La prueba que os traemos hoy es una de las más especiales que hemos hecho en mucho tiempo. Con motivo de su 60 aniversario, Lamborghini nos invitó a su sede para poder probar, en una jornada irrepetible, los clásicos más importantes de su historia. Una jornada que se ha convertido en un homenaje a sus motores V12, a su derroche de carácter y a su revolucionario diseño. Un homenaje por todo lo alto a la combustión interna que mi compañero Juanma ha tenido el placer – y el honor – de plasmar en un vídeo que no podéis perderos bajo ningún concepto.
Rivalidad por la excelencia
El cliente siempre tiene la razón. Esta es una frase que se formula hoy día como una máxima en los negocios y que quizás, si Enzo Ferrari hubiera aplicado, yo no estaría haciendo este video. Menos mal, que no la aplicó. Empecemos por el principio. La historia de Lamborghini como marca de superdeportivos empieza por una rivalidad personal. Ferruccio Lamborghini, hijo de granjeros italianos, siempre tuvo inclinación por la mecánica. Como muchos, tras la Segunda Guerra Mundial, vio la oportunidad de emprender y se dedicó a transformar máquinas bélicas en tractores para granjas.
Le fue bien, tanto como para hacerse con un buen garaje: Jaguar E-Type, Mercedes 300 SL, un Corvette… y un Ferrari. Todos queremos ser Ferruccio. Sobre su Ferrari 250 GT, Ferruccio afirmó: «me encanta, es un coche adelantado para su tiempo, pero me da enormes problemas de embrague». Descubrió que partes del embrague de su Ferrari eran las mismas que utilizaba en sus tractores y como cualquier cliente enfadado hubiera hecho, trasladó su critica ni mas ni menos que a Enzo Ferrari, ofreciéndole su ayuda, entre comillas, para solucionar los problemas de fiabilidad de los increíbles deportivos italianos.
“¿Un fabricante de tractores dándome clases de deportivos a mi? Hasta aquí podíamos llegar”, debió pensar Ferrari. La batalla de egos no debió acabar bien y Lamborghini volvió a casa con una promesa: fabricar el mejor deportivo del mundo y que Enzo lo viera. Recordad: El cliente siempre tiene la razón. Año 1963, se funda Automobili Lamborghini. Paralelamente a los rumores de que la Scuderia Ferrari podría ser adquirida por Ford, se presenta en el Salón de Turín el primer deportivo del toro bravo, el 350 GT.
Era un coche muy potente y elegante que llamó la atención de los amantes del motor. Sin embargo, Lamborghini sabía que necesitaba algo aún más impactante para competir con su gran rival.
Lamborghini Miura: lo cambia todo
Para entender al Miura, hay que entender la historia de Lamborghini. Este es el primer superdeportivo de la historia. Es el germen que lo cambia todo. Este coche es una revolución en el sentido más estricto de la palabra. No solo es un pionero de la técnica, también es una obra de arte de la estética, una de las creaciones mas bellas jamas hechas. Qué impresión causa estar al lado de esta joya. El relativo éxito del 350 y 400 GT, consolidó la empresa. Pero estos no eran los mejores deportivos del mundo.
Ferruccio, con dudas sobre la solvencia económica del proyecto, dio luz verde a sus ingenieros, pensando que el Miura sería una buena forma de llamar la atención. En el Salón de Turín de 1965 se presentó su chasis y motor, y aun sin carrocería, sumó decenas de pedidos. Lamborghini contrató a Bertone y el resultado fue el prototipo P400, presentado en el salón de Ginebra de 1966. Diseñado por un jovencísimo Marcello Gandini, se presentó al mundo… y os podéis imaginar la expectación que generó. Diseño italiano con tecnología de competición que prometía prestaciones nunca antes vistas. Poco después, nace el Miura.
