Aunque el primer coche eléctrico de Porsche ha sido el Taycan, que con sus 761 CV ofrece prestaciones a la altura de los mejores superdeportivos, lo cierto es que el primer deportivo eléctrico de Porsche será la próxima generación de los 718 Cayman y Boxster. Este salto total a la electrificación ya ha sido confirmado, dando vida a una nueva gama 718 que nada tendrá que ver con sus antecesores y que verá la luz en 2025.
Tras el primer paso dado por Porsche en materia de electrificación de la mano del Taycan, el siguiente desafío será la nueva generación del Macan totalmente eléctrica. Sin embargo, los más petrolheads tenemos la mirada puesta en otro proyecto de la marca, un proyecto que habla de reinventar por completo el más pequeño de la gama Porsche de cara a su quinta generación, la segunda si tenemos en cuenta el cambio de denominación adoptado en 2016 con la numeración 718.
Porsche 718 Boxster
Diseñado para volver a dar vida tanto a versiones Boxster como Cayman, Porsche está desarrollando estos coches a partir de la nueva plataforma modular PPE. Con el uso de esta plataforma ya hablamos de un cambio importante, pues por primera vez ambos modelos compartirán base y algunos componentes con otros modelos del grupo fabricados por Audi, Bentley e incluso Lamborghini. Hemos de tener en cuenta que la plataforma PPE es la base sobre la que el grupo Volkswagen pretende electrificar a todas sus marcas premium y de lujo, siendo Porsche la primera en diseñar un vehículo deportivo a partir de ella.
Las especificaciones técnicas y el diseño de la nueva generación 718 son aún un misterio, sin embargo la firma alemana ya nos adelantó las claves de esta renovación a través del prototipo Mission R. Aunque este modelo fue presentado como un ejercicio conceptual sobre la visión de la marca en materia de competición y en clave eléctrica, mucho de este coche ya adelanta cómo pretende Porsche dar vida a sus nuevos 718.
Para empezar nos encontramos con una configuración de doble motor eléctrico capaz de desarrollar la friolera de 1.073 CV, estando alimentados por una batería de hasta 85 kWh situada bajo el piso del habitáculo, pero lo mejor de todo es el hecho de que Porsche habría conseguido ajustar el peso final hasta los 1.500 Kg, lo cual sería una grata sorpresa teniendo en cuenta los problemas de sobrepeso que acarrean siempre los eléctricos y que un Cayman GT4 homologa 1.420 Kg con menos de la mitad de potencia.
