Si tienes que pasar la Inspección Técnica de tu Vehículo a partir del 1 de julio de 2022, toma nota porque el proceso tendrá novedades. Debido a la pandemia del coronavirus, las estaciones tuvieron que dejar de realizar una de las pruebas de esta revisión y, ahora, está de vuelta. Se trata de la diagnosis OBD, uno de los puntos más temidos por los conductores por los mitos que lo rodean. Vamos a responder a unas cuantas preguntas para derribarlos.
Hoy en día son muchos los conductores que, todavía, no tienen claro qué es la diagnosis OBD, qué vehículos deben superar esta prueba o qué elementos analiza. Comenzaremos, entonces, por el principio. El Real Decreto 920/2017 establece que, desde 2018, todas las estaciones deben llevar a cabo, de forma obligatoria, un análisis electrónico a ciertos vehículos. Este proceso se ejecuta a través del On-Board Diagnostics (OBD), el puerto de diagnosis estandarizado.
¿Qué vehículos deben superar la prueba OBD?
No, todos los vehículos no deben pasar la prueba OBD: lo que determina si debe hacerla o no es su normativa Euro de emisiones. Teniendo en cuenta esto, son dos los grupos que tendrán que enfrentarse a ella:
- Vehículos M1 y N1 (turismos de hasta nueve plazas y vehículos destinados a carga de no más de 3.5 tn) homologados bajo normativa de emisiones Euro V o posterior
- Vehículos M1 y N1 homologados bajo normativa de emisiones Euro VI o posterior
En otras palabras: aquellos matriculados a partir de enero de 2011 o a partir de enero de 2014 en el caso de los industriales.
Por lo tanto, los modelos más antiguos están excluidos porque, normalmente, no cuentan con ningún sistema de diagnosis electrónica o disponen de uno que es el específico del fabricante y funciona con un protocolo diferente.
¿En qué consiste la prueba OBD?
La mayoría de los falsos mitos se forman por la falta de conocimiento sobre un tema: algo así ocurre con el análisis que se lleva a cabo en este proceso. Y es que, en realidad, sólo los vehículos que han sido manipulados deben temer a la prueba OBD. ¿Por qué?
Porque con esta comprobación se busca reconocer cualquier fallo, anomalía avería o manipulación en los sistemas de seguridad y anticontaminación. Para ello, a través de ese puerto de diagnosis, se lleva a cabo un examen de la ECU del vehículo que examina dos frentes.
- Los parámetros del motor y sus sistemas anticontaminación complementando, así, la labor de la prueba de gases: verifican que el funcionamiento de los filtros de partículas, la válvula EGR, los catalizadores de urea (Adblue)… es correcto. Si alguno de ellos esté anulado o alterado supondrá un defecto grave y, por tanto, una inspección desfavorable.
- La memoria de las averías: comprueban si existe algún problema en los sistemas de seguridad del vehículo como pueden ser airbags, pretensores o testigos del cinturón de seguridad, examinan el funcionamiento del testigo de avería genérica de motor (MIL) así como el historial de averías previas, el tiempo transcurrido y distancia recorrida desde el último borrado de los errores.
Si el período de tiempo es inferior a una hora antes de la inspección o el vehículo ha recorrido menos de un kilómetro, será un defecto grave y, por lo tanto, no superaremos con éxito la ITV. Y lo mismo ocurrirá si el MIL no se apaga o no se enciende en ningún momento.