La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte. No podía tener más razón aquel polímata florentino llamado Leonardo Da Vinci. Fue diseñado por el excelente Marcello Gandini y hay gente que encuentra grandes similitudes con el mítico Ford GT40, tienen casi la misma altura, un metro, una silueta similar, pero amigos, con todo el respeto: el GT40 tenía un V8 de origen americano en posición central, sin embargo el Miura guarda, tras los asientos, un V12 atmosférico de origen italiano y creación propia.
El primer Miura se estrenó con un V12 de 3,9 litros y 350 CV. Su velocidad punta era de 275 km/h. El coche más rápido del mundo en aquella época. El cliente siempre tiene la razón. Algo clave, es que el motor se dispuso en forma transversal para no aumentar la longitud del vehículo más de la cuenta, lo que afectaría negativamente a la conducción. Esta solución era poco vista. Se añadió un transeje mediante el que se une motor y caja de cambios para que compartieran aceite, pero esto implicaba la ausencia de un autoblocante, por falta de espacio.
Además, este V12 tenía doble árbol de levas por bancada, frente al simple de Ferrari, lo que permitía aumentar la potencia hasta los 375 CV. En la versión S, del año 1969, mejora el Miura original, pero no es hasta la versión SV, cuando por fin se solucionan los problemas de este modelo: se retoca el frontal para evitar el efecto lift a alta velocidad y se añade un autoblocante opcional gracias al paso a lubricación por cárter seco, y a la lubricación independiente del cambio.
El interior del Lamborghini Miura es como entrar en el santuario de la pasión por los coches. Desde el momento en que abres la puerta, te envuelve un aroma a cuero y gasolina y una atmósfera de elegancia y sofisticación. El volante es como una extensión de tus manos y los pedales están colocados de forma perfecta para la conducción deportiva. El panel de instrumentos es una obra de arte en sí mismo, con sus relojes circulares que parecen mirarte fijamente y su disposición ergonómica que te permite controlar todos los aspectos del coche con facilidad.
Los asientos son cómodos y envolventes, perfectos para un viaje largo por carreteras sinuosas, y están adornados con costuras y detalles que elevan su calidad. Pero lo más impresionante del interior del Miura es su simplicidad. Todo está diseñado para hacerte sentir que estás al mando de un coche diseñado para la velocidad, la emoción y el rendimiento. Cada detalle está cuidadosamente pensado para hacerte sentir como un piloto de carreras y para proporcionarte una experiencia de conducción que nunca olvidarás.
Al volante, el Lamborghini Miura SV impresiona por el tacto rudo y analógico de sus mandos, así como un pedal de embrague realmente duro a cuyo mordiente hay que acostumbrarse. Su motor V12 de 385 CV cuela su sonido en el habitáculo en todo momento, y su dirección sin asistencia es pesada y difícil de maniobrar – además, el volante no se puede regular. Se nota que es un coche de los años sesenta. Es un coche muy rápido y muy potente, pero es un coche de tendencia sobreviradora y carácter poco predecible. Un coche capaz de devorar a cualquier piloto inexperto.
Vamos sentados en el suelo, y aunque la visibilidad trasera es cuestionable, es un coche que no resulta opresivo ni de suspensión incómoda. De no ser por el sonido del motor y sus cuatro carburadores Weber, sería un gran coche para cruzar Europa con más estilo que nadie. Continuemos con esta apasionante historia. Tras el abrumador éxito del Miura, siguieron a la marca lanzamientos de coches como el Espada, el Islero, el Jarama y el Urraco. Pero esto no era lo que el público esperaba de Lamborghini, la marca necesitaba volver a emocionar y romper el mercado.
Había que volver a superar a Ferrari.
Lamborghini Countach: adelantando el futuro
Paolo Stanzani, ingeniero y responsable del Miura, volvió a contar con su pareja de baile perfecta, Marcello Gandini. Llegaron a un acuerdo: Gandini diseñaría un coche sin limitaciones artísticas y Stanzani se encargaría de convertirlo en un coche de producción. En 1971 se presenta en el Salón de Ginebra el prototipo del futurista y disruptivo Lamborghini Countach, que llegaría a producción sin apenas cambios estéticos tres años después.
