El Ford Edge es un SUV diferente. Se lanzó por primera vez en Estados Unidos en 2011, y cosechó buenas ventas en un mercado sediento de todocaminos. Su segunda generación fue desarrollada con el mercado estadounidense en mente, pero Ford lo adaptó a los gustos y peculiaridades europeos, dotándolo de un motor diésel y una puesta a punto diferenciada. Desde 2016 el Ford Edge está a la venta en España, y ahora, de cara a 2019, Ford renueva al Edge en profundidad. El Ford Edge siempre ha sido un todocamino diferente, y ahora tiene aún más personalidad, un nuevo motor diésel de 238 CV de potencia y una mayor carga tecnológica. Hemos viajado a Suecia para probarlo en unas condiciones muy exigentes.
¿En qué ha cambiado el Ford Edge?
Son las ocho de la tarde en Östersund, pero es de noche desde las dos y media de la tarde. La temperatura está por debajo del punto de congelación del agua, y una flota de Ford Edge nos espera a las afueras del pequeño aeropuerto regional de esta ciudad – situada cientos de kilómetros al norte de Estocolmo. Con ellos nos desplazaremos hasta Are, el resort de deportes de invierno más importante del país, y sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2019. Hay una fuerte ventisca y lleva todo el día nevando. Los Ford Edge que nos esperan acaban de llegar a Europa hace escasas semanas, tras haber sido fabricados en Canadá. Aunque hay poca luz, ya podemos adivinar que el lavado de cara ha sentado muy bien al SUV de Ford.
Ford Edge
Su frontal presenta una nueva calandra, de tamaño XXL, omnipresente en su vista delantera. Está flanqueada por dos ópticas afiladas, con iluminación LED adaptativa. El paragolpes se ha rediseñado al completo, con nuevo módulos para los faros antiniebla. Una de las grandes novedades del Ford Edge 2019 es que estrena una versión ST Line, inspirada en los coches de altas prestaciones de la marca. La versión que elijo es precisamente una ST Line, en la que la calandra y molduras de carrocería están acabadas en color negro, al igual que sus llantas – unas llantas opcionales de 21 pulgadas. No obstante, otros compañeros optan por los Vignale, de aspecto más elegante y refinado. Creo que Ford los ha resuelto incluso mejor a nivel estético.
Su carrocería tiene más elementos cromados, su calandra tiene pequeñas “uves” flotantes como rejilla y puede encargarse con unas bonitas llantas cromadas – que me recuerdan a las llantas cromadas que equipaba la Ford F-150 que probé en Estados Unidos a principios de año. En la parte traseras, los Ford Edge estrenan nuevos pilotos LED y un paragolpes trasero en el que encontramos dos bonitas colas de escape trapezoidales. Aunque estas colas son embellecedores, en su interior encontramos los tubos de escape del coche, no dos tapas de plástico – mini-punto para Ford. En España las versiones de acceso serán los Edge Titanium, estéticamente más sencillos y con un equipamiento menos opulento.
Al día siguiente, ya con luz diurna, puedo apreciar mejor cómo ha cambiado el interior del Ford Edge. A nivel de diseño son cambios muy sutiles, ya que mantiene la misma disposición de controles y el mismo tamaño de pantalla en su sistema de infotainment. Sigue siendo un interior en el que se aprecia una gran sensación de calidad, con materiales de tacto amable y ajustes a los que es muy complicado encontrar pegas. Los Ford Edge ST Line tienen costuras en color rojo en volante y asientos, que cuentan con un tapizado más deportivo – mixto, de cuero y ante. Los ST Line son a efectos prácticos lo que eran los Edge Sport antes del lavado de cara, y se nota en algunas molduras de salpicadero y puertas, idénticas a las del modelo saliente.
En la consola central sí hay una gran novedad, y es que la palanca de cambios de las versiones automáticas ha sido reemplazada por un selector electrónico, en forma de ruleta. Esto se debe al uso de un nuevo cambio automático, del que luego os hablaré. El resultado es que ahora el puesto de conducción se ha vuelto más diáfano, más espacioso. Otra de las novedades es un sistema de recarga inalámbrica para smartphones – siempre que sean compatibles con el protocolo Qi de recarga inductiva. También hemos de mencionar un nuevo equipo de sonido Bang & Olufsen de 12 altavoces y 1.000 vatios de potencia, especialmente afinado para garantizar la mayor calidad de sonido en el interior del Ford Edge.
