Durante estos días está teniendo lugar el SEMA Show en Las Vegas, uno de los más importantes salones de tuning a nivel mundial. Aunque su era álgida ya pasó, sigue siendo un lugar interesante para muchos preparadores, que exhiben sus trabajos mas punteros en el certamen. Es el caso de Eneos y DevSpeed Motorsport. Han creado un Porsche 911 GT3 muy especial, pero con potencial para escandalizar a muchos puristas, además de crear muchísima polémica. Este es el tipo de proyectos que me gustan. Acompañadme, que os lo enseño.
Porsche 911
Todo comenzó con un Porsche 911 GT3 accidentado. Un 997 que compró Faruk Kugay, corredor especializado en drifting. El coche en cuestión era poco más que una carcasa y no tenía motor, convirtiéndose en el perfecto «lienzo» en blanco para lo que Eneos y DevSpeed tenían en mente. El componente sacrílego en cuestión es el nuevo motor de este Porsche 911. Es un motor bóxer, pero tiene cuatro cilindros y procede de un Subaru Impreza WRX STI del año 2008. Ahora ya no solo tenemos enfadados a los puristas de Porsche, también a los de Subaru.
El EJ25 recibió un nuevo turbocompresor BorgWarner EFR 7064-C, un intercooler Vibrant Vertical Flow, árboles de levas Brian Crower 280, inyectores Deatschwerks, un sistema de alimentación de combustible de Nuke Performance y una línea de escape completamente nueva. El resultado es un motor con nada menos que 550 CV de potencia, 135 CV más que los 415 CV que desarrollaba el 997 GT3 cuando fue lanzado al mercado. Además, este motor de cuatro cilindros es nada menos que 77 kilos más ligero que el 3.6 bóxer atmosférico de origen.
La caja de cambios de seis relaciones también es de origen Subaru, y sus desarrollos y varillaje han sido especialmente adaptados al Porsche 911. La potencia se transmite exclusivamente al eje trasero – otra ofensa más para los «subaristas». A nivel de chasis, es un coche orientado a un uso extremo en circuito. Este engendro monta el equipo de frenado original del 911 GT3, pero equipa una suspensión roscada de BC Racing, componentes de chasis procedentes de un Porsche 911 Cup, además de barras antivuelco en el habitáculo.
El tren de rodaje consta de unas espectaculares llantas Rotiform 917 en 19 pulgadas, calzadas con neumáticos Toyo Proxes R888R, en medidas 265/35 R19 en el eje delantero y 345/30 R19 en el trasero. El kit de carrocería lo fabrica VAD Design e imita a un Porsche 911 GT3R de competición. Está tremendamente ensanchado e incluso hay huecos que dejan parte de las ruedas expuestas. Este kit tiene un techo de fibra de carbono, rejillas de ventilación en las aletas delanteras y componentes aerodinámicos de este material, pero prescinde del alerón.
Los faros han sido suprimidos por cubiertas de fibra de carbono y el interior se ha destripado al máximo, con protagonismo solo unos baquets firmados por Tillet. Curiosamente, parte del motor está al aire – hay que demostrar que su origen no es Porsche – y su carrocería está pintada en tonos azules y amarillos, de nuevo, en un claro guiño a la división de competición de Subaru. Este coche puede ser un sacrilegio, pero está hecho con mucha atención al detalle y su rendimiento está fuera de toda cuestión.