Inspirado en los diseño tipo cuña como el espectacular Alfa Romeo Carabo y Lancia Stratos Zero del propio Gandini, este coche rompe absolutamente con todo lo establecido por el Miura, excepto en su motor V12. Ponedlo en contexto, Ferrari por aquel entonces aun tenía al 365 GTB/4 Daytona de motor delantero como tope de gama en coches de calle. ¿Os imagináis el shock que generó en el mundo este superdeportivo? Quizá el mismo que al mismísimo Ferruccio, quien exclamó «¡Countach!» – una expresión piamontesa algo soez – al verlo por primera vez, de ahí su nombre.
El Lamborghini Countach 25 aniversario es la unidad que vamos a probar. Es el último Countach producido y esta es la última unidad salida de fabrica. Su diseño está evolucionado con respecto al original, es más bruto si cabe. Detrás de los asientos tenemos un V12 de 455 CV. Por cierto, el rediseño es obra de alguien que os sonará: un tal Horacio Pagani. Este es el mejor Countach jamas producido, aunque quizás no el mas auténtico. El primer Countach se presentó con un motor V12 de 375 CV en posición trasera-central pero longitudinal.
Fue el primer coche de calle en tener esta disposición mecánica, donde la caja de cambios y el embrague, están por delante del motor y no detrás. De esta manera, toda la mecánica pudo caber en el diseño de Gandini, mejoraba el reparto de pesos, se pudo ofrecer mas espacio a los ocupantes y algo que le va a flipar a cualquier purista: el cambio era prácticamente directo, ya que se encuentra justo debajo de la palanca. El chasis es tubular y de acero, como los usados en competicion por aquél entonces.
Su carrocería estaba compuesta de paneles de aluminio ajustados a mano, sumándose a la ecuación, con el paso de los años, fibra de vidrio y fibra de carbono. La obsesión por el peso en este coche era una seña de identidad, pero el gasto de producción no podía ser exorbitado. La mayor parte del presupuesto, de hecho, fue destinado al diseño exterior. Fue el primer Lamborghini en tener puertas de apertura vertical, algo que se convirtió en seña de identidad de la marca, y que aun hoy día tenemos en los modelos tope de gama de la marca.
El diseño interior del Countach 25 Aniversario es simplemente espectacular. Los materiales y acabados del habitáculo son de primera calidad, con la piel como principal protagonista.
Pero lo que realmente impresiona es la atención al detalle en el diseño. Cada elemento parece haber sido cuidadosamente pensado y diseñado para complementar el estilo general del coche. Los interruptores, medidores y controles están situados de manera ergonómica pero en una posición poco convencional con respecto a los coches de hoy en día.
Los asientos están tan cerca del suelo que te sientes como si fueras parte del coche, casi estas tumbado, lo que suma a la sensación de estar en una máquina única. Asientos duros, con un agarre lateral sobresaliente, muy necesarios para conectar completamente con el Countach. El habitáculo del Lamborghini Countach 25 Aniversario es un lugar donde la calidad y el diseño se unen para crear una experiencia de conducción única.
Cuando nos ponemos a su volante lo primero que advertimos es una visibilidad desastrosa, especialmente hacia atrás: no se ve absolutamente nada. Al menos, el parabrisas tiene un tamaño muy generoso. Su V12 de 5,2 litros sigue alimentado por carburadores, concretamente por seis carburadores de doble cuerpo – en EE.UU. usaban inyección Bosch KE-Jetronic. Este V12 de 455 CV de potencia ofrece unas prestaciones más similares a un coche de carreras que a un coche de calle, pero con todo, es un coche mucho más dócil que el Lamborghini Miura.
