La semana pasada acudimos invitados por BMW a la ciudad de San Sebastián, donde el fabricante alemán nos emplazó a descubrir su gama de vehículos de lujo. Hemos podido probar el BMW X7, el BMW Serie 7, el BMW i8 y los BMW Serie 8. La gran novedad de este evento ha sido ponernos al volante del nuevo BMW Serie 8 Gran Coupé, la versión de cuatro puertas del Serie 8, el coupé insignia de la marca. Este elegante y deportivo cuatro puertas está disponible con motores diésel y gasolina de hasta 530 CV, y en nuestro caso, nos hemos puesto al volante del M850i xDrive tope de gama. ¿Tiene motivos para preocuparse el Porsche Panamera?
¿En qué se diferencia el Gran Coupé de la versión de dos puertas?
Más allá del número de puertas, como es obvio, es un coche mucho más grande. Mide 5,08 metros, 23 centímetros más que el dos puertas. Es 3 centímetros más ancho y 6 centímetros más alto, buscando acomodar a cuatro pasajeros de forma cómoda – aún así, es un coche homologado para cinco pasajeros. El ancho de vías delantero no varía, pero el trasero crece hasta los 1.671 mm, convirtiéndose en el BMW con mayor ancho de vías de la marca. Al igual que otros modelos de la marca, partes de su monocasco están construidas en polímeros reforzados con fibra de carbono, siendo solo 70 kg más pesado que la versión Coupé.
A nivel de diseño, hasta el pilar A es un coche idéntico al Coupé. Tiene un afilado morro con grandes riñones y a través de sus llantas de 20” podemos ver las grandes pinzas de frenos. Las aberturas laterales de refrigeración dan un toque agresivo al frontal. El techo es más alto que en el Coupé, y tiene dos pequeñas “jorobas” en la parte trasera, para ofrecer algo más de espacio para la cabeza de los pasajeros de la segunda fila. Con todo, tiene una caída de techo propia de un Coupé, cuyo efecto visual es magnificado por una larga batalla: 3.023 mm, 20 centímetros más larga que la del dos puertas, de nuevo, con el objetivo de mejorar su habitabilidad.
Aunque su zaga es similar a la de un Serie 8 de dos puertas y peca de ser demasiado recargada en mi opinión, he de reconocer que los dos enormes tubos de escape le sientan más que bien. Los M850i xDrive, la versión probada, cuentan con un frontal con detalles exclusivos firmados por BMW Motorsport, además de detalles en color Gris Cerium. En el caso de la unidad probada, su pintura mate era un verdadero imán para las miradas. Aunque hubiera preferido un posicionamiento aún más diferenciado para la nueva generación de los BMW Serie 8, es como preferir un Dom Perignon a un Moët Chandon: es innegable que es un producto muy exclusivo.
Un interior para viajar en primera clase
En lo tocante al habitáculo, BMW ha dado en el clavo con la especificación de la unidad de pruebas. El frío gris mate exterior da pie a un habitáculo rematado en cuero bitono, de colores azul marino y blanco (Midnight Blue/Ivory White). En los BMW Serie 8 Gran Coupé el salpicadero y la parte superior de las puertas están tapizados en cuero, y cuentan con una instrumentación completamente digital. La consola central está orientada al conductor, y su aspecto es similar a la que podemos encontrar en un BMW X7. Está presidida por una pantalla flotante de 10,3 pulgadas y aspecto panorámico, y de serie, sus molduras tienen un acabado metálico.
Como no podía ser de otra manera, los acabados son casi perfectos y no encontramos materiales mal ajustados, por mucho que rebusquemos. En los M850i xDrive la consola central está rematada en un elegante acero inoxidable. Al efectismo visual y su aspecto tecnológico contribuye un techo panorámico opcional que puede recorrer el habitáculo al completo – nuestra unidad no lo montaba – y un sistema de iluminación perimetral LED. Es posible variar la tonalidad de la iluminación, y puede parpadear en color rojo si una puerta se abre y el motor está encendido. Ahora bien, corramos un tupido velo sobre el pomo de la palanca de cambios.
Puede rematarse en cristal, junto al mando del iDrive y el botón de arranque. Aunque es visualmente impresionante y será un éxito en Oriente Medio y Rusia, la considero un tanto innecesaria. A nivel de cotas, las plazas delanteras son idénticas a las del Serie 8 Coupé (ver prueba del BMW Serie 8 Coupé en Diariomotor), ¿pero qué hay de las plazas traseras? En primer lugar, el acceso es propio de un coupé: nos hemos de dejar caer en ellas, e iremos con el trasero cerca del asfalto. Las puertas dejan un hueco considerable para entrar y salir, pero salir puede suponer un cierto esfuerzo si somos grandes, no somos ágiles o tenemos una edad avanzada.
