47 años en producción, y 22 millones de coches. Este es el balance de las ocho generaciones del Ford Fiesta. Un coche que nació fruto de la necesidad y que se convirtió en el amigo fiel de millones de familias. Todos tenemos una historia con el Ford Fiesta, y en esta prueba de clásicos, además de rendirle homenaje, os queremos contar todo sobre el primer Fiesta, y cómo logró convertirse en uno de los coches más importantes de los últimos 50 años. El Fiesta es un coche sin el que es imposible entender la historia del automóvil en España.
¿Por qué el Fiesta es especial para mi?
Antes de empezar, quiero contaros que esta prueba, y el vídeo que lo acompaña, son muy personales para mi. Este es un coche muy importante en mi vida. Mis primeros recuerdos en coche son del Ford Fiesta L que tuvo mi padre, muy parecido a este, blanco, del año 1977. Para un apasionado del motor, su primer recuerdo automovilístico es un momento clave. Además, fue con un Ford Fiesta Mk1 con el que pude vivir una de las mejores aventuras como periodista del motor. Una que jamás olvidaré y que contaré a mis nietos cuando un taxi autónomo nos dé paseos por la ciudad.
Ford Fiesta
En 2019, Ford España nos dejó la primera unidad fabricada del Ford Fiesta – el mítico V-1810-V que Henry Ford y Juan Carlos I vieron salir de Almussafes – para ir rodando desde Madrid a Coventry, en Reino Unido, un país que tiene devoción por Ford, para asistir a la mayor concentración británica de Ford clásicos – el Classic Ford Show. Una aventura que pude compartir con varios miembros del Club de Clásicos Ford de España y con el periodista Félix Macías, a los que mando un fuerte abrazo desde aquí.
Fotos del Ford Fiesta Mk1
Historia del Ford Fiesta
La historia del Ford Fiesta comienza oficialmente en el año 1972. Es el mismo año en que se lanza el Renault 5, y el año del despegue comercial del FIAT 127, lanzado en 1971. Queda claro que Europa es un mercado en plena expansión para los coches pequeños, baratos de comprar y baratos de mantener. Henry Ford II decide ir a por su trozo del pastel y da comienzo al proyecto Bobcat. Aun así, una década antes, Ford había decidido cancelar la producción de un coche pequeño para luchar contra Mini – el proyecto era entonces demasiado ambicioso.
Sin embargo, las nuevas condiciones de mercado y los efectos de la primera crisis del petróleo de 1973 dieron el espaldarazo definitivo al proyecto Bobcat. Aunque el Ford Fiesta pudiera parecer un producto aparentemente poco revolucionario, fue el coche más pequeño creado por Ford hasta entonces y su primer vehículo de tracción delantera verdaderamente moderno. El Ford Fiesta llegó al mercado en 1976, ya con rivales de la talla del Volkswagen Polo en el mercado y aunque era un producto global, Europa fue con diferencia su principal mercado.
Pronto se convirtió en la piedra angular de la exitosa filial europea de Ford. Durante décadas, Ford of Europe fue una de las marcas líderes del mercado, con una gama de productos adaptada al gusto europeo que aun hoy en día continúa dando sus frutos. Sin el Fiesta, no hubiera sido posible.Pero el Ford Fiest a es un utilitario especialmente importante para la historia del motor en España. La fábrica de Ford en Almussafes fue construida para producir el Fiesta, que comenzó su producción en serie el 18 de octubre de 1976, bajo la mirada del rey Juan Carlos I y el propio Henry Ford II.
Aunque el Fiesta no se producía exclusivamente en Valencia, la planta de Almussafes se convirtió en una de las principales plantas extranjeras de Ford gracias al éxito del utilitario, y a día de hoy, sigue fabricando vehículos de la marca, concretamente el todocamino Ford Kuga. Antes de pasar a analizar el coche… ¿sabéis por qué se llama Ford Fiesta? El equipo de marketing de Ford quería que se llamase Bravo, pero influenciado por la apertura de la planta en Valencia y el palíndromo con el nombre de la marca, Henry Ford II decidió que se llamaría Fiesta.
La denominación comercial era propiedad de General Motors, que la había registrado para un Oldsmobile en los 50, pero fue cedida de forma gratuita a Ford, en un infrecuente acto de amistad corporativa.
Análisis del diseño del Ford Fiesta Mk1
El Ford Fiesta fue diseñado por Tom Tjaarda en Ghia, entonces propiedad de Ford. Ghia ganó la competición de diseño interna en Ford que llevaría al coche que estás viendo. Aunque hoy en día vemos en el Fiesta un coche clásico, su limpieza de líneas y sus proporciones lo convertían en un coche rabiosamente moderno a finales de los años setenta. El Ford Fiesta mide solo 3,57 metros, y solo se vendió en carrocería de tres puertas. Es un coche minúsculo para los estándares actuales, pero sus dimensiones estaban en la media del segmento en el año 1976.