Es un coche mucho más refinado, con más agarre y más apto para conductores poco experimentados. Con todo, hay que recordar que roza los 300 km/h y que su 0 a 100 km/h se cumple en menos de cinco segundos. Es difícil romper el agarre de los gigantesco neumáticos traseros – ¡tienen 345 mm de sección, son unos rodillos – pero al límite, también resulta sobrevirador, al igual que delicado. Con todo, sigue siendo un coche de sensaciones muy analógicas, pese a ser un coche que terminó de venderse cuando ya habían comenzado los años noventa.
Lamborghini Diablo: el infierno en la tierra
En 1985, con Ferruccio ya retirado, el Countach seguía siendo el rey de los posters de coches. Por aquel entonces, la empresa pertenecía a los hermanos Mimran, que la salvaron de la quiebra in extremis. Como ocurrió con el Lamborghini Miura, había que crear un sustituto a la altura del Countach. De nuevo, fue Gandini el que se encargó del diseño, al menos al principio. Gandini diseñó los primeros prototipos del Lamborghini Diablo, pero a Chrysler le parecieron demasiado extremos, demasiado cargados de aristas.
Basándose en el diseño de Gandini, un equipo de diseño de Chrysler – en pleno desarrollo, en 1987, Lamborghini pasó a manos americanas – modificó las líneas del coche, dando lugar a un producto final más racional y más sensato… al menos para los estándares de Lamborghini. A Gandini esto no le sentó nada bien, y ya desvinculado del proyecto Diablo, plasmó su visión original del coche en el espectacular – y absolutamente excesivo a todos los niveles – Cizeta-Moroder V16T, del que ya os hemos hablado en este artículo.
Nace el Diablo, el 21 de Enero de 1990. Monta una nueva evolución del motor V12 de 5,7 litros con las bancadas a 60 grados e inyección electrónica de combustible. Con 492 CV bajo el capó, superaba en potencia al Ferrari F40 o al Porsche 959. De nuevo, Lamborghini lanzaba al mercado uno de los coches de calle más veloces del mundo. Era capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y de alcanzar 325 km/h de velocidad máxima.
Este es el coche con el que muchos de nosotros hemos crecido. Si has nacido entre 1980 y 1990 es muy posible que hayas tenido un póster del Diablo en tu pared. Es increíble. En persona quizá es el mas salvaje de todos hasta ahora, es anchísimo. Y lo tenemos aquí al lado, esperando a ser arrancado. Al principio recibió multitud de críticas por su brusco comportamiento, por ello, el coche recibió mejoras con el paso de los años, entre las que se añadieron elementos como la dirección asistida en 1993 o un sistema de tracción total heredado del LM002, con el Diablo VT.
El Diablo ha tenido muchas versiones y aunque la que mas nos gusta es la versión Super Veloce, no vamos a hacerle ascos a este espectacular 6.0 SE, el último de los Diablo, lanzado después del lavado de cara del año 1999. 557 CV entregados a las cuatro ruedas. Es cierto que si lo observamos no vemos un diseño completamente Gandini, pero miradlo… da pavor. Es comprensible estar muy nervioso al ponernos al volante de esta bestia, que ha estado en nuestras cabezas mientras dormíamos, cuando éramos unos niños.
El habitáculo del Lamborghini Diablo irradia un aura especial, propia de un coche de leyenda. El diseño, fiel a la década de los noventa, era un ejemplo de la combinación perfecta entre la piel y la fibra de carbono. Todo en su interior parecía haber sido creado con la intención de satisfacer al piloto más exigente. El cuadro de instrumentos es un espectáculo visual. Esta repleto de esferas, cada una diseñada para brindar una información precisa sobre el funcionamiento del coche.
No hay detalle que se escape a la vista del conductor, todo esta cuidadosamente pensado para maximizar el rendimiento del Diablo. La palanca de cambios es un objeto de deseo. Corta, de metal. Diseñada para encajar perfectamente en la mano del conductor. Su tacto: preciso y firme.