En lo tocante a conectividad, los Ford Edge cuentan ahora con un router integrado en su interior. Gracias a su constante conexión a internet, y mediante una app de smartphone llamada Ford Pass Connect podremos abrirlo y cerrarlo, o arrancar su motor a distancia. Esta aplicación también nos permite saber cuanto combustible le queda al coche, o localizarlo – ideal para los aparcamientos de los centros comerciales. El resto del habitáculo no cambia: sigue siendo un coche gigantesco, con muchísimo espacio y un maletero de 800 litros de capacidad. No existen versiones de 7 plazas en el Edge, dicho sea de paso. Para más impresiones de habitabilidad, consulta nuestra prueba del Ford Edge 2016 – no han cambiado con el lavado de cara.
Donde también hay novedades es en sus asistencias a la conducción y sistemas de seguridad activa, agrupados ahora en lo que Ford llama el “Copiloto 360”. Una de las novedades es que el control de crucero adaptativo ahora tiene una función de arranque y parada automáticos. El nuevo asistente de post-colisión frena el coche tras un accidente, evitando que tengamos otro accidente. El asistente de centrado en nuestro carril es interesante, pero es más interesante el nuevo “asistente de esquiva”. Mediante las cámaras frontales y el radar frontal, nos ayudará a evitar peatones, animales o coches que irrumpan en la calzada. Lo hace aplicando par al volante, maximizando la efectividad de la esquiva. Espero no tener que probarlo con un alce o un reno.
Al volante del nuevo Ford Edge 2019
Tras haber analizado los cambios en su interior, llegaba la hora de ponerme al volante del nuevo Ford Edge. La versión elegida fue un ST Line, con el nuevo motor 2.0 EcoBlue de 238 CV. Este motor es un propulsor de nuevo desarrollo, y es el diésel más potente de Ford en Europa. Está sobrealimentado por dos turbo compresores en serie – una turbina pequeña de rápida respuesta y geometría fija, y un turbo más grande, de geometría variable. Además de una potencia muy alta, su par motor es de 500 Nm a sólo 2.000 rpm. Este motor se asocia necesariamente a un sistema de tracción total inteligente y un nuevo cambio automático de ocho relaciones. Este cambio reemplaza a las cajas de doble embrague, diseñadas para soportar menos par motor.
Me pongo en marcha y desde el primer momento noto lo bien compenetrados que están el motor y la caja de cambios de ocho relaciones. Al ser un cambio de convertidor de par, las transiciones entre marchas suceden de forma muy suave, pero también de forma sorprendentemente rápida. La primera parte de nuestra prueba transcurre por carreteras secundarias completamente cubiertas de nieve y hielo. Aunque nuestro coche monta gomas de sección 265, gracias a los neumáticos de invierno con clavos que llevamos apenas hay pérdidas de adherencia y el coche tracciona con garra. Nos lleva poco tiempo acostumbrarnos a las reacciones del coche sobre nieve – las frenadas se alargan y el coche reacciona con más lentitud a nuestros inputs.
Lo cierto es que incluso en un entorno tan complejo y desafiante, el Ford Edge nos da mucha confianza a su volante. Es un coche con un aislamiento acústico excelente, y apenas percibimos el zumbido procedente de los neumáticos de clavos – aparte de estar muy bien insonorizado, su equipo de sonido cuenta con un sistema de cancelación activa de ruido, similar al de los auriculares de gama alta. Su suspensión está tarada con el confort en mente, pero los balanceos son relativamente contenidos. Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es la eficacia de su sistema iAWD de tracción total. Se trata de un sistema inteligente, que es capaz de desconectar el tren trasero, y funcionar como un coche de tracción delantera si las condiciones del firme son idóneas. Gracias a ello, homologa un consumo medio modesto, de 6,9 l/100 km.
Para poner a prueba el sistema de tracción total acudimos a una pista de desarrollo de coches. En primer lugar condujimos el Edge por una pequeña ruta off-road, una ruta sencilla con zonas puntuales algo más complicadas. El coche se defendió sin miedo, aunque sus diferenciales abiertos y su peso hicieron que en un par de ocasiones me atascara. La solución era entrar en las zonas con un poco más de inercia. No es un coche diseñado para la práctica del todoterreno extremo y no tiene reductora, pero sí una altura libre al suelo de 193 mm. Aunque es un coche largo y muy ancho, con un poco de pericia y precaución es sencillo maniobrar en espacios tan estrechos como el bosque que veis en las fotos que acompañan al texto.