Fue diseñado bajo el principio de función sobre forma, y dos tercios de su volumen total estaban destinados a pasajeros y carga. Las ruedas estaban en los extremos del coche, y con solo 12 pulgadas, robaban muy poco espacio al interior del coche y la mecánica – hoy en día, sus neumáticos de 155 mm nos parecen dignos de una carretilla. También era destacable su gran superficie acristalada, que daba aire a su habitáculo y permitía una excelente visibilidad desde su interior – ¡cuánto hemos perdido en este aspecto en el coche moderno!
La unidad que hemos probado monta las llantas de un Fiesta Ghia tope de gama, dicho sea de paso. Los L llevaban unas llantas de chapa más sencillas. En la parte trasera del coche volvemos a encontrar paragolpes cromados de chapa atornillados a la carrocería, pero el punto clave es su enorme portón trasero. Ocupa el ancho completo del coche y lo hace un verdadero tres puertas, facilitando enormemente el acceso al maletero. El Ford Fiesta de primera generación fue el hatchback más pequeño fabricado por Ford hasta la fecha.
Mecánica del Ford Fiesta
El motor del Ford Fiesta estaba situado en posición transversal delantera, accionando el eje delantero. Hoy en día es una configuración común. Estrenada por el Mini a finales de los años 50, ni siquiera en la época del Fiesta era la arquitectura estándar en el segmento de los utilitarios. De hecho, el Fiesta fue el primer tracción delantera moderno de Ford. Esta unidad monta un motor de 1,1 litros y 55 CV, pero originalmente montaba un motor de 957 centímetros cúbicos – de 40 CV en sus versiones de baja compresión, y 45 CV en las de alta.
El 957 era un motor de prestaciones muy justas, y en la época era muy habitual cambiar el 957 por un 1.1 – la ganancia en prestaciones era muy notable, especialmente si se mantenía el cambio «corto» de los 957. Esta mecánica era sencilla y duradera, alimentada por un carburador y con sus válvulas accionadas por varillas y balancines. El 1.1, como os decía, desarrollaba 55 CV, y en un uso real, tenía un consumo mixto de unos 7 litros a los 100 km. Se asociaba en exclusiva a una caja de cambios manual de cuatro relaciones.
A mayores, en la gama de motores existieron los 1.3 de 65 CV, y los potentes XR2, de 1,6 litros y 85 CV.
Interior del Ford Fiesta Mk1
Entrar al interior del Ford Fiesta supone hacer un viaje en el tiempo. Todo es mucho más sencillo. El puesto de conducción tiene un volante no ajustable y una instrumentación con lo imprescindible para el día a día – no tiene cuentavueltas, se cambia a oído. El sistema de climatización de la época era un simple sistema de ventilación con calefacción. Si tenemos calor, bajamos la ventanilla (a manivela) y abrimos el pequeño derivabrisas. Un sistema muy efectivo, siempre que en el exterior haga menos temperatura que dentro del coche.
El Ford Fiesta podía tener mucho equipamiento, pero las versiones L eran bastante espartanas. Las puertas o el salpicadero podían estar acolchadas y la guantera podía tener puerta, pero en los L no hay recubrimientos ni puerta para la guantera. Tampoco hay bomba para el lavaparabrisas, reemplazada por una pera de aire situada en el reposapies. Los reposacabezas delanteros también son un elemento opcional que el Fiesta que hemos probado no incluye. Sin embargo, la visibilidad es una auténtica delicia y el espacio a bordo es mejor de lo esperado.
Especialmente en las plazas traseras, donde un adulto de mi talla – 1,83 metros y «hueso ancho» – viaja perfectamente en todas sus cotas. No esperaba tanto espacio interior en un coche tan pequeño por fuera. No obstante, aunque dos adultos viajen cómodamente en las plazas traseras, en los setenta podían viajar tres niños, la abuela y el perro. El equipaje viajaba en un maletero de 200 litros y formas muy regulares. Su boca de carga era ancha y estaba enrasada con el firme de carga. Tenía un doble fondo muy práctico donde viajaba la rueda de repuesto.
La bandeja del maletero no solo podía soportar bastante peso, si no que protegía la banqueta trasera al abatirla, formando una larga superficie de carga completamente plana. En este aspecto, el Fiesta, aun siendo un coche de hace casi cinco décadas, demostraba una practicidad digna del siglo XXI. Su suspensión trasera, de eje tirado, también permitía maximizar el espacio de carga.
Al volante del Ford Fiesta Mk1 de Miguel Jal
Siempre que conduzco un coche de esta época me doy cuenta de que menos, es casi siempre más. Los coches modernos son mucho más seguros, rápidos y tecnológicos, pero ninguno tiene esta visibilidad espectacular desde su interior, esta sencillez tan encantadora y este tacto tan analógico. No deberíamos olvidar de donde venimos, si queremos que el futuro de los coches sea mínimamente agradable. Este coche no tiene dirección asistida, pero incluso en parado se maniobra muy fácilmente, gracias a unos neumáticos estrechos.