Los asientos son la mezcla perfecta entre la comodidad y una buena sujeción lateral. Son mas cómodos que los del Countach, pero no por ello pierden ni un ápice de su carácter deportivo. El conductor se siente firmemente sujeto al asiento.
El Diablo no es solo un coche, es una obra de arte sobre ruedas, una sinfonía perfecta de velocidad y diseño. En movimiento, se aprecia una evolución notable con respecto al Countach, aunque el tacto analógico sigue muy presente en su cambio manual y su espectacular sonido. La tracción total nos da un plus de seguridad en zonas reviradas, y hace que sea más complicado ponernos en apuros. Además, la dirección está ya asistida y no tenemos que convertirnos en culturistas para poder maniobrar el coche en parado o en movimiento.
Es posible rodar a ritmos muy altos con este coche, en parte gracias a un tacto que ya se percibe cercano a un coche moderno.
Lamborghini Murcielago: el superdeportivo moderno
El año 2001 quedaría grabado en la historia de la marca italiana como el inicio de una nueva era. Y el responsable de ello no era otro que un animal de nombre imponente: Murciélago. Este toro bravo luchó con tal ferocidad que fue indultado, convirtiéndose en el símbolo del poder y la fuerza de la marca. Pero el Murciélago era mucho más que una simple bestia. Es la definición misma del deportivo moderno. El primer modelo de la marca italiana tras su adquisición por el Grupo Volkswagen marcó un hito en la historia de Lamborghini.
Tras una década de espera, los ingenieros de la compañía trabajaron incansablemente para crear un vehículo completamente nuevo y renovado. La inversión y la dedicación de los equipos de diseño y producción se reflejaron en el resultado final del coche. Utilizando la tecnología de diseño CAD-CAM, el nuevo modelo se convirtió en un ejemplo de precisión y detalle. Los acabados y ajustes de cada pieza del vehículo eran excepcionales, superando con creces a los de sus predecesores.
El equipo creativo encargado de dar vida al diseño del coche, dirigido por el genio del diseño Luc Donckerwolke, tuvo la oportunidad de trabajar desde cero para crear tanto las líneas exteriores como interiores del vehículo. Y así, nació una verdadera obra de arte en cuatro ruedas, con una estética impresionante que fusionaba elegancia, sofisticación y potencia en un solo objeto. El Lamborghini Centro Stile, bajo la batuta de Donckerwolke, había demostrado una vez más su capacidad para crear máquinas únicas en su clase.
Cuando el imponente Murciélago hizo su aparición, solo ofrecía una variante con techo rígido. Estaba equipado con un motor V12 de 6,2 litros, un atmosférico capaz de generar la impresionante cantidad de 580 CV a 7.200 revoluciones por minuto. Pero no solo era su potencia lo que lo hacía destacar. Gracias a la tecnología de lubricación por cárter seco, el motor se encontraba situado 5 centímetros más bajo que su predecesor, el Diablo. Esta característica resultaba en un manejo mucho más preciso.
Con una velocidad máxima de 330 kilómetros por hora y una aceleración de 0 a 100 en 3,8 segundos, el Murciélago se había ganado un lugar privilegiado en el Olimpo de los coches deportivos. Pero no solo eso, este vehículo había marcado un antes y un después en la historia de Lamborghini, ya que fue el último modelo en ofrecer una transmisión manual convencional en un motor V12. Su legado, como el de otros modelos icónicos de la marca, perdura hasta nuestros días y continúa impresionando a los amantes de la velocidad.
