Hace unos meses me llegaba por sorpresa la oportunidad de poner a prueba un coche de esos que por desgracia no pasan por nuestras manos tan a menudo como a priori nos gustaría. Es viernes, medio día y un correo electrónico me advierte de la posibilidad de probar durante el fin de semana el nuevo Aston Martin DB11. Wow. Confirmo rápidamente, no hay tiempo que perder, la sesión de fotos tiene que ser esa misma tarde y el tiempo corre en nuestra contra. Un par de mails más después, autorizaciones y cláusulas que habitualmente no solemos firmar en nuestras pruebas cotidianas solucionadas y en el navegador, ya con la cámara a cuestas, una de las concesiones de Tayre, donde recogeré el Aston Martin. ¿Cómo se desenvolverá dinámicamente el Aston Martin DB11? ¿Estará a la altura su interior de lo que esperamos de un Aston Martin? Hora de comprobarlo, hora de ponerlo a prueba.
El Aston Martin DB11 hace gala de un diseño exterior sofisticado, deportivo y muy elegante
De absoluto negro y bien acompañado por un Aston Martin Vantage, me aguarda a las puertas del mencionado concesionario el Aston Martin DB11 que me va a acompañar durante los próximos días. Firmo un par de documentos más y descubro que es la versión V8 cuando las llaves caen en mi mano. Echo la mochila con la cámara en el maletero, abro la puerta y me acomodo en su interior, esto empieza.
Presiono el botón de arranque y el ronroneo del V8 inunda todo. Presiono el botón de la R, maniobro hasta pisar el asfalto de la céntrica calle madrileña en la que se encuentra el concesionario y pongo rumbo a una de mis carreteras de montaña favoritas, no sin antes chequear el reloj y comprobar que voy a llegar a la cima del tramo un par de horas antes del amanecer.
Bajo el capó de este Aston Martin DB11 hay un V8 que conocemos muy bien, firmado por Mercedes-AMG
Antes de entrar en detalles sobre su dinámica, sobre su bonito diseño, hay que tener en cuenta que este coche es el primer coche en el que se materializa la unión entre la firma británica y Mercedes-AMG y es que el motor V8 que late bajo el capó de este Aston Martin es el mismo que hemos conocido ya en varios deportivos del catálogo de Mercedes, es el V8 biturbo de 4 litros de cubicaje del Mercedes-AMG C 63, un motor contundente que hemos puesto a prueba en muchas ocasiones y que ahora se une al chasis del Aston Martin DB11, que está desarrollado en aluminio y es de nueva factura, aderezado con unas nuevas suspensiones y un nuevo equipo de frenos.
La guinda del pastel la pone un diferencial electrónico, dejándonos con una configuración de motor delantero-central y una caja de cambios que se lleva hasta la parte posterior y es que el Aston Martin DB11 es un transaxle.
Este motor llegó al Aston Martin DB11 en junio de 2017, poco más de un año después del lanzamiento de la versión V12 y según ha señalado Aston Martin han introducido ciertas modificaciones en este bloque, en su sistema de escape, en su admisión… Tal y como ya hemos visto en el catálogo de Mercedes este V8 goza de una potencia de 510 CV, una potencia que se alcanza a las 6.000 rpm y que se envía al eje posterior. Su par máximo es de 675 Nm y lo entrega entre las 2.000 y las 5.000 rpm.
En lo que a prestaciones se refiere el Aston Martin DB11 con este motor consigue un 0 a 100 km/h de 4 segundos y su velocidad máxima es de 300 km/h, homologando un consumo medio de 11.6 l/100 km.
Gracias a esta mecánica el Aston Martin DB11 es 115 kg más ligero aunque el Aston Martin DB11 V12 nos propone una potencia mayor, con casi 100 CV, poniendo a nuestra disposición un total de 608 CV. Ya sabéis eso que decía Colin Chapman, “quítame un kilo antes de darme un caballos”, pero inevitablemente no podemos evitar tener en muy alta estima al V12, por su refinamiento y por su exclusividad. En total el Aston Martin DB11 arroja sobre la báscula un peso de 1.760 kg.
El Aston Martin DB11 cuenta con una buena calidad de rodadura, es un coche cómodo con el que rodar muy rápido
A pesar de ser un motor bien conocido empiezo a notar desde los primeros kilómetros ciertos matices que diferencian el comportamiento del V8 en este coche respecto a los Mercedes que he probado con este motor, empezando por su sonido, que se escucha en cada semáforo mucho más atenuado que con los AMG, pero, ¿su desempeño estará también dulcificado?
