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El Gran Turismo que Renault nunca quiso vender a los americanos

Allá por los años setenta, Renault había adquirido Alpine y buscaba darle al A110 un digno sucesor tras sus tremendos éxitos como deportivo en la calle (además de ser un excelente coche de rallyes incluso diez años después de su lanzamiento). El sucesor acabó siendo el Alpine A310 que, a su vez, dio lugar al Renault Alpine GTA, un Gran Turismo que suponía el primer Alpine 100% hecho por Renault. Y también un coche que la propia marca del rombo trataba de alejar todo lo posible de los conductores norteamericanos.

El Renault Alpine GTA, un Gran Turismo ‘prohibido’ en Estados Unidos

El Alpine GTA, también conocido como Alpine V6 GT, heredaba el mismo motor V6 PRV del A310, colocándolo por detrás del eje trasero para dejar sitio a una cabina en configuración 2+2. Gracias al uso de materiales como fibra de vidrio (visto en competiciones de la época, como el Mundial de Rallyes en plena era del Grupo B) y poliéster lograba ser más ligero que alguno de sus rivales directos, como el Porsche 944, además de un excelente coeficiente aerodinámico: 0,28 en las versiones atmosféricas, 0,30 en las variantes con motor turbo al llevar neumáticos con mayor grosor y más entradas de aire.

No obstante, en aquellos años la normativa americana requería realizar una serie de cambios, de manera que no se podía importar el modelo como tal. De hecho, en el compartimento delantero aparecía una pegatina avisando que ni cumplía con la normativa de emisiones ni podía ser modificado para cumplir con las mismas según la propia marca. De modo que si se conducía en Estados Unidos el coche no tendría ninguna garantía ni daba servicios autorizados o tener piezas de repuesto para el Alpine GTA.

La pegatina para disuadir a quienes querían llevarlo a Estados Unidos se encontraba al levantar el capó delantero

Perfil del icónico Renault GTA V6 Turbo, toda una rareza en Norteamérica.

Lo más interesante es que, en la misma pegatina, se aseguraba que para aquel conductor que insistiera en llevarlo a EEUU (en contra de los deseos de Renault, literalmente) se trataba de un vehículo de alta potencia con una aceleración y velocidad excepcionales, no como muchos turismos americanos convencionales. O eso decía la marca para avisar a los norteamericanos, un público que llevaba para entonces casi dos décadas importando el Porsche 911. Y eso teniendo en cuenta que en aquel momento Renault era accionista de la americana AMC.

Y lo más irónico de todo es que, llevando el V6 PRV, en su versión atmosférica 2.9 (mismo motor que equiparía el DeLorean DMC-12), daba unos 158 CV, mientras que el V6 Turbo daba entre 180 y 207 CV dependiendo de la versión. Es decir, menos que un Ford Fiesta ST de última generación. Recordemos que este modelo se lanzó en 1984, cuando el 911 Turbo llevaba casi diez años vendiéndose allí y por esa época ya entregaba unos 282 CV.

El Alpine GTA estuvo muy cerca de llegar, como Alpine volverá en el futuro a Estados Unidos

Ahora bien, Renault tuvo un cambio de planes: a mediados de 1987 llegó a preparar una variante americana con algunos cambios, como faros escamoteables, parachoques más deformables e intermitentes laterales y otros cambios que luego se aprovecharían en el modelo sucesor, el A610. El motor V6 Turbo hubiera dado unos 182 CV y, de hecho, llegó a fabricar 21 unidades preserie. Ahora bien, cuando Renault vendió su parte del accionariado de AMC a Chrysler esta variante se quedó sin salir al mercado americano.

A día de hoy, casualmente Alpine se ha dejado otro modelo sin llevar a Estados Unidos: el Alpine A110 que hemos conocido durante estos años y que de hecho dejará de venderse dentro de poco. Eso sí, la marca francesa sí que desembarcará en Estados Unidos en los próximos años con los coches eléctricos que salgan de su plataforma APP. Es decir, el Alpine A290, el nuevo A110 y el crossover GT…¿y si fuera un nuevo A310, reestableciendo la relación con el GTA?

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¡Muy bueno!

David Durán

Habiéndose criado a pocos kilómetros del Circuito de Jerez y viendo cierto trío de ingleses hablando de coches desde pequeño, para David Durán decantarse por el mundo del motor no le fue difícil. Desde que se cruzó con un Ferrari F40 y un Lamborghini Diablo en plena carretera en un 'simple' viaje familiar, siempre ha querido estar ligado a la automoción. Seguir leyendo...

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