Este verano ha caído en mis manos un coche que conozco bastante bien, un Volkswagen que hace un par de años me acompañó ya en un fugaz y disparatado viaje por las entrañas de Portugal yendo, en unas pocas horas y bajo un sol abrasador, por carreteras secundarias, sin capota, desde Oporto a Lisboa, algo que te relaté en aquel viaje con un Volkswagen Beetle y Los Parrots. Sí, el Volkswagen Beetle ha vuelto, de nuevo en su versión cabrio y acompañada por una mecánica diésel de 150 caballos, el 2.0 TDI y llega para proponerme una interesante idea y es que este compacto que vamos a poner a prueba puede ser un excelente candidato para borrar de tu mente el concepto de que los descapotables son sólo un coche de fin de semana… para acto seguido insertar en ella el pensamiento de que este Volkswagen Beetle Cabrio con motor diésel puede ser un excelente coche único.
¿Por qué he probado de nuevo el Volkswagen Beetle?
Hace un año Volkswagen nos presentó el lavado de cara del Volkswagen Beetle, un facelift, un Volkswagen Beetle 2016, que introducía muy tímidos matices, con cambios en la distribución de su gama, que si unas nuevas ópticas posteriores, que si nuevos colores y llantas, que si nuevas tapicerías… y poco más. Un lavado de cara mucho menor que el aplicado a su hermano, el Volkswagen Golf y que sin embargo hace patente el hecho de que un diseño clásico bien resuelto como el del Beetle puede resistir más (y mejor) el azote del tiempo.
Volkswagen Beetle Cabrio
Este lavado de cara ha sido la excusa perfecta para ponernos de nuevo tras el volante del Volkswagen Beetle y aunque a un servidor le hubiera gustado testar el día a día con el Volkswagen Beetle Dune fue finalmente un cabrio mi compañero durante más de 2.000 kilómetros.
El diseño de esta generación es más maduro, transmite más fuerza
Lo he dicho mil vez y debo repetirlo una vez más tras este encuentro: la estética de esta generación del Volkswagen Beetle ha mejorado sustancialmente respecto al New Beetle, atractivo también, sí, por su peculiar diseño, pero creo que esta generación del Escarabajo ha ganado muchos puntos en este sentido gracias a dos aspectos: el músculo de sus pasos de rueda y esa línea del techo más baja.
Un alerón se encarga de reclamar el protagonismo de la zaga, perfectamente enmarcada, como el frontal, por el conjunto de ópticas y la capota de lona, de accionamiento automático, plegada sobre el portón del maletero, nos invita a zambullirnos en su habitáculo y disfrutar de la brisa de las interminables noches de verano, con el no tan grato sonido de una mecánica diésel sí, pero con consumos más comedidos a cambio, que nos invitan a realizar también largos viajes con este blanco escarabajo.
En el interior del Volkswagen Beetle…
Lo que más me gusta del interior del Volkswagen Beetle es que cuenta con lo mejor de la marca alemana, la buena disposición de mandos y los buenos ajustes, al tiempo que este modelo luce una estética propia, lejos de la estandarización habitual, para proponernos un salpicadero alto aderezado por cierto toque clásico gracias a esa moldura, que en nuestra unidad es blanca y esa clásica guantera, de escaso fondo, pero perfecta para las gafas de sol, el móvil y algunas que otra llave.
Sobre este salpicadero, más allá de la pantalla del sistema multimedia, hay tres relojes, tres relojes que nos marcan la presión tel turbo, la temperatura del aceite, la hora… y que son fruto de un paquete Sport opcional. No, este no es un Escarabajo R-Line.
La capota del Volkswagen Beetle ofrece un buen aislamiento
Acceder a las plazas traseras del Volkswagen Beetle descapotado es una gozada, puedes entrar sin agacharte, el acceso no es del todo incómodo y en las dos asientos posteriores disponibles hay espacio suficiente para que un adulto haga un viaje largo. Obviamente iríamos mejor sentados en los asientos traseros de un Volkswagen Arteon… pero creedme, estos asientos nos invitan a usarlos más allá de cortos recorridos urbanos.
Con la capota puesta nos topamos con un buen grado de aislamiento aunque las plazas posteriores se tornan, evidentemente, algo más claustrofóbicas mientras que en el maletero nos topamos con una capacidad de carga mucho más modesta que la del grueso de compactos, con 225 litros que se traducen en poco más que el equipaje de mano de un par de adultos, unas dos maletas de cabina, una bolsa de deporte y una mochila pequeña.
El maletero del Volkswagen Beetle es de 225 litros
Me gusta lo que veo en el exterior e interior del Volkswagen Beetle, me gustan los ajustes y acabados de su habitáculo, el hecho de que las plazas traseras sean aprovechables aún estando ante un modelo donde prima la estética… ¿Una pega? El paso del tiempo se siente ya en su sistema multimedia y sobre todo en su ordenador de a bordo.
Bajo el capó de nuestro Volkswagen Beetle late una mecánica 2.0 TDI de 150 caballos que se hace notar nada más girar la llave con un toc toc toc toc que ensombrece ligeramente la experiencia descapotados… pero que a cambio nos brida un consumo de poco más de 6 l / 100 km, circulando descapotados, con tres ocupantes y equipaje, con cruceros altos, callejeando… un consumo, en definitiva, totalmente parejo al que podríamos tener en condiciones de lo más normal, en el día a día.
