Suena a ciencia ficción, o al menos hasta ahora parecía sonar a ciencia ficción, porque cada vez estamos más cerca de verlo hecho realidad. Hablo de coches voladores, o mejor dicho: taxis voladores. Porque en realidad distan de ser un coche, postulándose como aeronaves de tamaño pequeño que están llamadas a agilizar la movilidad en ciudades, además de hacerlas más limpias y menos ruidosas. Este es el plan de Uber para una fecha tan próxima como 2020 pero, ¿cómo de factible es verlo hecho realidad? ¿Estamos preparados para los taxis voladores?
Transporte más seguro, más limpio y menos ruidoso: los taxis voladores de Uber pintan perfectos y se estrenarán en 2020
Los taxis voladores no serán coches que surquen los cielos, como llevamos años viendo en películas e imaginando en libros de ciencia ficción; al contrario, será algo más terrenal en forma de pequeñas aeronaves de propulsión eléctrica y aterrizaje y despegue vertical (VTOL por sus siglas en inglés).
Gracias a esa propulsión eléctrica, Uber asegura que este tipo de transporte será mucho más limpio que su equivalente más cercano, el helicóptero. Además será más silencioso y, en comparación con el tráfico de automóviles convencionales, el doble de seguro. Para conseguir esto último, estos taxis aéreos de Uber usarían en última instancia tecnología autónoma, «reduciendo significativamente el error del operador».
Según el jefe de producto de Uber, Jeff Holdenber, la compañía estrenará este ambicioso proyecto en Dallas (Texas, EE.UU.) y en la Exposición Universal de Dubai en 2020. Lo hará, eso sí, en fase de pruebas. Para tener una red plenamente operativa trabajando al servicio de clientes habrá que esperar al menos hasta 2023. Los primeros beneficiados en usar estas aeronaves serían, probablemente, los trayectos diarios de larga distancia en zonas urbanas congestionadas que no están cubiertas por la infraestructura existente.
Taxis voladores, ¿a qué precio? Uber asegura que será asequible
Uber entiende este concepto de taxis como «un transporte fiable y rápido entre los suburbios y las ciudades y, en última instancia, dentro de las propias ciudades». Según la compañía de movilidad, el servicio de taxis voladores será al principio más caro que el de sus coches. Evidentemente, el coste de adquisición y operativo de una aeronave -aunque sea de tamaño pequeño- como las que quieren utilizar será mayor que el de los coches. Sin embargo, Uber espera que, gracias a la rápida amortización que permite la movilidad compartida, si la demanda es suficientemente buena el servicio de taxis voladores acabará siendo más barato que el transporte en coche.
Uber espera que, con el tiempo, el coste de estos vehículos VTOL se acerque más al del coche que al de una aeronave. Así mismo, la compañía estadounidense estima que el precio de este servicio aéreo será de aproximadamente 1,32 dólares por milla (unos 0,75 euros/km al cambio actual).
Uber no está sola en este proyecto: más de una docena de empresas están trabajando en el mismo, entre las que se encuentran el fabricante de estaciones de carga Chargepoint (y que desarrollará un cargador exclusivo para la red de aeronaves de Uber); una compañía inmobiliaria que ayudará a Uber a detectar los mejores edificios para construir las zonas de despegue y aterrizaje; y, por supuesto, varias compañía especializadas en la fabricación de aeronaves.
Aunque está trabajando con más fabricantes, entre estos últimos destacan Aurora Flight Sciences y Embraer. Son estas las que tienen propuestas más avanzadas; la primera ha adquirido el compromiso de tener lista una flota de 50 unidades para comenzar las pruebas con una aeronave modificada sobre la base de un modelo que ya usa el ejército de Estados Unidos, con capacidad para entre cuatro y ocho personas. Embraer, que es ya el tercer fabricante mundial de aviones comerciales, quiere en cambio apostar por aeronaves algo mayores y una capacidad superior a las de Aurora Fligt Sciences.
No todo es color de rosas: un sistema de propulsión poco desarrollado aún… ¿Y qué hay de la legislación?
Mencionaba antes que estas aeronaves estarían propulsadas gracias a la electricidad, ¿pero cómo exactamente? Estos pequeños aviones harían uso de la propulsión eléctrica distribuida, DEP por sus siglas en inglés. Este tipo de tecnología cambia la forma de entender la propulsión en la aviación, empleando varios motores eléctricos distribuidos por toda la aeronave en vez de sólo unos pocos más grandes y pesados (como serían las turbinas de combustión).
Esta tecnología cuenta también con la ventaja de que puedes colocar los motores donde quieras, en cualquier parte del avión. Además, los motores eléctricos son más simples y fiables, más baratos de fabricar, pueden hacerse más ligeros y pequeños y, como no se alimentan de aire para funcionar, pueden mantener toda su potencia incluso a altitudes elevadas donde el oxígeno escasea (aunque esto, a priori, no sería relevante en el servicio aéreo de Uber). El uso de la propulsión eléctrica distribuida en aeronaves de ala fija permite además generar elevación con una mayor eficiencia que los rotores de un helicóptero.
Sin embargo, y aunque la NASA ya ha realizado con éxito pruebas con este tipo de propulsión, se encuentran dos problemas de peso: por un lado las baterías para alimentar a tales motores. aunque las aeronaves de Uber serían de relativo poco consumo energético, su reducido tamaño limita también la incorporación de baterías. Y por otro lado, y como la propia Uber ha declarado, «hasta la fecha ningún fabricante ha presentado una aeronave comercialmente viable con DEP, por lo que existe un riesgo real». Esto significa que, pese a las ventajas sobre el papel, es una tecnología todavía sin desarrollar al 100%, con los riesgos que ello conlleva.
¿Y qué hay sobre la legislación? ¿Está permitido este servicio dentro de la ley actualmente vigente? Una consulta al Reglamento de Ejecución (UE) 2016/1185 de la Comisión Europea de 20 de julio de 2016, por el que se establecen el reglamento del aire y disposiciones operativas comunes para los servicios y procedimientos de navegación aérea, nos permite saber que, como ocurre con la circulación autónoma de los coches, el vuelo autónomo que busca Uber aún ni siquiera se contempla dentro del marco legal.
Por otra parte, la Sección 3, Capítulo 1 (SERA.3105) de dicho Reglamento reza lo siguiente: «las aeronaves no volarán sobre aglomeraciones de edificios en ciudades, pueblos o lugares habitados, o sobre una reunión de personas al aire libre, a menos que se vuele a una altura que permita, en caso de emergencia, efectuar un aterrizaje sin peligro excesivo para las personas o la propiedad que se encuentren en la superficie». Esto significa que las aeronaves de Uber tendrían que volar, como mínimo, por encima de los 300 metros de altitud respecto al punto más alto en un radio de 600 metros desde su posición para cumplir con la actual legislación.
Por otro lado, y conforme al Artículo 3.3 del Reglamento (CE) 1008/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo de 24 de septiembre de 2008 sobre normas comunes para la explotación de servicios aéreos en la Comunidad, con la legislación actual Uber no necesitaría una licencia de explotación para ofrecer su servicio de transporte de pasajeros, pues su radio de acción se limitaría a vuelos locales.
Así pues, lo que hace unos años parecía posible únicamente en el imaginario de la ciencia-ficción es cada vez más palpable y real, aunque aún falten por pulir aspectos como algunos aspectos de la tecnología y, sobre todo, legislación.
Fuente: Autocar, Ministerio de Fomento