A nivel de espacio para las rodillas, una persona de 1,83 metros como yo – con el asiento delantero, regulado para mi postura de conducción – viaja holgada y puede meter los pies bajo el asiento delantero. No obstante, no puede decirse lo mismo del espacio para la cabeza. Sin tener el tupé de mi compañero Mario Herraiz, mi pelo roza con el techo y apenas hay un dedo entre mi cabeza y el tapizado. Entre ambos asientos – cuyo diseño, por cierto, es escultural – en el túnel de transmisión, se puede equipar una consola con la que controlar individualmente la climatización, disponiendo de tomas de corriente para cargar nuestros teléfonos u otros dispositivos.
En un coche como el BMW Serie 8 Gran Coupé debe ser cómodo viajar, y debe poder viajarse con cierto equipaje. Su maletero no tiene una boca de carga especialmente grande ni especialmente baja. Sus formas no son del todo regulares y tiene 440 litros de capacidad, superada por muchos SUV compactos. ¿Supera su habitáculo al de un Porsche Panamera? El Porsche tiene plazas traseras algo más amplias y su maletero tiene casi 500 litros de volumen. No obstante, a nivel de calidades, empaque visual y personalización, declaramos un empate técnico. Ambos coches son excelentes berlinas deportivas. Eso sí, ¿qué ocurre cuando lo probamos?
Conduciendo el BMW M850i xDrive Gran Coupé
Pulso el botón de arranque y el V8 TwinPower Turbo del BMW M850i xDrive Gran Coupé despierta con presteza. Este motor biturbo de 4,4 litros emite un sugerente borboteo, característico de su arquitectura en uve. Desarrolla 530 CV y su par motor máximo es de 750 Nm, disponibles entre las 1.800 rpm y las 5.400 rpm. Está asociado a un sistema xDrive de tracción total permanente – no puede desconectar el eje delantero – y a una caja de cambios automática de convertidor de par y ocho relaciones. Este sistema permite al BMW M850i xDrive hacer el 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, alcanzando una punta autolimitada por electrónica a 250 km/h.
La experiencia de conducir esta berlina deportiva está muy pautada por el modo de conducción elegido. En los modos más confortables, el coche es cómodo y perfectamente compatible con el día a día, gracias a la M Adaptive Suspension de dureza variable. Es un coche con el que podríamos hacer un Madrid-San Sebastián sin esfuerzo con un elevado grado de confort. El cambio y la dirección son suaves y el aislamiento es muy alto. No obstante, lo que queréis es saber cómo va cuando nos queremos divertir al volante. El modo Sport cuenta con un submodo llamado Sport Plus, con un reglaje marcadamente deportivo.
En este modo de conducción los escapes aumentan su volumen y comienzan a petardear, la dirección se endurece y el cambio automático cambia más rápido y a mayor régimen. La respuesta del motor es más instantánea que en el resto de modos de conducción. Es un coche de respuesta sorprendentemente rápida: un pisotón al pedal derecho y el motor estará dando su potencia completa en unos instantes. Sus dos turbocompresores twin-scroll tienen mucho que decir en esta inmediatez. La suspensión se vuelve dura, sin llegar a ser una tabla o una suspensión digna de un coche de track-day – eso queda reservado al BMW M8.
El BMW M850i xDrive acelera muchísimo y es muy rápido, pero resulta controlable y predecible. Habla bastante al conductor, sin ser un coche extremo, y el bloqueo del diferencial trasero se deja notar. Su eje trasero directriz resulta de gran ayuda a la hora de redondear curvas, y también de maniobrar en zonas estrechas. No hemos podido explorar su dinámica a fondo, pero nos queda claro que es mucho más polivalente que el futuro BMW M8, que tendrá un carácter mucho más extremo. Me quedo con su carácter equilibrado y personalizable, con el fantástico sonido de su V8 biturbo, y su aceleración inmediata.
Si no queréis un coche tan extremo, existe una versión 840i de acceso con 340 CV, así como una versión diésel, que nos parece ideal si vamos a recorrer bastantes kilómetros o hacer mucha carretera. ¿Es mejor, dinámicamente, que el Porsche Panamera? El de Zuffenhausen tiene un punto más deportivo en todas sus versiones y el tacto de su dirección es imposible de replicar por la competencia, pero este BMW Serie 8 Gran Coupé es un rival a su altura. Habrá que probar el BMW M8 para explorar aún los límites de las capacidades de este BMW Serie 8 Gran Coupé.
¿Cuánto cuesta esta berlina deportiva?
Sorpresa, sorpresa, no es un coche en absoluto asequible. La gama arranca en los 101.900 euros de la versión 840i de propulsión, que curiosamente, es 3.300 euros más barata que el BMW 840i Coupé – diferencia de precios que se mantiene en el resto de versiones. El tope de gama se cierra con el M850i xDrive firmado por BMW Motorsport, cuyo precio es de 137.100 euros, opciones no incluidas. Como ocurre en este tipo de coches siempre, se pueden gastar decenas de miles de euros en dejarlo a nuestro gusto. En un futuro habrá una versión M8 del BMW Serie 8 Gran Coupé, con hasta 625 CV y un tren de rodaje mucho más deportivo y radical.