Basado en el Lamborghini Murciélago LP640, el Murcielago Versace se distingue por una estética exclusiva y es la versión que hemos podido probar. Solo se fabricaron 20 unidades y su carrocería es de color blanco o negro. Esta versión lleva un V12 de 6,5 litros y 640 CV, de idéntica potencia a las versiones LP640 en las que se basa. Eso sí, en esta unidad no tenemos cambio manual, si no un cambio manual robotizado E-Gear. El LP640 ya firmaba un 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y llega hasta los 340 km/h. Qué insulto a la física…
Al volante, sentimos que es un coche mucho más evolucionado que el Diablo. La mano del Grupo Volkswagen se nota en su electrónica, en la tracción total y en el tacto de los mandos. Sus prestaciones son muy superiores, al igual que su efectividad, que ya es comparable al de los superdeportivos de hoy en día. Con todo, aun siendo un coche extremadamente rápido, el precio a pagar es perder parte del alma analógica que tenían sus predecesores. En parte, es la ausencia del cambio manual – que sí se ofrecía en los Murciélago de forma opcional.
No es un coche menos divertido, pero es menos imperfecto y tenemos algo menos de conexión con la máquina. Tiempos modernos.
Lamborghini Aventador: el rey moderno
Año 2011. Las expectativas eran altas, el Murciélago había dejado un legado difícil de superar. Pero, como siempre, la casa de Sant’Agata Bolognese no decepcionó. El Aventador llegó para dejar huella. Su diseño era tan radical que parecía sacado de un futuro distante, y su rendimiento estaba a la altura de su apariencia. Con un motor V12 de 6,5 litros, 700 caballos de fuerza y tracción total, el Aventador ofrecía una aceleración explosiva. Y si el exterior del Aventador era una obra de arte, el interior no se quedaba atrás.
Cada detalle, desde la suave textura del cuero hasta la espectacular consola central, mas propia de un avión de combate que de un vehículo. Tras él, llegaron versiones cada vez mas potentes y mas radicales. Hasta llegar al último de los Aventador, el Aventador Ultimae. El rey de reyes. En el Ultimae, el motor V12 de 6,5 litros ha evolucionado hasta los 780 CV y presume de un techo de giro de nada menos que 8.700 rpm. Estamos ante un prodigio de la técnica, un superdeportivo que integra los últimos avances de Lamborghini en materia de chasis, reglajes o aerodinámica.
Avances tales como chasis monocasco de fibra de carbono, aerodinámica activa, tracción inteligente a las cuatro ruedas, transmisión manual robotizada ISR de siete relaciones con transiciones de 50 ms entre marchas, eje trasero direccional, suspensión magnetoreológica o frenos carbonocerámicos. Las cifras más asombrosas de este Aventador Ultimae son sin duda sus prestaciones, pues este Lamborghini es capaz de hacer el 0-100 km/h en 2,8 segundos, alcanzar los 355 Km/h de velocidad punta y realizar un 100-0 km/h en apenas 30 metros.
Cuando lo pilotamos, sentimos sus prestaciones extremas y una efectividad difícil de replicar en sobre cuatro ruedas. Tras haber probado todos los V12 de la marca, uno tras otro, llama la atención que Lamborghini haya sabido mantener la esencia de sus mecánicas intacta. Sí, la electrónica se ha abierto paso y la diversión analógica ha cedido el testigo a la pura eficacia digital, pero sigue habiendo una huella indeleble. La pasión sigue intacta y por fortuna, seguimos estando conectados a la máquina, como jinete a un caballo.
¿Qué hay del futuro?
El V12 de Lamborghini no morirá. El futuro del V12 es el Lamborghini Revuelto. Un espectacular superdeportivo – el primer híbrido enchufable de la marca – en el que el V12 estará acompañado de tres motores eléctricos. Uno de estos motores está alojado en la nueva caja de cambios de doble embrague, mientras que los dos motores restantes mueven el tren delantero. El V12 de 6,5 litros es nuevo y desarrolla 825 CV, que unidos a los motores eléctricos, suman un total de nada menos que 1.015 CV. Sus prestaciones son mareantes.
Hace el 0 a 100 km/h en solo 2,5 segundos y alcanza los 350 km/h de velocidad punta. En su momento lo podremos probar, pero por el momento, tened clara una cosa: al V12 atmosférico de Lamborghini le queda cuerda para rato.
