Hablar del Porsche Carrera GT es hablar de uno de los grandes iconos de la historia del automóvil. El superdeportivo lanzado por Porsche en 2003 supuso toda una revolución por el uso de las técnicas, diseños y tecnologías más avanzadas del momento, muchas de ellas derivadas directamente de la competición o la aeronáutica. Sin embargo, en este escaparate tecnológico que era el Carrera GT, había un elemento sumamente curioso, pues el pomo de su caja de cambios era un sencilla esfera de madera que hasta cierto punto desentonaba con la filosofía de este superdeportivo. ¿Quieres saber cuál es su curiosa razón de ser?
Como decíamos, el desarrollo del Porsche Carrera GT se llevó a cabo con la intención de crear una máquina que aglutinase los mayores avances de la marca. Es por ello por lo que hacia uso intensivo de fibra de carbono para dar vida a su chasis y su carrocería, empleaba un motor 5.7 V10 atmosférico de nada menos que 612 CV a 8.000 rpm, instalaba frenos carbocerámicos e incluso se atrevía con la aerodinámica activa instalando un alerón trasero móvil capaz de pegar al suelo al Carrera GT cuando se disponía a alcanzar su velocidad máxima, nada menos que 330 Km/h.
Y si bien su interior era una oda a la deportividad, pero también al lujo como bien demostrababan los múltiples tapizados en piel de primera calidad, el punto más llamativo de este interior estaba en el pomo de madera de la caja de cambios manual de 6 relaciones, esa con la que gobernábamos los 10 cilindros de este superdeportivo. ¿Por qué usar madera en un coche donde abundan la fibra de carbono, el aluminio o la piel?
Se trata de un curioso guiño que los diseñadores del Carrera GT quisieron hacer al pasado de Porsche en competición. Resulta que durante una de las épocas más laureadas de Porsche en resistencia, esa que tiene al mítico 917 como protagonista, los pilotos se quejaban del intenso calor que desprendía el pomo de la caja de cambios del 917, un pomo fabricado en aluminio y que estaba conectado directamente a la transmisión. Si las altas temperaturas en un coche de carreras moderno son un problema, imaginaos lo que podía ser en el año 1969.
Los ingenieros de Porsche tomaron nota de la queja, apostando por una solución tan sencilla como efectiva, que no fue otra que tallar un pomo en madera de balsa. El uso de este material no sólo permitó aislar el calor del cambio, sino que además permitía reducir el peso de este componente. Y esta es la razón por la que el Porsche Carrera GT rinde homenaje a esta curiosidad histórica, coronando su transmisión con un pomo fabricado en madera de abedul y fresno. Como complemento a esta anécdota, también es cierto que, para los menos nostálgicos, durante la fabricación de las 1.270 unidades del Carrera GT Porsche también ofreció la posibilidad de instalar un pomo de fibra de carbono, sin embargo fueron muy pocos los que optaron por ese acabado.
Fotos: RM Sotheby’s