Hasta ahora, hemos visto cómo lo que ocurría en el sector del automóvil en Estados Unidos no afectaba tanto a Europa, no tanto como todo lo ocurrido con los aranceles puestos a China tanto por parte de la Unión Europea como por parte de Estados Unidos. Ahora bien, eso podría estar cambiando en estos mismos momentos, cuando parecía que ya se iba a disminuir la tensión (que no las negociaciones) con el gigante oriental.
Una huelga en los puertos de Estados Unidos que puede ser muy perjudicial para el sector del automóvil
El pasado 1 de octubre los trabajadores de los puertos de la Costa Este de Estados Unidos así como las de la Costa del Golfo (desde Florida hasta Texas) comenzaron su primera huelga en medio siglo. Se trata de una huelga que puede dañar potencialmente el sector, tanto a los fabricantes europeos que importan y exportan a Estados Unidos como a los propios fabricantes norteamericanos.
El sindicato International Longshoremen’s Association, que representa a 45.000 trabajadores portuarios, llevaba tiempo tratando de negociar con la United States Maritime Alliance. La huelga es la respuesta a no poder conseguir las condiciones laborales, dado que esperaban asegurar un contrato de seis años de duración. Los puertos que se han sumado a la huelga se encargan del 34% de las piezas relacionadas con el sector del automóvil por un valor de 135,7 mil millones de euros según datos de 2023.
No se trata sólo de que no se puedan entregar coches para exportar o importar, sino de que no se podrían completar porque falten componentes que deberían llegar a través de dichos puertos. Como remarca Steve Hughes, CEO de HCS International, muchos coches de General Motors llevan componentes europeos así como procedentes de Asia (Automotive News Europe)
«Los europeos dependen mucho de Baltimore para importaciones y puertos del sudeste para exportaciones ya que gran parte de la exposición a la producción norteamericana está en esta región», añadió Hughes. Y es que en torno al 70% de las piezas de automóviles que llegan hasta Estados Unidos lo hacen a través de los puertos donde se están produciendo las huelgas.
Los fabricantes están ya buscando soluciones, si bien la vía aérea elevaría los costes de producción
De momento, marcas como BMW, Volkswagen o Volvo están evaluando la situación, aunque aún es pronto para notar un fuerte impacto. Volvo, que precisamente fabrica en suelo americano algunos de sus tope de gama, sería una de las principales afectadas. Lo mismo se puede decir de Hyundai, Honda, Mazda, Toyota o Nissan, aunque en menor medida, mientras que Stellantis, con su problema de exceso de stock, podría tener menos problemas que sus competidores ante esta situación.
En otros casos, como los de Ford o GM, tienen menos problemas ya que hay componentes que les llegan desde México o Canadá (siendo otra cuestión la de los aranceles de estas piezas). La alternativa a los problemas en los puertos sería traer estas piezas por vía aérea, pero si se ven forzadas a esta medida, los costes de producción se elevarían notablemente. GM sabe esto muy bien, con la historia/experiemento del Cadillac Allanté décadas atrás.
«Una huelga prolongada debilitará la cadena de suministro del sector del automóvil y creará un seísmo con réplicas económicas y de seguridad nacional por todo el país, dañando clientes y comunidades del automóvil», aseguró John Bozzella, CEO de Alliance for Automotive Innovation. Se teme que, si esta situación dura semanas, podría provocar gravísimas pérdidas.
Motor & Equipment Manufacturers Association ya está pidiendo al actual presidente de Estados Unidos Joe Biden que fuerce a ambas partes a volver a sentarse y negociar soluciones. Por el momento, habrá que esperar a la espera de novedades y soluciones ante este problema que puede afectar al sector a nivel global.
