Siempre lo he dicho. Este Renault me hace tilín. El Avantime fue una de las apuestas más atrevidas de Renault a comienzos de siglo, un adelantado a su tiempo, que quizás hoy en día podría triunfar. Aquel Avantime era un coche alto, con una carrocería afurgonetada, como un crossover moderno. Tenía solo tres puertas, y un toque distinguido, un enfoque premium, pero era práctico y espacioso. Philippe Guédon, de Matra, y Patrick le Quément, diseñador de Renault, pensaron en el Avantime como el coche ideal para aquella generación que se había criado en un Renault Espace, y ahora tenía que comprar coche. Por una simple cuestión matemática, hoy en día es probable que aquellos chavales que se criaron en un Espace en la segunda mitad de los ochenta conduzcan un crossover.
El Renault Avantime era un coche inclasificable
El Renault Avantime mezclaba tantos conceptos que no era fácil encasillarlo. Su carrocería afurgonetada, alta, y por encima de los 4,5 metros, era propia de un gran monovolumen. Pero a la vez solo contaba con tres puertas, ventanillas sin marco, y detalles más propios de un coupé que de un monovolumen. Si nos atenemos a estas descripciones, veremos que la filosofía del Renault Avantime no se aleja tanto de lo que proponen hoy en día muchos fabricantes con sus crossover más atrevidos.
Con unos pasos de rueda más amplios, más presencia de plástico negro, y unos rasgos estéticos acordes con los de un Renault moderno, me pregunto cómo acogería el mercado actual un coche así. Y de hecho, para el ejercicio de imaginación que hemos de hacer no es tan complejo. Pensemos en un Renault Arkana con tres puertas, las dos laterales generosas en tamaño, y una carrocería más larga.
Aquella apuesta de Renault fue tan fugaz como atrevida. En 1999 se presentaba el prototipo, en 2001 comenzaba a producirse el modelo de serie, y en 2003 dejaba de fabricarse sin haber llegado ni a 10.000 unidades vendidas.
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