La prueba de la verdad era un circuito deslizante, de asfalto helado cubierto de nieve. La adherencia era muy baja y la prueba consistía en buscar y encontrar los límites del coche. En este circuito he llegado a efectuar frenadas fuertes a más de 100 km/h, además de fuertes cambios de apoyo en curvas rápidas y lentas. Llevaba el control de tracción desactivado, pero el ESP conectado. El Edge me demostró que su comportamiento es intachable, siempre priorizando reacciones seguras, incluso sobre superficies con un bajísimo agarre. Si entraba pasado de velocidad en una curva o abría gas antes de tiempo, el coche me “regalaba” un subviraje acusado pero sencillo de controlar.
Solo abriendo gas con el coche bien apoyado lograba descolocar el tren trasero, en un sobreviraje delicioso, sincero y perfectamente controlable a golpe de contravolante – un contravolante sencillo, de media vuelta de volante. Incluso “ahuecando” en apoyo y frenando “a la escandinava” el coche tenía reacciones nobles. Una vez conocido su comportamiento sobre esta superficie, me pude divertir como un niño provocando sobrevirajes, sobrevirajes que sabía que no se me irían de madre. El sistema de tracción total y el ESP trabajan de forma constante en la sombra, evitando que nos metamos en problemas. ¿Cuánto ha consumido el Ford Edge en nuestra toma de contacto? ¿Son extrapolables a la realidad estos datos?
A pesar de su peso y sus inercias, en un circuito revirado y helado se ha defendido con agilidad y reacciones muy nobles.
El consumo ha rondado los 9 litros a los 100 km, conduciendo sobre nieve, con temperaturas gélidas y sin miramiento alguno por la eficiencia. No obstante, volviendo al aeropuerto por carreteras convencionales a unos 90 km/h, hemos firmado un consumo de 6,1 l/100 km según el ordenador de a bordo. Tendremos que probarlo a fondo y ver cómo son sus consumos en condiciones de circulación más españolas, con neumáticos convencionales. Por supuesto no todo es perfecto en el Ford Edge. En carreteras secundarias y zonas urbanas el coche se siente muy grande y muy ancho – mide 2,18 metros de ancho con los retrovisores desplegados. La visibilidad desde el interior es otro punto mejorable, como ocurre en casi todos los SUV.
¿Cuánto cuesta el Ford Edge 2019?
El Ford Edge no es un coche barato. Pensad que se trata de un coche a caballo entre el mundo generalista y el mundo premium, con un equipamiento que puede ser muy amplio y motores potentes. Es el coche más caro de Ford en Europa, más incluso que las versiones más potentes del Ford Mustang. En el mercado español los Ford Edge arrancan en 46.125 euros, para una versión Trend con el motor 2.0 TDCi de 190 CV, con caja de cambios manual y tracción total. Este motor de 190 CV es la versión de un solo turbo del motor probado, y solo está disponible con un cambio manual de seis relaciones. Todas las versiones del Ford Edge se ponen a la venta con ambas motorizaciones, salvo la versión Trend, disponible solo con el motor “pequeño”.
La diferencia de precios entre la versión Trend de acceso y la versión Titanium es de 3.000 euros a igualdad de motorización, y creemos que merece la pena con creces en cuanto a equipamiento de serie. A igualdad de motor, la versión ST Line es 5.000 euros más barata que la Vignale. El Ford Edge más caro es un Vignale con el motor diésel biturbo. Sin contar equipamiento extra, tiene un precio de tarifa de 63.025 euros. Un precio que le pone al nivel de coches como el Audi Q7 o el BMW X5, coches con los que rivaliza a nivel de empaque visual y equipamiento. Sí, son más de 60.000 euros, pero se trata de un coche equipadísimo, frente a un todocamino premium con el motor de acceso y un equipamiento más bien parco.
A continuación, los precios en España del Ford Edge:
Ford Edge Trend 2.0 TDCi 190 CV 4×4: 46.125 euros
Ford Edge Titanium 2.0 TDCi 190 CV 4×4: 49.125 euros
Ford Edge ST Line 2.0 TDCi 190 CV 4×4: 52.325 euros
Ford Edge Vignale 2.0 TDCi 190 CV 4×4: 57.325 eurosFord Edge Titanium 2.0 TDCi 238 CV 4×4 Aut.: 54.825 euros
Ford Edge ST Line 2.0 TDCi 238 CV 4×4 Aut.: 58.025 euros
Ford Edge Vignale 2.0 TDCi 238 CV Aut.: 63.025 euros