Circulando por ciudad el Aston Martin se siente cómodo aunque la primera vez que afrontas una calle un tanto pequeña sus dimensiones imponen. Su línea elegante y la oscura pintura de su carrocería lo ayudan a pasar desapercibido en movimiento aunque ya os advierto que en parado las miradas se hacen notar.
Bien aislado, con una suspensión confortable, el Aston Martin DB11 V8 se convierte en autopista en un excelente compañero de viaje con el que afrontar grandes distancias, con unos asientos deportivos que envuelven bien el cuerpo y que son cómodos. Es, sin lugar a dudas, un buen gran turismo aunque hay algo en su interior que no me termina de convencer…
El interior del Aston Martin DB11 es lujoso y está bien resuelto pero…
No me malinterpretéis, evidentemente el interior del Aston Martin es un buen interior, tiene un diseño sobrio y muy elegante que encaja a la perfección con la vocación del coche, tiene muy buenos ajustes y acabados, pero he de reconocer que esperaba una mayor sensación de lujo, acabados superiores, materiales de una calidad aún superior y en definitiva la sensación de estar conduciendo un coche más especial, el coche especial que realmente estamos conduciendo.
En el interior de la unidad que conduzco el negro prosigue y se apodera de su salpicadero, asientos y techo, un negro que queda sólo roto por unas costuras rojas que crean un peculiar dibujo sobre los asientos. Quizá con una combinación de tapizados más claros la impresión percibida sería mejor, con marrones, pero sin duda echo en falta materiales más nobles, superficies más lujosas y algún elemento de diseño que marque la diferencia con otros coches más mundanos.
Los botones del cambio en la consola central junto al botón de arranque se tornan en uno de los elementos más distinguidos, como la curvatura en fibra de carbono que conforma la base de la consola central, pero no me terminan de convencer como se reparten y como están resueltos elementos tan importantes en un interior como el volante, el sistema multimedia (con una pantalla de 8 pulgadas) o los botones de la climatización.
El sistema multimedia, sea dicho de paso, no sólo adolece de una integración mejorable sino que también cuenta con una interfaz algo anticuada, aunque en próximas revisiones la firma británica seguro que se puede beneficiar de los últimos avances en este sentido de Mercedes, que cuentan actualmente, como Porsche, de uno de los sistemas multimedia más avanzados, más completos, más atractivos y vanguardistas.
Hay calidad sí, en detalles como el cuero de los asientos, las levas de aluminio y los ajustes en general son muy buenos pero, llamadme caprichoso, esperaba una experiencia más especial y que ciertos elementos no me dejaran indiferente o con un mal sabor, no es lo que espero de un Aston Martin.
Me gusta su instrumentación totalmente digital, con el velocímetro en la parte central, el cuentarrevoluciones enmarcándolo, dos pantallas complementarias con un buen nivel de información y uno gráficos sencillos pero atractivos.
¿Las plazas traseras? Te sacarán de algún apuro pero son angostas y terminarán convirtiéndose en el espacio donde dejar la chaqueta o la bolsa donde llevas la camisa que acabas de comprar.
Estoy seguro que con una combinación más luminosa, con un cuero borgoña, con un cuero beige, la sensación a bordo habría mejorado notablemente.
El diseño del Aston Martin DB11 te conquistará
Tras una breve parada para llenar el depósito enfilo una de mis carreteras de montaña habituales. Quizá haya sido una mala decisión y no debería haber arrastrado a un gran GT como este a un tramo de montaña donde coches como Porsche 718 Boxster, un Alfa Romeo 4C, un BMW M2, un Toyota GT 86 o cualquier compacto deportivo brillan y te plantan fácilmente una sonrisa en la cara, derivado en gran parte del buen equilibrio entre potencia y tamaño, del coche y de la vía, pero quería ver hasta que punto llega el talante deportivo del DB11 en una carretera así, más allá de ser un coche extremadamente elegante con el que salir a cenar el sábado o con el que acudir a la merecida semana de retiro espiritual en la playa.
La forma en la que cae su techo me tiene totalmente ganado. Su diseño es su gran baza, distinguido, elegante y vanguardista. La forma en la que se da forma a la unión entre el paso de rueda y la branquia lateral se merece todos nuestros elogios, como el diseño de las ópticas posteriores. Fijándonos en su zaga me gusta además también la disposición de sus escapes y su difusor y sí, soy fan de los tiradores de las puertas enrasados.
Esa aleta que forma el pilar C me tiene conquistado y su largo morro proyecta a la perfección la distinción, el poder, que se espera de un coche así, equilibrado por un conjunto de ópticas y parrilla que, sin simple, juega a ser recatado.
Es un coche muy bonito, proporcionado, sofisticado y que representa muy bien lo que esperas, estéticamente, de Aston Martin. Marek Reichman, al frente del diseño de la marca, ha hecho un excelente trabajo.
