Imagina por un momento que quieres saber cómo se mueven los españoles un día cualquiera. Pasamos el día pegados a un teléfono móvil, desde que salimos de casa ya lo llevamos en el bolsillo, en un bolso, nos acompaña al trabajo, a hacer la compra, en nuestro coche en los trayectos diarios, o en nuestra mano, navegando por las redes sociales, mientras vamos en el transporte público. Si quisiéramos obtener información acerca de los hábitos, en este caso de movilidad, de los españoles, rastrear los teléfonos móviles sería un buen punto de partida.
Rastrear teléfonos móviles y el anonimato
Eso es precisamente lo que ha debido pensar el Instituto Nacional de Estadística (INE), que tal y como publica El País «conocerá cómo se mueven los españoles gracias a sus teléfonos móviles». Según esta misma información, el INE habría pactado con las operadoras de telefonía el rastreo de los terminales de sus clientes, para realizar une studio sobre movilidad, empleando información anónima. Es decir, el INE sabrá los movimientos que hacen más de 50 millones de líneas de telefonía móvil, pero no será capaz de asociar esos movimientos con la persona que utiliza el dispositivo, ni tampoco correlacionar esa información con otros datos del usuario del teléfono.
Dicho lo cual, preocuparse por la privacidad no parece tener demasiado sentido. Sobre todo cuando esa información, y mucha más, ya se la hemos cedido gustosamente a operadores, y multitud de empresas tecnológicas, en el mismo instante en que hemos empezado a utilizar sus productos (os recomiendo leer los comentarios de este tema en Menéame). Ahora bien, ¿qué utilidad puede tener un estudio como este?
Estudiando la movilidad rastreando teléfonos móviles
Según esta información, la clave del estudio reside en los movimientos que realizan los usuarios de los dispositivos. De ahí que se haya establecido una división en sectores del territorio nacional, con al menos 5.000 personas, cuya extensión será inversamente proporcional a la densidad de habitantes. Eso quiere decir que en las áreas menos pobladas habrá sectores muy amplios, mientras que en áreas más pobladas, como la ciudad de Madrid, habrá más sectores, y más pequeños, concretamente 128 sectores.
El estudio se llevará a cabo inicialmente durante cuatro días laborables, del 18 al 21 de noviembre, y entre las doce de la noche y las seis de la mañana. La información que se obtendrá en esa primera fase busca establecer los lugares de residencia. Por otro lado, también se analizarán las localizaciones de las nueve de la mañana a las seis de la tarde, para estudiar los movimientos de los usuarios de los terminales. Si un terminal permanece cuatro horas, como mínimo, en la misma localización, se consideraría una localización cotidiana.
Entre la información que podría obtenerse con este estudio, estarían los datos acerca de la movilidad diaria de los españoles, por ejemplo, cuántos ciudadanos se desplazan de su ciudad para trabajar.
Por otro lado, el estudio quiere ir más allá y centrarse en fechas críticas, para saber qué hacemos los españoles en vacaciones. Para ello, se rastrearán los movimientos el 20 de julio y el 15 de agosto y el 25 de diciembre y el domingo 24 de noviembre. El objetivo de este último rastreo es entender los flujos de ciudadanos en periodos vacacionales, fines de semana y, por supuesto, navidades.
¿Puede mejorarse la movilidad con esta información?
Solventada la gran duda, la de la privacidad, y sabiendo que toda la información que se manejará será anónima y que el INE asegura que «no entraña problemas de incumplimiento de la ley de protección de datos», la gran duda que nos surge es si este estudio puede resultar efectivo para mejorar la movilidad.
Es evidente que la información obtenida conociendo la posición de los dispositivos móviles es útil, y va mucho más allá de la información de que ya dispone el INE. En Europa se están llevando a cabo cada vez más iniciativas de este tipo, mejorando la compilación y la calidad de los datos y ahorrando costes y mejorando la eficiencia del INE, como comentan nuestros colegas de ADSL Zone. Pero es evidente que en este estudio será imposible inferir muchos datos que son imprescindibles si lo que se busca es mejorar la movilidad.
Un buen punto lo encontramos en este hilo de Marta Serrano en Twitter que llega al quid de la cuestión. Sabremos que X ciudadanos se desplazan de una ciudad Y, a otra ciudad Z, en los tramos temporales estudiados. Ahora bien, ¿cómo sabremos si se desplazan para estudiar o para trabajar? Sabremos algunas tendencias de españoles que viven en ciudades dormitorio, ¿pero cómo podríamos saber por qué eligieron esa ciudad para vivir y, lo que es aún más importante, si se desplazan en un coche privado, si lo hacen solos o acompañados, o si emplean un transporte público, un autobús o un tren?
La capacidad del estudio, por lo tanto, de mejorar la movilidad, parece como mínimo limitada, si es que ese es su principal objetivo, tal y como menciona la noticia que hemos conocido esta mañana.
En cualquier caso, parece que tendremos que acostumbrarnos a que los métodos estadísticos evolucionen y que a menudo puedan generar polémica, como es el caso, si los ciudadanos consideramos que se están sorteando las líneas rojas de la privacidad.