Que no te cuenten películas. Si haces muchos viajes y quieres un coche verdaderamente amplio, verdaderamente cómodo, verdaderamente lujoso y verdaderamente eficiente… olvídate de los SUV. Lo que necesitas es un familiar de toda la vida. Dejadnos que os expliquemos por qué en esta prueba, y el vídeo que la acompaña.
El Mercedes Clase E W214 es una tortilla de patata “en vaso”
El Mercedes Clase E familiar es un coche que trata de conciliar dos mundos. Si me permitís el símil, es como una tortilla de patata en vaso. Por un lado, es uno de los coches más tradicionales de la marca, tanto por formato como por filosofía. Es un familiar diésel, un tipo de coche que la marca lleva más de medio siglo produciendo. Pero por otro lado, es un buque insignia de la tecnología más puntera que Mercedes es capaz de ofrecer. Sus ADAS son avanzadísimos y llega a abrumarnos con su conectividad y número de pantallas.
Mercedes-Benz Mercedes Clase E Estate
Sabe igual que la tortilla de siempre, pero a algunas personas les chocará que se beba, en vez de comerse con un trozo de pan.
Diseño y dimensiones
La versión familiar del Mercedes Clase E mide la friolera de 4,95 metros de longitud. Personalmente, a nivel de diseño, creo que es la versión más agraciada de toda la gama. Sus proporciones son muy naturales y su zaga, a mi juicio, tiene mucha más personalidad y elegancia que la de la berlina. En vivo, impone. Por desgracia, el segmento de los familiares grandes está en claro peligro de extinción, y la culpa es de los todocaminos. Ya un nicho de mercado, está casi exclusivamente dominado por marcas alemanas y solo de corte premium.
Fotos del Mercedes Clase E Estate
Entre sus rivales solo encontramos a los BMW Serie 5 Touring, Audi A6 Avant, y la alternativa sueca, el precioso Volvo V90.
Un interior de calidad, pero demasiado tecnológico
De entrada, acceder al interior del Mercedes Clase E es entrar en un habitáculo muy poco tradicional. Es muy futurista, cargado de pantallas, luces y superficies limpias. La postura de conducción es propia de un coche tradicional, baja y con las piernas estiradas. Sus asientos son muy cómodos y permiten lograr una posición de conducción adecuada para conductores de diferentes tallas. Hay mucha superficie acristalada, mucha amplitud y una gran sensación de espacio. No obstante, no todo es perfecto: la tecnología pasa factura a la ergonomía.
Se pierden los mandos físicos de la climatización y otras funciones, e incluso los mandos del volante tienen una respuesta háptica. Las calidades, eso sí, son impecables: todo está acolchado, no hay crujidos y se siente una clara evolución con respecto al anterior Mercedes Clase E, así como un importante salto de calidad con respecto a un Clase C. Eso sí, abusa del negro piano y todas las superficies de acabado metálico son de plástico. En un coche premium que arranca por encima de los 60.000 euros, es un punto a mejorar.
En el plano tecnológico el Mercedes Clase E da el do de pecho. Es un coche cargado de pantallas y la conectividad más vanguardista de la marca alemana. La instrumentación digital tiene 12,3 pulgadas, y no solo ofrece varias vistas, si no la posibilidad de ver el mapa, o personalizar hasta el extremo la información que ofrece. Tiene muy buena resolución, buen brillo e incluso vista 3D estereoscópica. La pantalla central es horizontal y tiene nada menos que 14,4 pulgadas.
El sistema de infoentretenimiento MBUX 3.0 tiene un funcionamiento bastante más intuitivo que sus primeras iteraciones, con un asistente de control por voz de funcionamiento excelente. Es de lo mejor del segmento en cuanto a fluidez, calidad y agrado de funcionamiento. Eso sí, la pantalla para el acompañante, de 12,3 pulgadas, me parece muy prescindible. Le permite ver el navegador, consumir contenidos o jugar a minijuegos, pero no le veo demasiado sentido existiendo una pantalla central con las mismas funciones.
Además, es un extra costoso: cuesta casi 1.900 euros. Sus plazas traseras son impecables: el espacio disponible para las piernas, hombros y cabeza es enorme, sus asientos son extremadamente cómodos y cuentan con climatización de hasta cuatro zonas. La calidad de las puertas traseras es idéntica a la de las puertas delanteras y contamos con múltiples puertos de carga, además de un cómodo reposabrazos central. El respaldo de los asientos traseros es regulable en inclinación. El maletero del Mercedes Clase E Estate es una auténtica caverna.
Con 615 litros de volumen, es el mas grande de entre todos sus rivales premium – sí es superado por el de coches como el Skoda Superb Combi. De este maletero hay que destacar unas formas completamente regulares, el buen guarnecido de todas sus zonas – especialmente la boca de carga – y la presencia de suspensión neumática trasera. De serie desde los W124 familiares, la neumática trasera garantiza que el coche se mantiene al mismo nivel con independencia de lo cargados que vayamos.