En movimiento, no le pidas a un GT como el DB11 que se comporte como un 911 en un tramo de montaña
El motor V8 de este Aston Martin es un bloque que he probado en numerosas ocasiones y que conozco bien a fondo. He viajado con coches equipados con este motor, he hechos mucho tests, lo he probado en circuito, en carreteras de montaña… Y la sensación que tengo al centrarme ya en una conducción más animada y deportiva es que en esta ocasión el V8 biturbo me ofrece una respuesta más suave, menos contundente, no tan violenta.
Evidentemente esto encaja muy bien con la filosofía de gran turismo de este coche y es igual de evidente que, con sus 510 CV este es un coche que corre (y mucho), pero carece de temperamento, algo que se empieza a solucionar al seleccionar el modo Sport+, donde el motor sigue siendo más suave en su entrega que los Mercedes equipados con este propulsor pero enriquece la conducción con una zaga más dispuesta a participar, redondeando ligeramente las curvas y una entrega más notable.
El motor se siente muy capaz en todo el régimen, aunque, como mencionaba, sin sobresaltos y el sonido del sistema de escape se muestra, como la entrega, suavizado respecto el sonido de los Mercedes con este V8. Sí, suena bien, tiene gorgoteos y un bonito sonido al arrancar, pero no es, ni mucho menos, como en los modos más deportivos de Mercedes, más macarras y descontrolados.
Por lo tanto sí, estamos ante un coche que cuenta bajo su largo capó de un buen motor, un motor que se encarga de hacer de este GT un coche rápido, un coche con buenas prestaciones, con una transmisión ZF de convertidor de par cómoda y efectiva, pero no debemos buscar en este coche a un deportivo de garra, con un comportamiento radical, sino que debemos entenderlo como lo que se espera que sea, un coche confortable, que lo es a pesar de cierto ruido de rodadura y un coche rápido, que también lo es.
En lo que a su chasis se refiere nos encontramos con un coche que muestra un gran aplomo, un gran nivel de estabilidad, brindándonos la posibilidad de fijar cruceros a ritmos de “hoy abro el telediario” con una gran seguridad y comodidad. Sus suspensiones digieren muy bien el paso por curva aunque reconozco que sus dimensiones y su peso no lo hacen tan ágil como me gustaría en este tramo de montaña y de cara a enfrentarme a curvas reviradas, fuertes frenadas y zonas rápidas enlazadas me gustaría disponer de un conjunto algo más comunicativo.
El Aston Martin DB11 tiene un precio cercano a los 210.000 euros y un problema en coches como el Porsche 911 Turbo o el Bentley Continental GT
Unas curvas más, un par de paradas para seguir fotografiándolo y mientras el sol cae entre las montañas me detengo fuera del coche a plantearme la duda de rigor: con los 210.000 euros que cuesta de partida este coche (ver Aston Martin DB11 en ¿Qué coche me compro?), ¿qué coche me compraría?
Mi mente calenturienta se va rápidamente al configurador de Porsche y aunque aún no hay un Porsche 911 Turbo de la actual generación imagino que tendrá un precio semejante al del actual, que parte desde 203.400 euros con una potencia de 540 CV que se verá incrementada al ser sucedido por la nueva generación. Lo tengo claro, un 911 Turbo sería mi candidato, con una dinámica superior, con esa silueta icónica… Y si ya sumamos en la ecuación el buen interior del 992, la mejora en la dotación de tecnología que para colmo, si ocurre como con el Carrera S, se siente más ágil y más cómodo que el 991 perfecto.
Pero sigo pensando y caigo en la cuenta de aquellos cientos de kilómetros que recorrí cruzando el Tirol a bordo del nuevo Bentley Continental GT y claro, las comparaciones son odiosas. Sí el Aston Martin DB11 es un coche estéticamente más atractivo o al menos así me lo parece, pero el interior del Bentley y su chasis me parecieron muy superiores. El primero por ajustes y materiales, un nivel muy superior en lo que a lujo se refiere y el segundo por hacer sentir un conjunto más pesado mejor en el paso por curva. De su motor no puedo hablar ya que entonces probé el propulsor W12 de 635 CV y no la versión V8 de 550 CV, pero dejando el motor a un lado y centrándonos en el conjunto de su chasis y su habitáculo me gustó notablemente más.
El sol termina de ponerse tras las montañas. Vuelvo a su interior, quito el modo Sport+ y comienzo con el descenso al centro de Madrid para culminar la experiencia con una serie de fotos nocturnas. Ha sido un placer sí, pero ahora me he quedado con ganas de conocer al Aston Martin Vantage para ver si el hermano menos GT del DB11 es un coche más deportivo y desmelenado.