La invasión de productos de origen oriental en el mercado automovilístico europeo (y español) está haciendo que muchos clientes se planteen adquirir un coche extranjero con base en su menor precio. Y es que, a práctica igualdad de tamaño, equipamiento y prestaciones, la diferencia entre un vehículo fabricado en el Viejo Continente respecto a uno construido en China puede llegar a ser superior al 30%. No es en absoluto baladí, pues se trata de un aspecto que llega a decantar la compra en la mayoría de casos.
Uno de los ejemplos más destacados en este sentido se encuentra en la categoría de los turismos compactos con sistema de propulsión 100% eléctrico, aunque la mayoría de BEV hechos en aquel país, con independencia de su tipología y dimensiones, suelen costar menos dinero. Concretamente, el Volkswagen ID.3, el MG 4 y el BYD Dolphin son tres automóviles que compiten por los mismos consumidores en un territorio maduro y donde el conductor aprecia la calidad. Sin embargo, el modelo alemán es bastante más caro que sus dos rivales chinos y esto eclipsa sus demás argumentos de venta.
A pesar de los aranceles y otras medidas de índole proteccionista que ya se están estudiando desde la Unión Europea para proteger a las empresas que producen sus coches en nuestras latitudes (con los mayores costes que esto supone), lo cierto es que, hoy en día, el cliente medio ha de elegir entre proteger la economía de su región o preservar su bolsillo frente a unos fabricantes occidentales que no están dispuestos a abandonar su nuevo modelo de negocio, el cual pone el beneficio unitario por encima del volumen y la democratización de la movilidad.
Al fin y al cabo, la industria del motor vive en esa desagradable dicotomía, ganada a pulso por la avidez de la rentabilidad (no son pocas las compañías que han obtenido récords de ingresos y de ganancias últimamente). A la larga puede significar el fin de multitud de firmas que, no hace tanto tiempo, se caracterizaban por su accesibilidad y no por el posicionamiento “premium” al que ahora parecen aspirar todas para justificar el aumento de sus tarifas. El sector está en jaque frente a la alternativa china, nacida del “know-how” europeo, y la culpa es sólo nuestra. Con todo y por suerte, somos tanto parte del problema como de la solución.
Por otro lado, pedir la intervención de la UE a estas alturas del partido es ridículo en un mercado libre y cuya competitividad ha sido siempre garante de innovación y progreso. Si realmente importaba tanto el peso del automóvil sobre el PIB de Europa, quizá se tendría que haber sido más condescendiente con la imposición de la transición hacia una tecnología incipiente y donde precisamente los asiáticos ya eran líderes. Pero esto es algo sobre lo que, algún día, habrán de dar explicaciones los dirigentes políticos.
Volkswagen ID.3 vs. MG 4 Electric vs. BYD Dolphin: la difícil realidad de la industria europea
Hace poco asistí a la presentación nacional de la actualización de medio ciclo de vida del Volkswagen ID.3 (2024), que fue el primer coche 100% eléctrico diseñado desde cero como tal por la marca germana. En esencia, ha mejorado su calidad de acabados interiores gracias al uso de materiales superiores en las puertas y en el salpicadero, ha renovado su sistema multimedia, ha revisado sus ayudas de seguridad activa y ha aumentado su potencia de recarga en corriente continua hasta los 170 kW. También ha incrementado ligeramente su autonomía WLTP con base en la optimización de algunos elementos de la carrocería que influyen sobre la aerodinámica, como el parachoques delantero, aunque las modificaciones estéticas son casi imperceptibles.
Sin embargo, sigue tratándose de un vehículo que, incluso en su versión de acceso PRO (en el futuro habrá otra inferior), vale casi 43.000 euros. Sus dos rivales directos vienen de China y son conocidos como MG 4 y BYD Dolphin. Con sus acabados, pilas y niveles de potencia equivalentes, cuestan cerca de 8.000 euros menos. En mi opinión, el ID.3 demuestra más solidez en su ejecución (no en todos los aspectos), pero a efectos prácticos funciona de un modo muy similar que sus homólogos orientales e incluso cuenta con soluciones menos ergonómicas, lo cual es tanto o más importante ante un cambio en el concepto de movilidad que apuesta por lo útil y lo pragmático. ¿Cuánto más estás dispuesto a pagar por “lo mismo”?
Modelo y versión | Potencia | Autonomía | Precio |
VW ID.3 PRO | 204 CV | 428 km | 42.740 € |
MG 4 COMFORT | 204 CV | 450 km | 35.190 € |
BYD Dolphin COMFORT | 204 CV | 427 km | 35.690 € |