“Para satisfacer las necesidades de Asia, Porsche está ampliando su capacidad mundial de ingeniería y producción.” Así comienza nota de prensa con la que la firma de Stuttgart comunicaba el pasado lunes la apertura de un centro de I+D en Shanghái, así como la de una pequeña fábrica en Malasia, dos proyectos que conforman la punta de la lanza de la estrategia de los alemanes en el continente asiático, dejando claro que la relación Porsche-Asia sólo puede ir a más, siendo China gran parte de ese Asia.
De hecho, China se ha convertido por sexto año consecutivo en el mercado con mayores ventas para Porsche, y según ha explicado el propio Oliver Blume (Presidente del Consejo de Dirección), parte de las funciones de ese centro de desarrollo e ingeniería es detectar las peculiaridades y gustos del mercado chino para incorporar esas característica en la gama Porsche para no perder este tren tan importante.
Así pues, este centro de investigación se sumaría a los cuatro con los que ya cuenta la compañía y que se sitúan en lugares con las más variopintas condiciones climáticas: los lagos helados de Arjeplog (norte de Suecia), Johannesburgo (Sudáfrica), California (EE.UU.) y la central de Weissach (Alemania).
La fábrica de Malasia se encargará de ensamblar los modelos para el mercado local
Asimismo, Porsche también pretende ubicar un centro de montaje en Malasia con el apoyo del importador de la marca Sime Darby Berhab, de forma que estas instalaciones no son una fábrica al uso, sino que reciben todos los componentes necesarios para ensamblar un coche.
Con ello Porsche abastecerá la demanda del país malayo satisfaciendo las especificaciones de ese mercado en cuanto a modificaciones técnicas requeridas, el cual se caracteriza por la proliferación de aficionados a la marca y por haber experimentado un crecimiento del 9 %.
No obstante, y aunque Porsche no lo ha detallado en el comunicado, lo más probable es que los modelos allí ensamblados sean el Porsche Macan y Porsche Cayenne, dos SUV de lujo que conforman el grueso de las ventas, conservando así el 911 su sello “made in Germany.”
De esta forma podemos hablar de la primera fábrica de Porsche como tal fuera de Alemania, pues aunque recientemente otros Porsche han salido de líneas de montaje situadas fuera de las fronteras del país germano, se trataban de fabricaciones subcontratadas a especialistas como Magna o colaboraciones con la marca matriz en el caso del Cayenne construido en Bratislava (Eslovaquia) junto a sus primos los Audi Q7 y Volkswagen Touareg.
Por tanto, estamos ante una caso más que confirma la paradójica situación que vivimos, en la cual los países del continente asiático están dejando de ser vistos como mercados donde comercializar coches low cost a ser los principales clientes de marcas de lujo como Porsche, Bentley, Lamborghini y compañía.