La dirección tiene muy poca holgura y es comunicativa, sentimos cómo se carga de peso en los apoyos y cuánto agarre tenemos. El tacto del cambio es duro, pero relativamente preciso – aunque al juego de la primera y la segunda hay que acostumbrarse, es cuestión de minutos. Los controles son sencillos y en verdad, es un coche en el que nos sentiremos cómodos muy rápidamente. Aunque tiene discos de freno delanteros y tiene servofreno, la potencia de frenado es modesta y por supuesto, carece de ABS.
Hay que pisar el freno con fuerza para detenerlo, pese a ser un coche ligero. Por fortuna, los neumáticos modernos que lleva están a años luz de los compuestos originales de los años 70, mejorando su agarre y su seguridad de forma espectacular. El motor tiene un sonido muy característico, y aunque solo tiene 55 CV, hay que recordar que apenas tiene que tirar de 750 kilos, y su caja de cambios de cuatro velocidades es de un Fiesta con motor 957. Es decir, tiene unas relaciones ultra-cortas, que hacen que el coche acelere de forma sorprendente.
Eso sí, hay que cambiar a oído y es un motor ruidoso: a partir de los 80 km/h notamos que va muy revolucionado y da la sensación que una biela va a atravesar el capó. Esto se soluciona, como es habitual entre propietarios de un Mk1, con una caja de cambios de relaciones más desahogadas. La ligereza y sucintas dimensiones del Ford Fiesta, sus relaciones cerradas y su motor brioso hacen que sea un coche divertido y desenfadado de conducir. No nos vamos a ir de tramo porque no es un coche para ello y queremos cuidar los clásicos que probamos, pero se aprecian unos mimbres dinámicos muy interesantes en este Fiesta.
Esos mimbres serían aprovechados en versiones más potentes y deportivas, como los Fiesta S o los míticos XR2.
El lado más pasional del Ford Fiesta Mk1
Antes de despedirnos, queremos hacer un repaso al lado más deportivo y pasional del Ford Fiesta. La gama de los primeros Fiesta se completaba con dos versiones deportivas, altamente deseadas en la época. Por un lado, los 1.3 S y 1.3 Super Sport, con una mecánica Kent de cuatro cilindros, 1.297 cc y 66 CV de potencia. El tope de gama era el espectacular Fiesta XR2, cuyo motor de 1,6 litros ya era capaz de desarrollar 84 CV. Esta cifra puede parecernos baja hoy en día, pero en el año 1981, hacía del Fiesta XR2 uno de los utilitarios más radicales.
Tenía una estética mucho más deportiva, con faros redondos, aletines y emblemas específicos, además de unas llantas tipo “teléfono antiguo”. Su 0 a 100 km/h era de 10,1 segundos y su velocidad punta superaba los 170 km/h. Pero los Fiesta deportivos pueden ir mucho más allá. Si eres un verdadero apasionado de la marca, se pueden crear coches tan maravillosos como el que ha creado Miguel, el propietario del Fiesta que protagoniza este vídeo. Nació siendo un Fiesta básico, pero ahora es mucho más radical que cualquier XR2 de la época.
Ahora lleva el motor Fórmula Ford de 1,6 litros que usó Antonio Albacete, con cerca de 120 CV, faros y calandra de XR2, aletines ensanchados, baquets o llantas Braid de garganta profunda. El escape y el terra-trip proceden del Sierra Q8 de Malcolm Wilson. El coche fue pintado a mano por Miguel, al que ha llevado varios años crear esta joya artesanal. Todas las piezas son de época, y el coche pronto será legalizado para circular en carretera.
Conclusiones
El final del Ford Fiesta tuvo lugar, 47 años y 22 millones de coches después de haberse estrenado, en 2023. Sus ventas estaban en caída libre, canibalizadas, como las de otros tantos utilitarios, por los SUV urbanos y los SUV compactos. Podríamos decir que el Ford Puma ha sido el último clavo en el ataúd de un coche ya en peligro de extinción. El Ford Fiesta ha sido un coche icónico, y en su historia ha estado muy presente en nuestras calles, ideario colectivo y cultura pop – hasta sale en una de las canciones más míticas de los ochenta.
Estoy seguro que todos los que nos estáis viendo conocéis a alguien que ha tenido o tiene un Fiesta, habéis sido propietarios de un Fiesta o tenéis recuerdos asociados al utilitario de Ford. Termina aquí nuestro pequeño homenaje a un coche sencillo, desenfadado, asequible… y sobre todo honesto. Gracias por tanto, Forfi. Por último, queremos agradecer a Miguel Jal, dueño del coche, su amabilidad y cercanía para realizar este reportaje, así como a Daniel Tarodo, anterior propietario del coche, que lo haya mantenido en un estado tan original.
Fotos del Ford Fiesta Mk1