La carrocería deportiva del Mercedes GLC Coupé nos propone la conocida fórmula de pagar más por tener menos frente al excelente GLC convencional. Menos maletero, menos plazas traseras, menos visibilidad y menos versatilidad con un plus de precio, deportividad y exclusividad. ¿Compramos la idea? Tras una micro-prueba en la que hemos podido conducir un Mercedes GLC Coupé 220d, una de las versiones con más expectativas de venta, os puedo contar algunas sensaciones al volante de este SUV, nacido para enfrentarse directamente con el BMW X4.
Diseño y calidades
Todas las marcas caen en la industrial tentación de compartir lo más posible entre modelos similares y Mercedes no es una excepción.
Mercedes-Benz Mercedes GLC Coupé
En el caso del GLC Coupé nos encontramos con el familiar salpicadero del Clase C convenientemente adaptado a las nuevas dimensiones. Lo bueno es que tanto el salpicadero como el cuadro de instrumentos son de última generación y buena calidad, por lo que no hay queja alguna al respecto.
Las plazas delanteras son amplias y cómodas, proporcionando una visibilidad exterior muy mejorada con un parabrisas más grande frente al Clase C, gracias a la mayor altura de la carrocería.
Las plazas traseras, por su parte, no desmerecen a pesar de la forma coupé y sólo la altura al techo nos da una sensación de menor amplitud por la forma de las ventanillas, aunque difícilmente tocaremos arriba ya que las cotas reales son suficientes. Es sólo una sensación.
El maletero sigue siendo muy amplio, pero tiene el claro hándicap de una altura total limitada en la que no podremos retirar una bandeja y llegar hasta el techo ni convertirlo en una furgoneta abatiendo los asientos traseros como ocurre con el GLC de portón vertical. Normalmente nos va a dar lo mismo, pero ese día en el que tienes que transportar un armario o un frigorífico te vas a quedar con las ganas.
En lo tocante al diseño exterior la verdad es que el coche tiene una pinta bestial. Resulta potente y musculoso, con un aire muy dinámico sin dejar de ser elegante y sin caer en lo exagerado. Les ha quedado chulísimo.
Frente al GLC, un coche que también es muy atractivo, resulta menos familiar, menos clásico, y consigue muy bien esa diferenciación clara que se busca en este tipo de carrocerías.
Sensaciones al volante
El tacto del GLC Coupé es el de un SUV de suspensiones muy firmes, con un control total de las inercias y una mínima inclinación de la carrocería en apoyo. Aplomo, seguridad y un guiño de deportividad definen su tacto al volante.
En cuanto al confort, la verdad es que está bastante bien resuelto y no da la sensación de leer demasiado el asfalto. No puede calificarse de deportivo radical (al menos no en esta versión) así que podemos decir que tiene un buen compromiso familiar-deportivo.
Con respecto al motor, el conocido 220d en su enésima evolución, es quizás la nota más negativa del coche por su rumorosidad. Está muy bien aislado y desde el interior es prácticamente imperceptible, se nota que Mercedes ha metido espumas como si no hubiese un mañana, pero en cuanto abres una puerta ese sonido de camioneta vuelve a estar presente y no acaba de encajar con un coche tan sexy.
En este caso, aunque ese problema podría resolverse con un motor de gasolina, no estoy muy seguro de que el tamaño y la masa del coche fuesen a admitirlo de buena gana sin penalizar el consumo en exceso, así que lo más sensato será quedarse con el diésel, que empuja francamente bien y se adapta a la perfección al coche y al cambio, y apagar el motor antes de abrir la puerta para no escucharlo. Problema resuelto.
¿Es mejor que un BMW X4?
Posiblemente sí, la verdad. Estéticamente creo que Mercedes ha conseguido un producto mucho más redondo y un mejor equilibrio entre elegancia y deportividad en este GLC Coupé del que puede presumir el BMW X4, algo más excesivo en su dosis de anabolizantes.
Interiormente también me gusta bastante más el Mercedes, frente al eterno cuadro de mandos de BMW siempre idéntico al anterior. El GLC también goza de unas plazas traseras más desahogadas en altura al techo.
En la parte dinámica, creo que los motores BMW son superiores, tanto en consumo como en sonoridad y suavidad, y el tacto de dirección también está un punto por delante, pero en un coche con este formato esa mínima diferencia no me parece suficiente para justificar la decisión entre ambos a favor del BMW.
Definitivamente me quedo con el Mercedes.
Conclusiones
El Mercedes GLC Coupé es uno de los productos más redondos de la gama ahora mismo. Práctico hasta cierto punto y con una estética bestial, es un coche que convence en todo momento… hasta que piensas en el plus de precio que implica frente al GLC, un coche aún mejor que este en amplitud interior y maletero y con una estética que no desmerece en absoluto.
Pagar más por menos siempre se atraganta un poco, pero en un mercado tan pasional y tan poco racional como el del automóvil de lujo, sospecho que este GLC Coupé se va a ver bastante por la calle (dentro de lo que se puede ver un coche de este precio) y posiblemente satisfará a sus compradores ya que, a mi modo de ver, ofrece todo cuanto promete.