El primer Ford Mustang con carrocería SUV, motores eléctricos y enfoque familiar ya ha caído en nuestras manos. La prueba del Ford Mustang Mach-E que estabas esperando ya está aquí, un vídeo análisis en el que hemos descubierto lo mejor y peor de un Mustang Mach-E que pretende revolucionar el mercado de los eléctricos con una receta muy diferente a lo que hemos visto hasta la fecha. ¿Estará el Mach E a la altura de la saga Mustang?
No cabe la menor duda de que Ford ha decidido apostar fuerte, arriesgando mucho al usar el nombre de Mustang para la fabricación de este coche eléctrico. El dilema está sobre la mesa, poniendo a los puristas con el grito en el cielo, pero demostrando al fin y al cabo que el logotipo «Mustang» y todo cuanto ello implica tendrían que reinventarse tarde o temprano. Además, no hay que olvidarse de un factor clave en el Mustang Mach-E, y es que este crossover pretende ser más que un Ford, abriendo las puertas a una nueva forma de entender el diseño, la tecnología y la propulsión en el fabricante, consiguiendo así un posicionamiento diferente y más aspiracional.
Ford Mustang Mach-E
Estamos ante un crossover de proporciones grandes (4,71 metros) y diseño deportivo, pero sobre todo atractivo. Ford ha conseguido conferir personalidad a este Mach-E, diferenciándolo muy claramente de rivales directos como el Model Y o el ID.4. De hecho pretende ser su alternativa más deportiva, pues a futuro habrá un Mach-E GT que ofrecerá más prestaciones, setup específico y un diseño diferenciado.
En el interior Ford también ha arriesgado al ofrecer un ambiente que puede recordar a Tesla es un primer momento, pero que si le damos unos segundos más descubrimos que tiene su propia esencia. La gran pantalla central es total protagonista con 15,5″ de panel táctil aglutinando la totalidad de las funciones y mandos del vehículo, sin embargo su uso es sencillo, rápido e intuitivo. No estaría de más haber conservado ciertos mandos físicos para el clima, pero como interfaz táctil consigue ofrecer una experiencia notable. A ello añadimos algo que hay que destacar frente a su particular batalla con Tesla, y es que el Mach-E conserva cuadro de instrumentos con un panel digital de 10,2″ fácil de leer y con la información más relevante sobre la conducción.
En términos de construcción y calidad, el Mustang Mach-E brilla por una factura sobresaliente en ajustes y composición de los diferentes planos del habitáculo, aunque no por los materiales empleados ya que en su mayoría son plásticos duros. No es que sus rivales directos ofrezcan una mejor calidad ojo, porque no es así pese a los precios en los que se mueven, pero ese punto extra de calidad al tacto podría ser un argumento muy convicente para que el Mach-E justificara su intención de arañar ventas a otros eléctricos más premium.
Una vez llegamos al apartado de propulsión, la oferta del Mustang eléctrico es acertada con un total de 5 versiones, 3 configuraciones de motor eléctrico (RWD, AWD y GT) y otras 2 variantes de batería (66 y 88 kWh). Durante nuestra prueba de conducción estuvimos conduciendo un Mach-E con doble motor eléctrico y batería de gran capacidad (88 kWh). Esto se traduce en 351 CV de potencia máxima, 580 Nm de par máximo y hasta 540 Km de autonomía WLTP. Se trata de una de las versiones más potentes y capaces del modelo, justo por debajo de la versión GT, encontrándonos con un coche que ofrece prestaciones más que de sobra para mover sus 2 toneladas de peso, con un nivel de confort alto en todas las circunstancias y que ofrece una buena experiencia de conducción ante cualquier escenario.
He de admitir que me puse a los mandos esperando un tacto más deportivo, incluso más macarra en la actitud del eje trasero, pero lo cierto es que la gran sorpresa conduciendo este Mustang fue encontrarme un coche muy cómodo, fácil de conducir muy rápido y un con un nivel de agarre alto. Su respuesta al acelerador es contundente e instántanea, ganando velocidad con facilidad y permitiendo realizar adelantamientos o recuperaciones de forma sobresaliente. Sin embargo, sí que he echado en falta una puesta a punto más deportiva en suspensiones, un plus de dureza que limitara los balanceos y ofreciese un extra de confianza en los giros más retorcidos. El coche es capaz de digerir cualquier curva con soltura, sin embargo echo de menos esa mayor estabilidad que nos permitiría disfrutar de una mayor agilidad y confianza.
En lo referente a dirección asistida, Ford acierta con un tarado neutro que huye de las tan de moda direcciones artificiales, brindando un buen nivel de comunicación y asistencia en el modo más deportivo «Untamed». En cuanto al freno, y aunque tenemos la posibilidad de conducir el Mustang Mach-E con el modo one pedal, también hay que reconocer que el tacto del freno es bueno en términos generales. La combinación de freno convencional y regeneración se realiza de forma transparente, devolviendo una sensación natural en el pedal y no encontrando zonas muertas, lo que es un defecto bastante común en otros eléctricos.
Y para concluir toca hablar de precio, y lo cierto es que sin ser un coche eléctrico barato, el Ford Mustang Mach-E se posiciona en un segmento del mercado más aspiracional, pero defendiendo la relación calidad-precio como razón de ser. De esta forma, el Ford Mustang Mach-E más barato que podemos comprar tiene un precio desde 48.500 euros, un precio que después podremos ligar a ofertas, descuentos por financiación e incluso ayudas o subvenciones.