En estos momentos estaba imaginando una de las situaciones de mayor riesgo mientras conducía que he vivido en los últimos años. Un coche se incorpora a una autopista de tres carriles, llegando hasta el central, a toda velocidad y sin preocuparse del resto de coches que circulábamos correctamente. Sin apenas tiempo para reaccionar, una frenada no basta, es necesario girar el volante y hacerlo rápido, para más tarde regresar a tu carril y evitar el choque contra los guardarraíles, o contra otros coches. Para realizar una maniobra de este tipo son necesarios sistemas mucho más avanzados que un dispositivo de frenada de emergencia, como los que ya emplean muchos coches. El coche autónomo tendrá que estar preparado para todo tipo de eventualidades. Tal vez por eso Renault acabe de presentarnos a Callie, un sistema de conducción autónoma de Renault que promete realizar maniobras esquivas con la rapidez y la precisión de un piloto profesional. ¿Lo conseguirá?
Desde su Open Innovation Lab en Silicon Valley, Renault ha decidido desarrollar un sistema en el que han colaborado varios pilotos profesionales. La idea era conseguir que la tecnología fuera capaz de realizar una maniobra realmente compleja, y crítica, con el mismo éxito que un piloto profesional. Y al parecer lo han conseguido.
Lo más interesante de este proyecto es que, tal y como todo apunta, tendrá un mayor recorrido. Y con él Renault quiere ser un participante aún más activo del desarrollo del coche autónomo que se está llevando a cabo en el grupo que forman Renault y Nissan, con el objetivo de lanzar coches que puedan prescindir completamente de conductor y que este no tenga que supervisar la conducción.
No sé qué os parecerá a vosotros. Pero sinceramente sorprende la capacidad de este Renault Zoe para esquivar los obstáculos que se le proponen en un vídeo que, por desgracia nos parece más publicitario que informativo.
No hubiera estado de más que Renault nos proporcionase más información acerca de las condiciones en las que se realizaron las pruebas, tiempos de reacción, o la velocidad a la que se llegaba al obstáculo y a la que conseguía salir el coche en su modo de conducción autónoma tras practicar la esquiva. A priori parece que, para complicar el reto, las pruebas se realizaron sobre un terreno deslizante. A juzgar por el velocímetro del coche, que necesariamente ha de estar en millas por hora, también tenemos la impresión de que en ningún caso se practicó la esquiva a velocidades muy superiores a 50 km/h.
Pese a todo, insistimos, sorprende la capacidad de este coche en modo de conducción autónoma para realizar una maniobra compleja, incluso para la mayoría de los conductores.