Raro es el conductor que no haya dejado su coche aparcado al aire libre en verano y que, al regresar, se halla encontrado con una cabina lo más parecida al infierno. En Internet se pueden encontrar decenas de soluciones distintas para refrescar, en poco tiempo, el habitáculo de un automóvil que ha pasado muchas horas bajo el sol sin ningún tipo de protección, más allá de la que ofrece su carrocería y su acristalamiento. Sin embargo, nuestra experiencia nos dice que sólo hay una realmente efectiva.
Lo que normalmente se define como un “truco”, en realidad no se trata de nada más que de sentido común y de aplicar la dinámica de fluidos jugando con las posibilidades que ofrece el interior de un vehículo. En esencia, todo se resume en crear un gran fuelle que atrape aire “fresco” del exterior y empuje el de dentro, más caliente, hacia fuera.
Evidentemente, esta admisión y expulsión, que crea una diferencia de presión y, por lo tanto, una corriente, sólo es posible si existe una entrada, una salida y un movimiento que debemos encargarnos de generar. No obstante, hay acciones adicionales, también rápidas y sencillas, para potenciar la eficacia de un proceso que todos habríamos de conocer si solemos desplazarnos por carretera en temporada estival y con olas de calor.
Abanicar el automóvil: un remedio que, bien aplicado, permite bajar más de 10 grados en menos de un minuto
La solución que proponemos consiste en bajar totalmente la ventanilla del conductor para, a continuación, abrir y cerrar varias veces la puerta contraria, es decir, la del acompañante o copiloto. Esto facilita el reciclaje del aire de la cabina, forzando la renovación del mismo con uno relativamente más frío. Más simple, imposible.
Según los estudios que existen al respecto, la aplicación de este remedio durante 60 segundos se traduce en una reducción media de la temperatura interior de 10 grados Celsius. Con todo, se puede lograr una eficiencia aún mayor si, además, se coloca un parasol tras el parabrisas antes de abandonar el vehículo y, al volver, se enciende el motor para conectar el ventilador o el climatizador. Esto es recomendable que se haga de un modo suave, progresivo, y dirigiendo siempre el flujo de aire hacia arriba (techo).
