Aquellos fabricantes que no tienen un SUV emplazado en el segmento C, o que lo tienen pero no está posicionado de manera acertada, están perdiendo una significativa cuota de mercado en el Viejo Continente. La segunda de las dos situaciones descritas era la que tenía la anterior generación del Opel Grandland, un coche correcto en términos generales pero que no destacaba especialmente en nada con respecto a la competencia, algo que Opel ha solucionado con la renovación del mismo y a la que hemos podido, recientemente, echar el guante.
Tras su renovación, el Opel Grandland se ha convertido en uno de los SUV de mayor longitud dentro de su categoría. Mide 4,65 metros de largo, gracias a lo que se sitúa, incluso, por encima del Toyota RAV4 en esta cota, que es un D-SUV que se apuesta en la parte baja de este segmento.
Opel Grandland.
Imágenes del Opel Grandland






Que el Grandland tenga una longitud tan acentuada, en realidad, tiene su motivo. Y es que, formando Opel parte del gran conglomerado de marcas que es Stellantis, los alemanes han tenido que coordinarse con Peugeot a la hora de poner en el mercado a su C-SUV y con ello hacerse el menor daño posible, ya que los franceses tienen dentro del mismo segmento el Peugeot 3008, de 4,54 metros de largo, y el 5008, una versión alargada del 3008 con mayor maletero y siete plazas que llega hasta los 4,79 metros de largo.

Opel Grandland
Por su precio también es, ahora mismo, uno de los SUV con una relación más llamativa entre tecnología y tamaño, ya que en su versión híbrida ligera anuncia un precio que arranca en los 32.990 euros, situándose a la altura de los Hyundai Tucson y Kia Sportage, que por el mismo precio no ofrecen la etiqueta Eco de la DGT.
La versión que hemos podido probar del Grandland ha sido la denominada Plug-In Hybrid, la híbrida enchufable, que con 193 CV de potencia y 87 kilómetros de autonomía homologada, en España parte desde 39.850 euros contando con los actuales descuentos de la marca, un precio que, aunque de primeras parece alto, está dentro de un rango muy competitivo teniendo en cuenta su tamaño y prestaciones eléctricas.
De hecho, se le puede comparar directamente con los MG HS y BYD Seal U en sus respectivas versiones híbridas enchufables, dos modelos chinos cuya principal arma es el precio, pero la realidad es que el Grandland, perteneciendo a una firma mucho más cercana con el público europeo como es Opel, se sitúa tan sólo 2.860 euros por encima del segundo, ofreciendo mayor autonomía eléctrica y un maletero muy superior (de 550 litros, frente a los 420 del BYD y los 441 del MG).
La zaga es lo más llamativo de todo el exterior por el diseño de los grupos ópticos.
En términos mecánicos, el Grandland hace uso de un motor de gasolina de nuevo desarrollo. Bajo el capó, por tanto, no encontramos el motor de 1,2 litros de cilindrada que tiene la versión híbrida ligera como corazón del conjunto. Se trata de un cuatro cilindros y 1,6 litros que, mediante la turboalimentación, llega hasta los 150 CV por su propia cuenta. Se combina con un motor eléctrico de 125 CV, alimentado por una batería de 21 kWh de capacidad bruta (17,8 kWh netos).
En total, la potencia del conjunto se establece en 197 CV, una cifra que anticipa prestaciones de sobra para un SUV del concepto del Grandland, como demuestra su aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en 7,8 segundos.
En el frontal el logo se queda dentro de la parrilla superior, que tiene una superficie acristalada.
Sobre el papel, esto es lo que ofrece. En condiciones reales, el Grandland en modo eléctrico se desplaza con calma, podría decirse, pero responde con cierta viveza al pisar el acelerador, reaccionando de manera algo superior a lo que cabría esperar de un motor de 125 CV, principalmente porque se trata de un motor eléctrico, con la pertinente e instantánea entrega de par motor. En modo híbrido, acelera tanto como sugieren sus casi 200 CV, alternando entre el propulsor eléctrico y el gasolina de manera más suave de lo que lo hace, por ejemplo, el microhíbrido de 136 CV que unas pocas horas después pudimos poner a prueba en el Opel Mokka.
Sabiendo esto, dada la corta duración de la prueba, nuestro objetivo fue conocer qué autonomía eléctrica podría llegar a lograr con toda la carga posible de la batería. En el momento de dar comienzo a la prueba, el ordenador de a bordo anunciaba en torno al 93 % de la batería, y para cuando llegó al 0 %, recorrimos un total de 63 kilómetros en modo eléctrico. Cabe señalar que este kilometraje se logró practicando una conducción tranquila, sin aceleraciones bruscas, salvo para comprobar cómo entregaba la potencia el Grandland en modo eléctrico. Por tanto, con una carga completa de la misma se podrían extraer unos 70 kilómetros en circunstancias de uso real.
Cpn 4,65 metros de largo, puede ser el C-SUV más grande del mercado.
Sin ser contundente con el acelerador, descendí por una carretera de montaña dejando correr al Grandland tramo abajo, con varias sucesiones de curvas rápidas en las que mostró una puesta a punto correcta, acorde con su enfoque prioritario en el confort de marcha, algo que se percibe en los balanceos laterales de la carrocería, que en realidad son contenidos teniendo en cuenta el tipo de coche que es. No tan contenido es el cabeceo que se produce al frenar con contundencia. Creo que es un movimiento que los ingenieros no intentaron eliminar por completo, ya que es algo que me he encontrado en varios coches de este tipo. A buen seguro, para algunos conductores tiene valor positivo, pues refleja la sensación de manejar un coche grande y alto, algo que les resulta agradable.
El interior del Grandland, un lugar agradable con algunos ‘peros’
Para acabar, toca hablar del interior. Dejando el Opel Frontera a un lado, que en realidad comparte una gran cantidad de componentes y diseño con el Mokka, se puede decir que el Grandland es el primer modelo de una Opel que avanza de manera más decidida a tener productos más competitivos en el mercado, y al dar el salto al interior del C-SUV, lo cierto es que se percibe de manera clara ese salto gracias a una solidez palpable por toda la zona del conductor y el acompañante.
La sensación al analizar el diseño del interior y la calidad de los componentes y materiales que le dan forma, es de que el Grandland tiene un habitáculo que se posiciona en la parte alta del segmento si se compara con el resto de modelos de marcas generalistas. A ello ayudan en gran medida los asientos, tanto en la versión Edition como GS, aunque se tiene que señalar que la unidad probada de la primera versión disponía del Comfort Pack, que por 1.434 euros de coste añade, además de asientos «AGR» con tapicería específica, Asientos AGR Conductor, paquete de invierno, reposacabezas ajustable en 4 direcciones, tres anclajes IsoFix en los asientos traseros (los exteriores con «top tether»), volante calefactado, camara de visión trasera con función limpieza y apertura de maletero eléctrica.
Habitáculo del Opel Grandland.
Imágenes del interior del Opel Grandland






