Desde el 1 de septiembre tenemos – oficialmente – una nueva metodología para la homologación de consumos, basado en un ciclo de laboratorio más realista (WLTP) y en conducción real (RDE). Ahora bien, asumimos que estos nuevos consumos, en tanto realistas, serán más altos que los que ahora nos ofrecía el ciclo de emisiones NEDC. Si el consumo es más alto, necesariamente también lo serán las emisiones de CO2 homologadas. Y si tenemos en cuenta que el Impuesto de Matriculación se basa en esas emisiones de CO2, ¿aumentará el precio de los coches con la llegada de los nuevos consumos homologados reales?
Desde diferentes asociaciones de fabricantes y conductores ya se ha alertado de esta situación. El gravamen sobre los automóviles en la mayoría de los países de la Unión Europea dependía hasta ahora de las emisiones de CO2 homologadas según el NEDC. De manera que, con la entrada en vigor de un nuevo sistema de homologación de consumos y emisiones, lo razonable también es que las normativas fiscales de cada país se adecuen a la nueva metodología. Y si hubiera que escoger una medición, lo más razonable también sería que fuera la de las emisiones homologadas según el ciclo de conducción real, que tiene lugar fuera del laboratorio y en condiciones reales de conducción.
Probablemente no hubiera mejor oportunidad que esta para revisar la fiscalidad del automóvil.
Lo que en ningún caso podría hacerse es gravar a un automóvil con un Impuesto de Matriculación en función de su homologación bajo el NEDC, y a la vez estar gravando a otro automóvil en función del ciclo WLTP o RDE. Sería como comparar – y perdón por emplear un cliché tan manido – peras con manzanas. Recordemos que el Impuesto de Matriculación oscila entre el 0% (turismos con emisiones de CO2 inferiores a 120 g/km según NEDC) y el 14,75% (turismos con emisiones de CO2 superiores o iguales a 200 g/km según NEDC).
Insistimos en que es importante revisar la fiscalidad del automóvil en función de las emisiones. Y diríamos que aún más apostar por una fiscalidad en la que se tengan en cuenta factores tan importantes, o más, como el propio CO2, por ejemplo la emisión de partículas, o las emisiones de NOx. El gran problema está en que, de emplearse los tramos actuales, y aplicarse a las nuevas emisiones homologadas, por ejemplo bajo el RDE, es muy probable que el gravamen, y por lo tanto el coste de un automóvil, aumente con respecto a la aplicación de los tramos actuales bajo el NEDC.
Ahora serán las autoridades de los países europeos las que tengan que mover ficha