Quizá no sepas que el Lamborghini Urus no fue el primer todoterreno de Lamborghini. El primero nació a finales de los ochenta, se llamaba LM002 y fue apodado como «Rambo Lambo». Su historia es de lo más peculiar, y que este coche esté aquí es fruto de una serie de infortunios y el ingenio de su marca. Hemos tenido el inmenso honor y privilegio de ponernos a sus mandos aprovechando la invitación de Lamborghini a probar el Urus SE enchufable. Esperamos estar a la altura de semejante coloso.
El LM002 es el Lamborghini más Lamborghini
La historia del LM002 comienza en el año 1978 con el Cheetah, un todoterreno militar con motor V8 trasero que Lamborghini trató de vender al ejército de EEUU, en una época de vacas flacas en la que la marca estaba hambrienta de ingresos. Su sucesor se llamaba LM001 y ya en los ochenta, trató de competir con el Hummer de AM General por un contrato de 1.300 millones de dólares. De nuevo, su motor, un V8 americano en posición trasera, causaba que su comportamiento dinámico fuese difícil de gestionar.
Fotos de la prueba del Lamborghini LM002






Lamborghini perdió el contrato y decidió aprovechar el desarrollo, montando un V12 de sus Countach en posición delantera, y buscando entre sus clientes ejércitos, empresas petrolíferas y señores de la guerra de oriente medio. Aunque se produjeron algunas unidades militares, el éxito del Rambo Lambo vino de la mano de sus versiones civiles, presentadas en el Salón de Bruselas de 1986. Eran vehículos militares de calle, con un interior muy lujoso, un diseño absolutamente demoledor y un atractivo innegable. Entre 1986 y 1993 se produjeron solamente 301 unidades.
No tuve mucho tiempo para enseñaros el LM002, pero no puedo no detenerme en su vista frontal. El capó me llega al pecho, está abultado para poder albergar los dos enormes filtros de aire que el motor necesitaba en climas desérticos y su emblema es una gotita de color en un enorme entramado de tomas de aire, barras de protección y mirada perdida. Imaginad esto en vuestro espejo retrovisor… Su perfil es absurdamente anguloso, y revela lo pequeña que es la zona dedicada al pasaje, además de sus casi 30 cm de altura libre al suelo.
Aunque no lo parezca, es casi 25 cm más corto que el Urus, es igual de ancho y es 15 cm más alto. No obstante, si hoy en día su imagen es imponente e impresionante, imaginad lo que tenía que ser cruzarse con este monstruo en una estrecha carretera italiana, conduciendo un pequeño Cinquecento. Terrorífico. Llama mucho la atención el tamaño de sus neumáticos. En su momento fueron desarrollados especialmente por Pirelli, tienen nada menos que 345 mm de ancho y se montan sobre llantas de 17 pulgadas.
Tienen sus flancos reforzados con kevlar, son run flat y soportan las temperaturas del desierto a la perfección. Son los más anchos que he visto en mi vida, y un juego, si lo encuentras en stock, puede llegar a costar 30.000 euros. No es una errata. Lo que mucha gente no sabe es que la carrocería del LM002 era producida en Ormaiztegi, en el País Vasco. La producía Irizar, un carrocero de autobuses aun en funcionamiento. Sus paneles eran de aluminio, y algunos, de fibra de vidrio reforzada con plástico.
Irizar también diseñó su depósito de combustible y produjo parte de su interior. Como curiosidad, uno de los inventos de Irizar fue adaptar la cerradura del Renault 7 al LM002, un hallazgo que uno de los ingenieros descubrió en un desguace. Irizar enviaba las carrocerías completas a Sant Agata Bolognese, que las montaba sobre sus chasis y el resto de componentes mecánicos. Se habló de problemas de calidad, pero la realidad era que estábamos hablando de una producción de coches artesanal con controles de calidad más bien laxos – a ambos lados del Mediterráneo.