No todo es perfecto en el interior del Grandland, ya que el llamativo diseño de todo el habitáculo tendrá una parte negativa en el día a día. Y es que, por lo complicado del mismo, quedan multitud de huecos, pequeñas superficies de difícil acceso y rincones que en el día a día se llenarán de polvo y suciedad y será difícil limpiar.
Por otro lado, en la consola central Opel ha incorporado una pequeña ventanilla que, a un servidor, no ha terminado de convencer. Según la marca, tiene una función, ya que tras la misma se emplaza el cargador inalámbrico del teléfono, y está ahí para antes de bajarnos del coche, no olvidarnos el mismo cargando. Al tratarse de una superficie que, aunque oscurecida, es transparente, al apagar el motor y desconectarlo todo, la pantalla del teléfono se encenderá al dar por finalizada la carga. Una solución ingeniosa que no sé qué porcentaje de efectividad práctica tendrá, pero al estar acabada prácticamente en negro y encontrarse en mitad de la consola central, va a estar expuesta a multitud de golpes y arañados, y no me parece la mejor solución con vista a un envejecimiento correcto del habitáculo.
Ventanilla de la consola central.
Otro punto no demasiado positivo, aunque sólo será mientras el conductor se habitúa a su funcionamiento, reside en el sistema de información y entretenimiento. La parte del cuadro de mandos está bien resuelta y es sencilla de usar, pero no es tanto así la pantalla central, que tiene un formato muy apaisado y está dividida en diferentes secciones verticales para las distintas funciones: en cada extremo se controla la climatización de ese lado y en medio, dependiendo de la pantalla en la que se encuentre, hay apartados para controlar los distintos parámetros del interior, el sistema, etc.
Precio y gama del Opel Grandland en España
Modelo | Precio (€) | Potencia (CV) | Tipo de Motor |
---|---|---|---|
Grandland Edition 1.2T Hybrid | 32.900 | 136 | Híbrido ligero |
Grandland GS 1.2T Hybrid | 36.540 | 136 | Híbrido ligero |
Grandland Edition Electric | 39.850 | 213 | Eléctrico |
Grandland Edition Plug-in Hybrid | 39.850 | 195 | Híbrido enchufable |
Grandland GS Electric | 43.490 | 213 | Eléctrico |
Grandland GS Plug-in Hybrid | 43.490 | 195 | Híbrido enchufable |
Grandland GS Electric | 44.490 | 213 | Eléctrico |
Imágenes del Opel Grandland





