La descarbonización es un proceso que, sin lugar a dudas, es imparable. Hemos de asumir que tanto el diésel, como la gasolina, tienen fecha de caducidad y que el futuro necesariamente pasa por el coche eléctrico, ya sea empleando baterías, o sistemas de pila de combustible, la solución del hidrógeno. Uno de los muchos dilemas que ahora afrontan nuestros gobernantes pasa por definir una hoja de ruta y, sobre todo, cómo lograr el objetivo de descarbonización completa en 2050. Una de las noticias de la semana, que se ha producido apenas unos días después de que se ejecutara formalmente el Brexit, ha sido la prohibición del diésel y la gasolina en 2035 que ha propuesto Reino Unido. Ahora bien, ¿cuáles son las claves de este reto anunciado por el propio Boris Johnson?
Prohibir el diésel y la gasolina en 2035
El anuncio ha tenido lugar durante un evento previo a la Cumbre del Cambio Climático de Naciones Unidas (COP26) que se celebrará en noviembre en Glasgow, en Escocia. Ante los asistentes, Boris Johnson anunciaba que adelantaría los objetivos para prohibir las ventas de diésel y gasolina en 2035, que inicialmente se había propuesto para 2040 (BBC).
El anuncio no deja de ser llamativo, y sorprendente, si tenemos en cuenta el contexto político europeo. En su etapa como alcalde de Londres, Boris Johnson se mostró partícipe de iniciativas en pos de resolver el problema del cambio climático. Pero en ocasiones también ha simpatizado con las ideas de aquellos que se muestran escépticos ante el calentamiento global (ver columna en The Telegraph) y en su etapa en el Gobierno de Theresa May propició medidas contrarias a la lucha contra el cambio climático (The Guardian) que han servido para que algunos lo consideren escéptico o, como mínimo, con un discurso ambiguo o variable a lo largo del tiempo (ver resumen en DesmogUK).
Los taxis de Londres llevan años transformándose a la tecnología del coche eléctrico.
¿Qué significa la prohibición del diésel y la gasolina?
El plan propuesto en Reino Unido, como os decíamos, aboga por prohibir las ventas de diésel y gasolina en 2035. Eso implicaría, necesariamente, que también se prohibieran las ventas de toda suerte de híbridos, desde los micro-híbridos que están proliferando en los últimos años, y los híbridos completos, hasta los híbridos enchufables. En definitiva, el objetivo sería prohibir todos los coches que emplean un motor de combustión interna y limitar las ventas a coches eléctricos, de baterías e hidrógeno.
Se trataría de un hito intermedio, en pos de un objetivo aún más ambicioso que pasaría por prohibir la circulación de todos aquellos vehículos que dispongan de motor de combustión interna, años más tarde.
¿Llegarán a tiempo prohibiendo diésel y gasolina en 2035?
La razón fundamental para adelantar un objetivo que se había propuesto en 2040, es haber tenido en consideración la opinión de aquellos que aseguraban que los plazos iniciales eran insuficientes para alcanzar la descarbonización completa en 2050. Recordemos que el objetivo de descarbonización 2050 fue consensuado y refrendando por 55 países y también fue asumido por la Unión Europea, de la que fuera miembro Reino Unido hasta hace apenas unos días.
Algunos expertos ven 2035 como una fecha más adecuada si lo que se busca es hacer de la descarbonización en 2050 un objetivo realista. No obstante, asociaciones ecologistas, como Friends of the Earth, apuntan que sigue siendo insuficiente y que tal objetivo solo será posible si la prohibición se adelanta incluso más, en 2030.
Los retos del plan de Reino Unido
Como decíamos, Reino Unido se encuentra inmersa en el proceso de desconexión con la Unión Europea que, como consecuencia de ello, podría propiciar unos años delicados para su economía. Si apuntamos a la industria del automóvil, ya hemos visto como los fabricantes afincados en Reino Unido alertaban de los peligros de un Brexit que no fuera acompañado de un acuerdo y de unas condiciones para el comercio con la Unión Europea similares a las que habían existido hasta ahora.
Por otro lado, limitar las ventas a vehículos eléctricos, en un mercado que en 2019 vendió alrededor de 2,3 millones de coches nuevos, implicaría necesariamente cuantiosas inversiones en infraestructura y en el apoyo gubernamental a los compradores que tendrán que invertir en una tecnología que, al menos de momento, sigue siendo costosa.
Veremos cómo evolucionan los planes de Reino Unido y la Unión Europea en los próximos años. De entre los muchos riesgos que plantea la descarbonización, la falta de concreción en los plazos y, sobre todo, una coherencia entre los plazos que se proponen entre los diferentes países en Europa, podrían propiciar aún más las diferencias económicas existentes incluso entre los propios miembros de la Unión Europea.