Nuestro Volkswagen Beetle equipa el 2.0 TDI de 150 CV
Este propulsor es más que suficiente para ofrecernos cruceros a un alegre ritmo y una buena respuesta, aunque evidentemente su cometido no es brindarnos contundentes aceleraciones. Dispone de buenos bajos, el cambio manual goza de unos más que correctos recorridos y el puesto de conducción no difiere del de cualquier otro compacto. Sin duda la gran pega radica en la sonoridad de la mecánica, aislada cuando conducimos con la capota puesta sí, pero palpable una vez hemos descapotado.
Me gusta lo firme que se siente el chasis del Beetle. Quizá algo duro ante resaltos o calles adoquinadas, tampoco, ni mucho menos, excesivo dejándonos a cambio un más que correcto paso por curva y una buena sensación de aplomo. Evidentemente no estamos ante un modelo con pretensiones deportivas y el subviraje aparece cuando tiene que aparecer y las prestaciones son las que se le pueden exigir a un motor 2.0 TDI de 150 caballos en un coche de 1.500 kg, pero la experiencia de conducción es agradable, repartiéndose la culpa la dureza de sus suspensiones y el hecho de poder disfrutar de la carretera descapotados.
La suspensión del Volkswagen Beetle se siente firme
Su dirección goza de un buen tacto, con un buen peso y bien guiada, de sus frenos, con una conducción normal, que es la que le podemos exigir a este Beetle, no presentan tacha alguna y sólo nos separan unos pocos segundos, presionando un botón que hay en la parte central del marco delantero, para disfrutar de este Beetle descapotados.
Lo cierto es que me gustaría ver un Volkswagen Beetle deportivo, un Escarabajo GTI con una puesta a punto más deportiva… Me encanta la reinterpretación del mito que ha hecho Volkswagen y como buen quemado me encantaría disfrutar de esta perspectiva con un extra de picante, más de lo que nos ofrece un R-Line equipado con el motor 2.0 TSI de 220 caballos.
¿Quieres comprar un compacto diferente?
Creo que si tuviera que valorar la compra de un compacto el Volkswagen Beetle Cabrio sería un firme candidato, opciones deportivas al magen claro. Me gusta y mucho su diseño y lo acompañaría de una de las mecánicas gasolina disponibles, el 1.4 TSI de 150 caballos o venga, el 2.0 TSI de 220 caballos para disfrutar, más allá de su estampa, del encanto de poder emplear un coche que para mis exigencias se antoja práctico, al mismo tiempo que me permite abordar el día a día con el encanto adicional de poder prescindir de su capota.
Tenemos cierta manía a pensar en todos los coches descapotables como “coches de fin de semana” y este Volkswagen Beetle Cabrio es un coche perfecto para darle una nueva perspectiva a nuestro día a día, porque creedme, la ciudad, los atascos, los viajes, adquieren una nueva dimensión cuando los afrontas descapotado.
¿Cuánto cuesta el Volkswagen Beetle Cabrio?
¿Es mucho más caro el Beetle descapotable que el “normal”?
El Beetle Cabrio tiene un precio de partida de 26.100 euros de la mano de la versión Beetlemania (con climatizador, llantas de aleación, control de crucero…) y el motor 1.2 TSI de 105 caballos mientras que si acudimos a la misma versión y a la misma motorización en la gama del Beetle “coupé” nos encontraremos con un precio de partida de 21.560 euros. En el caso del diésel, tomando como referencia el 2.0 TDI de 110 caballos, estos precios de partida son de 28.190 euros y de 23.830 euros respectivamente.
Un Volkswagen Beetle Cabrio Design como el nuestro, que añade a la dotación de equipamiento, entre otros elementos, el sistema multimedia, parte desde 31.600 euros y por 34.810 euros podremos comprarlo con el cambio automático de doble embrague DSG.
Si buscas un Beetle diferente no te pierdas el Dune
¿Qué queremos algo aún más pintón? Desde 35.260 euros podemos hacernos con un Volkswagen Beetle Cabrio Dune, proponiéndonos una extraña mezcla donde el mundo crossover abraza a un Escarabajo para poner en nuestro concesionario Volkswagen más cercano la perspectiva moderna de un “buggie” (con muchas comillas, con muchas licencias e imaginación) que quizá peca de ser más politicamente correcto de lo que nos gustaría…
Ha sido un auténtico placer este reencuentro con el Volkswagen Beetle Cabrio, me sigue pareciendo uno de los compactos más interesantes aún cuando, tras el lavado de cara, afronta la recta final de su vida comercial. Por supuesto que hay compactos más prácticos, cualquiera de los compactos convencionales de hecho. Por supuesto que hay compactos más divertidos, cualquiera de los compactos deportivos de precio parejo a este Beetle… pero el encanto estético, la historia del modelo y claro, el hecho de poder disfrutarlo descapotado me ganan…
Rivales del Volkswagen Beetle Cabrio
¿Alternativas? El Opel Cabrio está disponible desde 27.000 euros, el Audi A3 Cabrio desde 34.360 euros y el MINI Cabrio desde 23.550 euros. Aunque el MINI nos ofrece una habitabilidad peor podemos considerarlo como el rival más directo, por rendirle homenaje a un modelo clásico, por su gran sentido esteta, por esas suspensiones ligeramente duras (aún más acentuadas en el MINI)…