El lanzamiento del Renault Rafale E-Tech 4×4 300 sienta un precedente de lo más interesante para los próximos modelos que salgan de la marca del rombo… y también de Alpine, en cierto modo. Y es que los dos niveles de acabado de este coche, el Esprit Alpine y el Atelier Alpine, pueden perfectamente marcar la diferencia entre el coche más para el día a día y otro más para el disfrute de la carretera y del arte de la conducción.
Esprit Alpine y Atelier Alpine, las dos caras de la moneda
Por un lado, está el Esprit Alpine que ya conocíamos desde hace años y podemos encontrarlo en otros modelos como el Austral o el Clio. En lo que respecta a potencia, no hay diferencias en el caso del Rafale: motor 1.2 tricilíndrico turboalimentado con dos motores eléctricos principales y un motor secundario que sirve tanto como arranque como accionador de la caja de cambios automática, dando en total 300 caballos. De entrada, ya incorpora tanto tracción a las cuatro ruedas como dirección a las cuatro ruedas. La marca trata de relacionar el Rafale E-Tech 4×4 300 con sedán deportivos como el R21 Turbo o el Safrane Baccara Biturbo.
Renault Rafale
Ahora bien, el Atelier Alpine lleva la fórmula más allá, de entrada con la introducción de una suspensión activa controlada por una cámara predictiva, además de amortiguadores, dámpers y muelles exclusivos desarrollados por Alpine. El chasis también ha sido puesto a punto por la división deportiva del grupo, además de haberse calibrado la centralita en aspectos como la frenada, la frenada regenerativa o la dirección asistida. También han trabajado para que el tren de transmisión, el chasis y la potencia que baja a los neumáticos (Continental de serie) funcionen al unísono. Y eso suena mucho más a Alpine que a Renault.
Aparte de detalles estéticos (llantas de 20 o de 21 pulgadas), estos cambios por parte de Alpine cambian por completo la fórmula, aparte del comportamiento del Rafale. En cierto modo, y salvando las distancias, es también la línea, en este caso mucho más definida, entre el Renault 5 que veremos en breve y el Alpine A290 que se presentará oficialmente en junio, como ocurría entre los Renault 5 originales y los 5 Copa de antaño o los 5 Copa Turbo (que en Francia se llamaban Alpine, precisamente). En estos casos sí son productos 100% Alpine.
No se trata, claro está, de que ahora Alpine tenga una versión potente de cada modelo de Renault, pues en ese caso perdería la diferenciación – en estos momentos tiene el Alpine A110 en sus diferentes versiones que se venderá hasta 2026 con una tirada limitada a 1500 unidades además del próximo A290. Atelier Alpine (y el trabajo que representa) sí consigue reducir mucho la brecha entre la experiencia Renault y Alpine, mucho más que un acabado de corte deportivo como el Esprit Alpine o los ST Line, N Line, GR Sport o S Line de sus respectivos rivales.
Atelier Alpine sienta un precedente que ojalá veamos en otros modelos
Es por ello que el Rafale sienta un precedente de lo más interesante: la posibilidad de que, de ahora en adelante, pueda haber más modelos con picante si recibieran el mismo tratamiento que el Atelier Alpine. Ya se echa de menos lo que Renault Sport podía hacer con coches como el Clio o el Mégane, que en estos momentos no cuentan con versiones deportivas y de hecho los hot hatch como los conocimos están en peligro de extinción. ¿Habrá planes para rescatar los cohetes de bolsillo de la marca del rombo? Y, en ese caso, ¿te los querrías quedar?