De la parte trasera del LM002 hay que mencionar su caja tipo pick-up y el enorme neumático de repuesto, colgado del portón, y que hacía de tope cuando este se abría hacia abajo. Las torretas con ametralladoras eran equipamiento opcional para señores de la guerra. Aunque el LM002 era un coche derivado de un proyecto militar, quisieron crear un coche de calle lujoso y opulento. Todo está forrado en cuero de alta calidad, la madera es natural y hay muchos mimos a los ocupantes. Aun así, el coche no puede esconder su origen militar.
Su consola central es tan ancha que casi no alcanzaría a tocar al copiloto, ya que aquí dentro está montada la transmisión y caja transfer. De hecho, incluso la palanca de cambios está en una posición poco ergonómica. Estas palancas controlan el sistema de tracción total y sus bloqueos de diferenciales y hay multitud de botones en toda la consola central. La instrumentación es completísima, dicho sea de paso, incluyendo voltímetro, presión de aceite y temperatura de aceite.
Aunque es un coche que mide dos metros de ancho, solo tiene dos plazas traseras y están separadas por el gigantesco túnel. Igual que ocurre en un Hummer.
Como Arnold Schwarzenegger
Me siento como Arnold Schwarzenegger o Slyvester Stallone conduciendo este Hummer italiano. Stallone tuvo un LM002, dicho sea de paso, por eso el LM002 se apoda Rambo Lambo. Vamos en las alturas y el coche se siente absolutamente masivo – y creedme que esa no es una referencia a Llados. Su postura de conducción es muy peculiar. El puesto de conducción es estrecho y su volante muy pequeño, aunque por suerte tenemos dirección asistida. Gracias a sus formas cúbicas su visibilidad es muy superior a la de un Countach.
Eso sí, los pedales están muy juntos, el embrague es lo más duro que he pisado jamás y su cambio manual, de tipo dog leg, convalida por una sesión de pierna en el gimnasio. Te prometo que un atasco con este coche te va a producir agujetas. Puedo imaginar que así era conducir un pequeño camión en aquella época. Por fortuna tiene dirección asistida y un equipo de aire acondicionado potentísimo. Casi tan potente como el V12 de 5,2 litros y 450 CV que responde a mis órdenes. Ese V12 es idéntico al del Lamborghini Countach 5000 QV de la época.

Respira a través de seis carburadores Weber de doble cuerpo, aunque algunas unidades, destinadas a mercados con normas ambientales exigentes, tenían inyección de combustible. Es el caso de esta unidad, con motor de inyección Bosch, destinado al mercado canadiense – concretamente al señor Walter Wolf. Este motor respiraba a través de dos gigantescos filtros de aire cilíndricos, motivo por el que su capó tiene una enorme protuberancia. Son necesarios en el desierto, zona donde residían gran parte de sus compradores.
Su caja de cambios es una ZF de cinco relaciones, tipo «dog-leg», con una primera que se engrana hacia atrás. Nunca hubo opción automática, pero sí un sistema de tracción total conectable con reductora, sin diferencial central y con diferenciales autoblocantes. Este coche era realmente capaz fuera del asfalto, pero sobre el asfalto no era un superdeportivo: tardaba unos 8 segundos en llegar a los 100 km/h. Aunque este coche pesa 3 toneladas, se mueve con una soltura casi alarmante, y hay que moderarse con el pie derecho, porque este no es un coche con un equipo de frenado muy potente.
Todo es superlativo en el LM002. Y también su apetito por el combustible. Consume 30 litros a los 100 a ritmos normales. Si lo conduces fuera del asfalto o decides emocionarte con el pedal derecho, agotarás su depósito de combustible, de 290 litros, en menos de 600 km. Haz las matemáticas… Aun así, conducir un LM002 es una experiencia maravillosamente visceral y analógica.
Una experiencia que nunca olvidaré. Espero que el breve contacto con el LM002, el primer super SUV de la historia, os haya ayudado a conocer el pasado del Urus, que casi resulta comedido a su lado.
Fotos de la prueba del Lamborghini LM002





