«Javi, el martes tienes que recoger un Hurtan Grand Albaycín«, me comunicó mi amigo y compañero Juanma a la par que me quedaba perplejo porque no tenía en mi radar dicha marca. Me sonaba, pero no caía en qué era exactamente. Una rápida búsqueda por internet fue suficiente para percatarme de lo que me estaba encomendando Juanma. Un rara avis, un coche especial, exclusivo que o lo amas o lo odias. Un deportivo concebido a mano en suelo español y que toma como base a uno de los vehículos más míticos de todos los tiempos, el Mazda MX-5. Ahora bien, ¿es su propuesta suficientemente exclusiva teniendo en cuenta las diferencias respecto al Mazda MX-5? Y lo más importante, ¿vale los más de 30.000 euros que separan al Hurtan del Miata? Vamos a descubrirlo.
Llegué a las oficinas de Hurtan y al instante pude respirar una atmósfera de mimo y cariño. Después de atravesar un inhóspito garaje, divisé un haz de luz que descubría al edén secreto de la firma española. Allí descansaban plácidamente no solo el Grand Albaycín que me iba a acompañar durante las próximas 24 horas, sino también el resto de modelos que conforman su gama. Un jardín vertical decorando su garaje, música de ambiente y una breve explicación sobre la marca y el coche en sí fueron la carta de presentación de este Hurtan.
El Hurtan Grand Albaycín, o lo amas o lo odias
No hay término medio para el Hurtan Grand Albaycín: o lo amas o lo odias. Pese a que en esencia sigue siendo un Mazda MX-5, sólo el ojo más experto podrá descifrar que la base de este deportivo es la misma que la del nipón, así como su esquema mecánico. Digo esto porque la estética cambia de manera radical.
El frontal se encuentra conformado por unos pasos de ruedas mucho más voluminosos y abultados que derivan en un largo capó al que tendremos que acostumbrarnos cuando circulamos con él. La calandra vertical y cromada busca dotar al Grand Albaycín con ese toque clásico tan característico de Hurtan, así como sus faros completamente redondos.
El lateral prosigue con la expansión de esta filosofía por cortesía de una carrocería bitono -en este caso beige y verde- y unas llantas cromadas de diseño específico. Pero, para mí, ha sido la zaga la zona que se lleva el diez absoluto por ser la mejor esculpida. En ella nos topamos con dos pilotos también redondos y una cuádruple salida de escape que no sólo hace que el Hurtan Grand Albaycín sea más pintón, sino también que su banda sonora mejore considerablemente. Pero luego os hablaré de eso.
Es en el habitáculo donde realmente encontramos latente la esencia Mazda. Pese al retapizado de los asientos -que por cierto, cada cliente puede personalizarlos tanto como su cartera se lo permita-, los símiles de madera y el logo de Hurtan por doquier, el interior sigue siendo el de un MX-5. No, no es algo malo. Primero porque la cabina del Miata es buena, especialmente para aquellos conductores que disfrutan de la conducción; y segundo porque Hurtan se ha encargado de mejorar los materiales del coche, ofreciendo más mullidos, zonas tapizadas en cuero y la posibilidad de decorar las puertas con símiles de casi cualquier material.
El cuadro de mandos y la pantalla de siete pulgadas se mantienen inalterados. La instrumentación es analógica, y nos ofrece la información justa y necesaria; mientras que la pantalla, de accionamiento táctil y manejable por medio de un mando satélite situado en la consola central, se siente algo vetusta debido a unos gráficos mejorables y en la que sigue saliendo reflejado el logo de Mazda, detalle que podría haberse cambiado. Aunque bien es cierto podemos subsanarlo conectando nuestro móvil por medio de Apple CarPlay o Android Auto.
Una conducción pura y dura
Pero ya basta de contemplaciones y de detalles secundarios. Vamos con lo que de verdad importa, al menos en este caso: la conducción del Hurtan Grand Albaycín. Presiono el botón de encendido y su cuatro cilindros atmosférico me recibe con una melodía algo inusual respecto a la que ya conozco del MX-5. Es más ronca, grave y agresiva. Han modificado las colas de escape, provocando que nazca en uno un leve cosquilleo.
