vehículo de diario. Un «frágil» y «delicado» coche deportivo con 1,1 millones de kilómetros.