Cuando Jaguar lanzó el F-Type hace ya varios años, fue vendido como el sucesor espiritual de aquellos brillantes E-Type de los años 60 y 70 del siglo pasado. Pronto nos dimos cuenta que en verdad, el Jaguar F-Type era un deportivo con entidad propia, un ágil y potente felino en cuyas miras siempre estuvo el Porsche 911. Años después de su lanzamiento, Jaguar lo mantiene fresco con constantes actualizaciones, nuevos motores y ediciones tan especiales como los 400 Sport. ¿Qué tiene de especial el Jaguar F-Type 400 Sport para que lo consideremos uno de los mejores F-Type jamás creados?
¿Por qué los Jaguar F-Type 400 Sport son especiales?
En primer lugar, su carácter limitado. El Jaguar F-Type 400 Sport sólo se venderá durante el presente “Model Year” del F-Type, por lo que si quieres adquirir una unidad, te aconsejamos que vayas poniendo rumbo al concesionario: su venta ya ha terminado y apenas quedan unidades en stock. Los 400 Sport se venden con carrocería coupé o descapotable, con tracción trasera o tracción integral permanente. Nuestra unidad es descapotable, pintada en el precioso blanco perlado Yulong White. Sólo existen otros dos colores disponibles para esta edición especial, el Santorini Black y el Indus Silver. Personalmente, el color que más me convence es el blanco de nuestra unidad.
Jaguar F-Type
Estéticamente, son diferentes a otros Jaguar F-Type, posicionándose a caballo entre la deportividad elegante de los F-Type de acceso y el carácter radical de los R. Llevan un kit de carrocería opcional llamado Sport Design, que ha sido aderezado con unos pocos emblemas en color amarillo y algunos detalles en color gris oscuro. A ello se suman unas preciosas llantas de 20 pulgadas en gris oscuro mate y unas pinzas de freno en las que también se lee el omnipresente “400 Sport”. No lo negamos, una importante parte del atractivo del Jaguar F-Type 400 Sport es común a todos los F-Type: es uno de los coches más bonitos del mercado hoy en día.
Me declaro fan confeso de sus proporciones, de ese capó tan largo, de ir sentado casi sobre el eje trasero, de sus afiladas ópticas traseras. Y de su doble salida de escape central, con “trompetas” en las que literalmente cabe un puño. Este escape activo es de serie en los 400 Sport, y de él emana una melodía de la que muy pocos deportivos pueden presumir hoy en día. Dato curioso: Jaguar probó hasta 100 tipos diferentes de escape cuando desarrolló el F-Type, buscando que la firma sonora del coche fuera una de sus mejores cartas de presentación. Creedme, lo han conseguido con creces.
Dentro del coche también encontramos varios logotipos “400 Sport”, en el reposacabezas de sus asientos deportivos, o en el salpicadero. El Jaguar F-Type es un biplaza estricto, y su habitáculo está construido con materiales de buena calidad aparente. Sin recurrir a aluminio o fibra de carbono – si quieres molduras en este material, el extra son 815 euros – logra convencernos con recubrimientos de cuero y un diseño muy orientado al conductor. Un detalle en mi opinión mejorable, es su instrumentación analógica, de diseño más bien simplón y común al resto de los Jaguar F-Type. ¿Habría sido mucho esfuerzo diseñar una instrumentación específica para los F-Type 400 Sport?
Pero la verdadera alma de la fiesta es el motor. En los F-Type siempre lo es. En este caso hablamos de un motor V6 de 3,0 litros sobrealimentado por compresor, con 400 CV de potencia. Es el mismo motor de los Jaguar F-Type de 380 CV, con retoques en electrónica y presión de soplado que le hacen ganar 20 CV adicionales. Mientras la totalidad de rivales recurren a la sobrealimentación por turbo o a la aspiración atmosférica – en casos muy concretos – Jaguar se resiste a abandonar el compresor. Y aplaudo a Jaguar por ello. Porque combina lo mejor de ambos mundos: el carácter agudo y predecible de un atmosférico, con la contudencia de un motor sobrealimentado – su par motor es de 460 Nm, constantes entre las 3.500 y 5.500 rpm.
Con cambio manual, este motor sería la bomba. Ese sí que habría sido el F-Type perfecto, pero Jaguar ha decidido que los 400 Sport se vendan únicamente asociados a un cambio automático de ocho relaciones y convertidor de par. Nuestra unidad de pruebas era de propulsión, y sobre el papel, hacía el 0 a 100 km/h en 4,9 segundos, con una punta de 275 km/h. Curiosamente, el peso de la tracción integral en los 400 Sport eleva su 0 a 100 km/h en 0,2 segundos. A no ser que vayas a conducir habitualmente sobre superficies de baja adherencia, te recomendamos sinceramente optar por un 400 Sport de propulsión.
