Si tuviéramos que imaginar, por un momento, cómo hubiera evolucionado uno de nuestros deportivos favoritos, el Renault 5 Turbo, hacia los años ochenta, es muy probable que lo imaginásemos con una silueta como la que ilustra este artículo. Trazos sencillos y suaves, y detalles incluso minimalistas, que no ocultan que bajo su carrocería se esconde una bestia de motor central derivada del Renault 5 Turbo II. Es probable que muchos, entre los que me incluyo, prefiriéramos tener este coche en nuestro garaje antes que muchos otros potentes y glamurosos deportivos alemanes o italianos. Pero la historia de este coche va mucho más allá y es por eso que queríamos dedicar un artículo en recuerdo del Renault 5 Turbo PPG Pace Car de 1982. Uno de los Renault 5 más peculiares, y con más historia, de cuantos hayamos visto jamás.
Hace unos días, mi compañero Álex García iniciaba una serie de artículos sobre la historia de los Safety Car de la Fórmula 1 – muy recomendable, por cierto. Los Safety Car – o Pace Car, que es como allí se refieren al coche de seguridad – también nos dejaron anécdotas, e historias, sumamente interesantes al otro lado del Atlántico.
Renault 5
Y es que este coche, por si no nos había sorprendido lo suficiente con su aspecto, fue el Pace Car, el coche de seguridad, en la Indy Car en 1982. La Indy Car es la categoría reina del automovilismo en monoplazas de Estados Unidos. Y te preguntarás: ¿qué demonios hacía un Renault 5 en los circuitos de Estados Unidos?
La aparición del Renault 5 al otro lado del Atlántico, aunque solo fuera como Pace Car, se la debemos a los lazos que a comienzos de los ochenta unieron a Renault y a la American Motors Corporation (AMC), que tras las dos grandes crisis del petróleo pasaba por un momento económico sumamente delicado. Por unas razones, y otras, Richard A. «Dick» Teague pensó que el Renault 5 Turbo era la base perfecta para crear el Pace Car que habían encargado a AMC. Pero aquella decisión, la de escoger un deportivo que no se comercializaba en Estados Unidos, también sería una gran sorpresa. Tal y como contaba Don Sherman en su artículo de Car and Driver de la edición de diciembre de 1982.
Dicho lo cual, Dick Teague tenía un encargo muy concreto, el de divertirse cuanto quisiera retocando los trazos del Renault 5 Turbo II original, el famoso «culogordo», respetando la esencia original del deportivo francés.
¿Y qué hizo el bueno de Teague? Tomar el diseño del Renault 5 Turbo II rebajarlo, y ensancharlo aún más, y suavizar muchas líneas hasta llegar al diseño que ves en estas imágenes.
Dick Teague, en el trabajo que se le había encomendado, se tomaría numerosas licencias, incluida la de instalar puertas de estilo ala de gaviota, «tomando prestados» componentes del famoso DeLorean. El diseño de las puertas, junto con otros detalles que no pasan desapercibidos, como la inclinación del techo y el capó, supondrían numerosos quebraderos de cabeza para los ingenieros encargados de rematar la faena.
El trabajo culminó con una decoración en amarillo y negro, colores muy asociados a la historia deportiva de Renault, y unas llantas BBS con neumáticos Goodyear de competición, muy similares a los empleados por el Renault 5 Turbo IMSA GTU, un deportivo de carreras francés que también se fue a hacer las Americas. Lo que sí se respetó en esta creación fue la conservación del motor turbo de cuatro cilindros en línea original.
Aquel Renault 5 Turbo PPG Pace Car sería uno de los representantes más destacados de aquella generación de coches de seguridad que nacieron fruto del patrocinio de PPG Industries, la Pittsburg Plate Glass. La PPG era una empresa dedicada a la industria química que, no contenta con patrocinar uno de los campeonatos automovilísticos más importantes en Estados Unidos, solicitó la creación de auténticos y exóticos prototipos para ejercer la labor de Pace Car en las carreras luciendo, orgullosamente, el nombre de su marca.
¿Y qué sucedió con el Renault 5 Turbo PPG Pace Car?
Sucedió que por unas y otras razones acabó en manos de la empresa española Classic Road, que se encargaría de su venta. Para convertirse más tarde en una de las piezas más peculiares de la colección de Teo Martín, que tendría la amabilidad de exhibirlo, junto a otros muchos modelos de su impresionante colección, en el evento Madrid Motor Days que se celebró en 2013 en Madrid.
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