Inserto primera y rápidamente me encuentro con ese tacto soberbio de la caja de cambios manual de seis relaciones. Recorridos cortos, con cierto regusto mecánico, que te incitan a cambiar más de lo necesario. Abandono las instalaciones de Hurtan no sin antes percatarme de que el frontal más abultado hace difícil conocer dónde termina este, generando que tenga más cuidado del habitual, además de porque conduzco un coche que puede coquetear en precio con los 80.000 euros.
En este caso me encuentro ante una configuración conformada por el motor atmosférico de cuatro cilindros de acceso, un 1.5 de 131 CV y 150 Nm de par. Cifras modestas pero perfectas para un coche en el que se reduce el peso en 90 kilos frente a un Mazda MX-5, por lo que la relación peso-potencia mejora considerablemente. También se incluye la capota de lona, aunque podemos optar por el techo rígido practicable así como por el motor de 2.0 litros y 184 CV.
Las prestaciones no son de infarto pero, al igual que ocurre en el Mazda MX-5, el Hurtan Grand Albaycín no quiere dejarte pecado al asiento a cada aceleración, quiere ser el rey indiscutible en una carretera de montaña. Así que, sin más dilación, pongo rumbo al Puerto de la Morcuera y me dispongo a devorar curvas en el mismo territorio donde ya lo hice hace unos meses con el Miata.
Sus reacciones están ligeramente mermadas respecto al motor de 2.000 centímetros cúbicos, especialmente en la entrega de par, aunque no resulta insuficiente mostrando una zona media-alta bastante llena. A su vez, el Grand Albaycín lo compensa con su más contenido peso y con un conjunto de efemérides dispuestas a dar constancia de la esencia del coche. La caja de cambios te invita a cambiar mucho más; la disposición de los pedales es perfecta para realizar el punta-tacón y el sonido del motor, más afinado y menos compungido que un MX-5 estándar, rebota en las paredes del puerto aunque no vaya a velocidades altas.
Echo en falta igualmente una dirección con algo más de peso y con un grado más de comunicación pese a ser buena y transmitir en todo momento las pérdidas de adherencia que podemos experimentar. Lo mismo me sucede con la suspensión, quiero un nivel más de dureza para evitar ciertos balanceos de la carrocería. Pero el conjunto general es soberbio, y el Hurtan me demuestra que no es necesario mucho para disfrutar, aunque su precio diga todo lo contrario.
Más de 70.000 euros por el Hurtan Grand Albaycín
Así es, el precio del Hurtan Grand Albaycín no es apto para todos los bolsillos. Supongo que la exclusividad que implica un coche fabricado a mano en Granada se paga, y también ser el centro de atención absoluto, porque sí, son muchos los que se acercan con sus móviles a preguntarte qué coche convirtiéndote en el foco de todo viandante.
Y es que la firma española pide un desembolso de 59.000 euros por el Hurtan Grand Albaycín que hemos probado, aunque eso sí, antes de impuestos. Sumando absolutamente hasta el último céntimo, estamos hablando de un precio final de 74.192 euros. Pero la factura se puede incrementar en función de las opciones escogidas, nivel de personalización y variante mecánica.
¿Merece la pena? Pues depende mucho de gustos, de nuestra pasión por la exclusividad y de la configuración escogida. A nivel mecánico y a nivel de sensaciones no vamos a encontrar grandes diferencias respecto a un MX-5 convencional de igual potencia, motor y transmisión, por lo que será más el apartado estético, exclusivo y personal -así como nuestro bolsillo- el que nos haga decantarnos o no por el Hurtan Grand Albaycín. Personalmente no afrontaría los 31.000 euros que separan al Hurtan del MX-5, más que nada porque no encuentro una razón de peso para pagarlos en el hipotético escenario en el que pudiese gastarme 70.000 euros en un coche. Eso y que con esa cantidad en el bolsillo seguramente optase por otras opciones. Pero sobre gustos no hay nada escrito, y cada quien hace con su dinero lo que crea conveniente.
Fotos: Juanma G. Cámara