Todos nos quedamos algo sorprendidos cuando Jaguar anunció la llegada del motor Ingenium 2.0 Turbo de 4 cilindros al Jaguar F-Type. Acostumbrados a los V6 y V8, se nos hacía extraña esta configuración, pero Jaguar prometía que no nos iba a decepcionar. Con muchas dudas en Diariomotor nos propusimos realizar una prueba del Jaguar F-Type de 4 cilindros para descubrir si Jaguar ha fabricado un rival a la medida de los Porsche 718 Boxster y 718 Cayman.
Jaguar estrenó el nuevo motor 2.0 Turbo con el objetivo de ofrecer un propulsor gasolina capaz de conciliar prestaciones y eficiencia, algo que desde luego no le iba a sentar nada mal a un deportivo como el F-Type que presume de motores V6 y V8 de vieja escuela. Bajo esa premisa, y a la luz de los movimientos de la industria apostando por los 4 cilindros en el marco del downsizig, Jaguar se animó a crear un motor gasolina válido para los coches más cotidianos de su gama, pero también viable para dar vida a un F-Type de acceso.
Jaguar F-Type
El propulsor 2.0 Turbo es un motor de última generación que consigue desarrollar una potencia máxima de 300 CV a 5.500 rpm y un par máximo de 400 Nm disponible desde apenas 1.500 rpm y extensible hasta las 4.500 rpm. Además este motor consigue una rebaja de consumos del 16% con respecto al V6 de 340 CV, sin olvidarnos, claro, de una reducción de peso de 52 kilogramos en el tren delantero. Hablamos por lo tanto de una mecánica a priori interesante y que además intenta acercar al F-Type a un público más civilizado con una sonoridad y consumos menos escandalosos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que Jaguar nos obliga a combinar este motor gasolina siempre con el cambio automático de 8 relaciones, un cambio por convertidor de par firmado por ZF sobradamente conocido en la marca y en muchos de sus rivales, pero que nos deja huérfanos de la que posiblemente fuese una opción más divertida, el cambio manual de 6 relaciones que sí ofrece el V6 de 340 CV. Los motivos tras esta decisión por parte de Jaguar se responden por dos sencillas razones, y es que para sacar el máximo confort y eficiencia del nuevo 2 litros la opción de la transmisión automática resulta obligada.
Aunque seamos muchos los petrolheads que echamos de menos esa combinación de motor de 4 cilindros y caja manual, el perfil de cliente del F-Type rara vez se decanta por el selector en H. Una lástima para los que gustan de sacar provecho al pie izquierdo, pero una realidad a pie de concesionario.
Con todo ello, el motor de 4 cilindros nos ha convencido, no sólo eso, nos ha gustado. Tal y como ya os explicó mi compañero David Villarreal en su primera toma de contacto del Jaguar F-Type de 4 cilindros, este motor goza de carácter y empuje en todo el cuentavueltas, gozando de una curva de potencia muy progresiva que permite disfrutar apurando cada relación hasta el corte. Sin duda Jaguar ha sabido sacar provecho a la turbina Twin-Scroll empleada por el turbocompresor, un diseño que nos regala una respuesta rápida al acelerador y que nos permite olvidarnos de zonas huecas o desfallecimiento en la zona alta.
Pero… y aquí recuperamos al obligado cambio automático, nos hemos encontrado con un arranque desde parado que no nos ha convencido del todo. Me explico. En el inicio de marcha en primera existe un ligero retraso desde que aceleramos hasta que el coche inicia la marcha, algo que podría confundirse con un vacío en la mecánica para sus primeras vueltas, pero que en realidad se trata de un instante de duda del cambio automático, una situación que tiene que ver con una gestión del cambio que hace resbalar el convertidor de par. No es algo excesivamente incómodo per se, de hecho permite un arranque muy suave que las versiones V6 y V8 no ofrecen, pero para los que busquen algo más de nervio en las salidas puede ser un hándicap.
En marcha el Jaguar F-Type se mueve de forma muy ágil con 300 CV, sí, también fue una sorpresa para nosotros. Hemos perdido la contundencia del compresor en la zona baja y media del tacógrafo, pero a cambio hemos ganado una zona media y alta más dosificables, encontrando además un consumo real que durante 1.400 de prueba se ha mantenido en torno a los 9 l/100 Km de media, registro fruto de una conducción 60/40 autovía/ciudad. Para hacernos una idea de la mejora en consumos, sólo comentar que a los V6 es difícil verlos por debajo de 11 l/100 Km.
¿Pero sigue siendo un F-Type? Posiblemente la pregunta clave ante la evidencia de que el carácter y la diversión está mucho más allá de la cifra de potencia o el número de cilindros. Los 4 cilindros nos dejan con el Jaguar F-Type más civilizado que hemos conducido, algo que a todas luces ha sido buscado por la marca para llegar a un público mayor. Aún así seguimos teniendo agilidad, una trasera viva que gusta de redondear curvas, un modo Dynamic que añade sonrisas y acentúa su escape y un puesto de conducción donde priman las sensaciones, pero la rabia y carácter de las versiones V6 y V8 se ha maquillado lo suficiente para cocinar un F-Type apto para todos los públicos. En Jaguar han querido contener el temperamento de su deportivo, y no sólo para apuntar a la gama 718 de Porsche, sino incluso convertir al F-Type en una alternativa muy válida frente a coupés como BMW Serie 4, Mercedes Clase C Coupé o Audi A5, una opción diferente más deportiva y exclusiva, pero que puede encajar en precio y prestaciones a ese perfil de conductor.