Una entrevista no tiene ningún sentido si el entrevistador no es imparcial y totalmente ajeno al entrevistado. Por otro lado, el entrevistado ha de estar dispuesto a responder lo que el periodista pida de él. Dicho lo cual, nos costaría mucho definir como entrevista una de las publicaciones que hacía Porsche en su portal de noticias estos días (la puedes leer aquí). Y yo preferiría llamarlo una nota de prensa en formato «pregunta y respuesta». Lo que no quita que Lutz Meschke, uno de los miembros del consejo de Porsche, y de los hombres que más sabe acerca de la estrategia que seguirá la marca, nos haya contado algunos temas interesantes. Porsche imagina a sus coches autónomos con una función Mark Webber, que haría que sus coches funcionen en modo autónomo y sean tan rápidos en un circuito como Nürburgring como un piloto de la talla del australiano, o incluso de Walter Röhrl. ¿Pero para qué querrías que tu coche circulase solo haciendo vueltas rápidas en circuito?
La idea que persigue Porsche es la de hacer que sus clientes sean mejores pilotos. La tecnología ha conseguido que los últimos Porsche que hemos probado nos permitan ir cada vez más rápido, no solo a los mandos de sus deportivos más radicales, y de las versiones más potentes del Porsche 911, sino incluso conduciendo su nuevo todocamino, la última generación del Porsche Cayenne.
Porsche imagina cómo la conducción autónoma podría hacer que sus deportivos rodasen a un ritmo casi perfecto, como lo haría Mark Webber o Walter Röhrl, imitando todos los movimientos, cada cambio de marcha, el punto perfecto para frenar, cada curva.
De esta forma sus clientes más tarde podrían tomar los mandos – porque Porsche no se plantea crear coches sin volante – y replicar los movimientos de su piloto favorito, contando con asistencias que le ayuden a maximizar su rendimiento, y evolucionando desde un 40% de la velocidad del piloto, hasta pasar al 50%, al 60%, y rodar en ritmos cada vez más próximos a los de un piloto profesional.
Lo creas o no, esta tecnología, lejos de ser una idea descabellada y de ciencia ficción, bien podría estar más cerca de comercializarse que un coche autónomo capaz de circular entre el tráfico sin conductor, donde tendría que enfrentarse a muchos imprevistos, ser capaz de resolverlos en tiempo real, o incluso a una legislación que se lo permita. Porsche ya incluye asistentes de conducción en su aplicación Porsche Track Precision.
Audi, por ejemplo, ya ha probado sus primeros coches autónomos enfocados a marcar tiempos en circuito. Jaguar ha explorado soluciones parecidas mediante grabación de vueltas rápidas y realidad aumentada.
Porsche nos contaba que la tecnología del coche autónomo llegará efectivamente a sus coches, aunque estos seguirán contando con volante y ofreciendo, en todos los casos, la posibilidad de conducir a sus clientes.
Eso no implica que la conducción autónoma tenga que estar reñida con la diversión y la deportividad. Ni tampoco que esa tecnología se aplique en todos sus coches de la misma forma. De hecho, Porsche imagina que estas tecnologías en un futuro se integrarán a la medida de cada modelo. Quizás sea muy interesante un Porsche Cayenne que nos permita irnos de vacaciones sin conducir, mientras que en un Porsche 911 sería más interesante contar con soluciones autónomas para aprender a rodar rápido en un circuito, o la capacidad de llegar a la puerta de un restaurante y que nuestro coche sea capaz de aparcarse solo, sin nuestra intervención.