220 d, un diésel especialmente eficiente
La mecánica de este Mercedes es la prueba de hasta dónde puede llegar el diésel si no le cortamos las alas. Este motor turbodiésel de 2,0 litros desarrolla 197 CV y 440 Nm de par motor, y está apoyado por un sistema de hibridación ligera de 48 voltios, que aporta hasta 23 CV y hasta 205 Nm adicionales a la cadena cinemática. Imbuido entre el motor y la caja de cambios, este motor eléctrico no puede mover por sí solo al coche, pero le permite circular a vela con el motor apagado, tener un sistema Stop & Start casi perfecto… y la etiqueta ECO de la DGT.
Asociado a una caja de cambios 9G-Tronic de convertidor de par y ocho relaciones, firma un 0 a 100 km/h de 7,9 segundos, 230 km/h de velocidad punta y un consumo medio de 5,0 l/100 km. Estas cifras parecen irreales, especialmente teniendo en cuenta que hablamos de un gigantesco familiar de dos toneladas de peso.
Imbatible para viajar: estos son los motivos
Te voy a contar por qué este coche es imbatible para largos viajes en carretera. Uno de los factores que contribuyen a ello es un excelente aislamiento acústico en toda circunstancia. El motor es imperceptible salvo cuando está frío o le exigimos toda su potencia, y solo percibimos el murmullo de los neumáticos sobre el asfalto – algo que depende en gran medida del estado del firme, dicho sea de paso. El Mercedes Clase E Estate también puede presumir de una aerodinámica impecable. Tiene un coeficiente aerodinámico de solo 0,23.
Si a ello le unimos una superficie frontal escasa, posible al ser un coche bajo, y una carrocería larga, el resultado es un coche excepcionalmente eficiente al cortar el viento. Por tanto, consume poco y genera muy pocos ruidos aerodinámicos en su interior. Ningún todocamino se le acerca en este punto. Otro punto a destacar es su motor. Este propulsor tiene prestaciones más que suficientes, y solo percibimos que es una mecánica diésel cuando exigimos toda su potencia.
Es un motor muy solvente, con prestaciones más que suficientes – que no meteóricas – en toda circunstancia. Su caja de cambios automática es suave como la seda, y solo en el modo de conducción más deportivo podemos percibir los cambios entre relaciones. Pero sobre todo, este motor destaca por su eficiencia, absolutamente impresionante. Logra consumos reales de 5 l/100 km en vías rápidas, e incluso en el peor de los ciclos urbanos parece imposible lograr que supere los 7,5 l/100 km.
Un detalle que rara vez solemos mencionar en nuestras pruebas es la capacidad del depósito. En estos tiempos de depósitos pequeños, disfrutar de un depósito de 66 litros de gasóleo nos permite lograr autonomías reales claramente por encima de los 1.000 km – incluso podemos llegar a los 1.400 km siendo cuidadosos con el pedal derecho. La calidad de rodadura del coche, igualmente, resulta espectacular. Se siente aplomado e imperturbable, con una suspensión con un tarado cómodo, pero que sujeta muy bien la carrocería si le buscamos las cosquillas.
Opcionalmente el Mercedes Clase puede equipar suspensión neumática en ambos ejes, así como un eje trasero direccional. El BMW Serie 5 Touring tiene un punto más dinámico, pero no logra el equilibrio entre confort y paso por curva del familiar de Stuttgart. Por último, también quiero destacar la presencia de multitud de ADAS avanzados, entre los que destaca el sistema Digital Light. Sus faros adaptativos tienen una resolución de un millón de píxeles, y no solo iluminan a las mil maravillas, si no que son capaces de «pintar» formas y avisos con luz sobre el asfalto.
Esto permite identificar de forma visual y rápida a peatones o ciclistas, ubicar otros vehículos, o recibir avisos. Si conduces habitualmente de noche, no hay mejores faros que estos. Eso sí, solo están disponibles en paquete, y el más barato de esos paquetes cuesta más de 3.800 euros.
Conclusiones
El Clase E familiar es un gran Mercedes, y es el digno heredero de sus productos más tradicionales. Desgraciadamente, el mercado manda, y un coche como este ha pasado a ser un producto de nicho. Un producto de nicho para conductores que quieren un formato de coche muy tradicional, y que además, van a recorrer muchos kilómetros a sus mandos cada año. Un cliente en peligro de extinción, y quizá, un cliente que no es el mayor adepto a una digitalización excesiva en sus coches.
Sea como fuere, con sus contradicciones y peculiaridades, el Clase E familiar es un producto casi redondo, además de ser uno de los buques insignia de la marca en lo tocante a asistencias a la conducción y seguridad activa. Eso sí, la grandeza se paga. Este coche arranca en 66.150 euros, pero con todos los extras que lleva… nuestra unidad de pruebas se acerca muy peligrosamente a los 100.000 euros.
Fotos del Mercedes Clase E Estate