Todo esta diatriba está muy bien, pero se nos olvida en cuanto arrancamos el motor. El motor despierta con un acelerón, subiendo hasta las 2.500 rpm y tosiendo un par de petardazos. Todo el vecindario te oirá arrancarlo, y se te pondrá en la cara una sonrisa bobalicona que no te quitarás hasta que bajes del coche. Como ocurre en casi todos los deportivos modernos, es un coche sencillo de conducir, amigable y para todos los públicos, mientras rodemos en el modo de conducción en condiciones de baja adherencia o en el modo Normal. Pero todo cambia cuando tiramos del selector del Adaptive Dynamics y lo colocamos en modo Dynamic. Es entonces cuando el felino saca sus garras – perdonad la manida y predecible expresión.
La dirección se endurece, la respuesta del motor es más inmediata, y la gestión del cambio eleva el punto de cambio de marcha. Todo ello, aderezado con petardeos y el glorioso sonido gutural del V6 Supercharged. Es un sonido que a pesar de su volumen, no resulta estridente ni cansado. Es una perfecta sinfonía británica de viento, que sopla con urgencia y descaro cuando nos acercamos a su corte de inyección, superior a las 7.000 rpm. Querrás rodar alto de vueltas, reducir marchas y acelerar con fuerza solo para deleitar a tus tímpanos. Por fortuna, el ruido sí va acompañado de nueces. Dinámicamente, el F-Type 400 Sport es todo un juguete.
Entre otras cosas, cuenta con un autoblocante mecánico en el eje trasero, capaz de repartir el par de forma electrónica entre ambas ruedas – la función se llama torque vectoring. Su equipo de frenado es superior al de los F-Type de 380 CV, con discos delanteros de 380 mm de diámetro y discos traseros de 376 mm – si vas a rodar habitualmente en circuito, puedes optar por unos frenos carbonocerámicos de 398 mm de diámetro, que elevan la factura en 13.911 euros. La guinda la pone una suspensión con una puesta a punto más deportiva, que contribuye a acercar a los 400 Sport al carácter radical de los R.
El Jaguar F-Type 400 Sport es un coche cuya dinámica y carácter podríamos definir como “jovial”, o quizá “alegre”. Tranquilos, no estoy hablando de un Fiat 500C, sigo hablando de un deportivo inglés de 400 CV. Lo que quiero decir es que es un coche donde la eficacia absoluta deja paso a la diversión al volante. Aunque va sobre raíles en la mayor parte de circunstancias – como ocurre con muchos otros deportivos coetáneos – es un coche que aún nos deja jugar con su tren trasero. Solo tendremos que abrir gas antes de tiempo, y el eje trasero se descolocará de forma natural, y sobre todo, predecible. No muchos coches de su segmento nos dan la confianza para explorar con confianza los límites de su dinámica, y este punto es realmente positivo de cara a la experiencia de conducción.
La excelente retroalimentación de la dirección, y por tanto, la confianza en el tren delantero, tienen mucho que decir igualmente. Por supuesto que no es un coche sin defectos: en un uso muy intenso el equipo de frenado sufre, y el cabrio pesa 1.614 kilos, acusando en algunas zonas la menor rigidez de su chasis con respecto al Coupé. Pero la realidad del F-Type es que es un coche donde no importan tanto las prestaciones puras. Es un imperio de los sentidos, donde las sensaciones priman sobre la lógica implacable de las cifras. Porque no compras un deportivo así solo pensando en la eficacia dinámica, lo compras pensando en el ratio sonrisas por kilómetro, y en esa métrica, el 400 Sport es casi imbatible.
Tendréis que creerme cuando afirmo esto, pero os prometo que no hay muchas experiencias más cercanas al nirvana petrolhead que conducir un Jaguar F-Type 400 Sport descapotado, con el doble escape aullando a tu espalda, deleitándote en el olor a goma quemada y a humedad de una fresca mañana de otoño. Palabra. Ahora bien, alcanzar este nirvana no es barato.
¿Cuánto cuesta el Jaguar F-Type 400 Sport?
Los Jaguar F-Type arrancan en los 65.700 euros del cuatro cilindros coupé, con cambio manual. Sin llegar a las alturas prestacionales de los V8, y yendo más allá de la modestia de los cuatro cilindros, los V6 se postulan como una interesante opción para muchos clientes. En concreto, los Jaguar F-Type 400 Sport arrancan en 114.000 euros, costando los Convertible 8.000 euros adicionales. El precio de partida de nuestra unidad era de 122.000 euros, a los que se suman poco más de 6.000 euros en extras, llevando el total hasta 128.483 euros. Con todo, su equipamiento de serie es muy completo, y apenas necesitaremos tirar de chequera.
Los extras de nuestra unidad son elementos como el Climate Pack (1.902 euros), que incluye asientos ventilados y calefactados, sensores de aparcamiento delanteros con cámara de visión trasera, o el equipo de sonido Meridian de 770 watios de potencia, con 12 altavoces y subwoofer (3.430 euros). Algunos extras destacables son los ya mencionados frenos carbonocerámicos, así como diferentes llantas. No es un coche barato, pero su carácter exclusivo y lo acertadísimo de su configuración lo convierten en posiblemente un futuro clásico. A continuación os dejamos con una galería de fotos en alta resolución.