El futuro de Renault Sport es, como poco, aciago. En estos momentos, solo los Renault Mégane cuentan con versiones RS, no volverá a haber un Renault Clio RS y a los apasionantes Alpine A110 solo les espera un futuro 100% eléctrico. A Renault Sport no les han dado tiempo para despedirse de sus aficionados propiamente. No les han permitido decir adiós con un proyecto apasionante y fascinante, un proyecto que evocase a coches como los Renault Clio V6, Renault Spider o Renault 5 Turbo. Ese proyecto, bien podría haber sido el espectacular Renault Clio R.S. 16.
El Clio R.S. 16 fue anunciado en el ya lejano año 2016. Unos años antes, Renault había tomado la extraña decisión de no ofrecer el Clio RS con caja de cambios manual. Una decisión que relegó al ostracismo al Renault Clio más deportivo: en el ideario común petrolhead, fue instantáneamente superado por coetáneos como los Opel Corsa OPC, SEAT Ibiza CUPRA o Ford Fiesta ST. Renault Sport era consciente de ello, y quiso arreglar las cosas con un puñetazo sobre la mesa. Un Renault Clio que volvería a ser la referencia absoluta e indiscutible de los utilitarios deportivos.
Y por ello, desarrollaron el Renault Clio R.S. 16. Bajo un nombre sugerente, que evocaba a los utilitarios deportivos de los años noventa, presentaron un Renault Clio con el motor 2.0 turbo del Renault Mégane más deportivo del momento, el RS 275 Trophy-R. Una bomba de 275 CV, que no pocos quebraderos de cabeza supuso instalar bajo el pequeño capó del Renault Clio. Este motor estaba acompañado de una caja de cambios manual de seis relaciones, así como del sistema de refrigeración y parte del tren de rodaje del Renault Mégane de más altos vuelos.
Las llantas de 19 pulgadas procedían de su hermano mayor y la suspensión del coche fue recalibrada y modificada para asumir los 55 CV extra que lo separaban del Clio RS 220 Trophy. El escape del coche fue desarrollado específicamente por Akrapovic, y Renault Sport creó un kit de carrocería específico, que incrementaba en 60 mm el ancho del vehículo. No solo era un ensanchamiento: en su frontal se incluían unos espectaculares antiniebla que imitaban una bandera de cuadros, y en el zaga se instaló un alerón y difusor de grandes dimensiones.
El Clio más deportivo incluso llegó a darse un multitudinario baño de masas: fue presentado en público en el Gran Premio de Mónaco del año 2016, donde fue conducido por Kevin Magnussen. Además, fue exhibido en el Goodwood Festival of Speed del mismo año, en Reino Unido.
¿Por qué Renault no vendió el Clio R.S. 16?
Es una pregunta con una respuesta compleja. La intención de Renault Sport era fabricar una tirada limitada del Clio R.S. 16. En su momento, se habló de entre 300 y 500 unidades, a un precio que oscilaría entre los 40.000 y los 50.000 euros. El estudio de mercado había dado buenos frutos y el proyecto era técnicamente viable, al menos sobre el papel. Sin embargo, un comunicado de Renault recogido por Top Gear rezaba que las instalaciones de Renault Sport en Dieppe no podrían asumir la producción de este Renault Clio atómico.
Por aquél entonces, Renault Sport estaba preparándose para iniciar la producción de los Alpine A110 en Dieppe, y en palabras de la marca, no querían dejar de prestar atención al proyecto Alpine, para centrarse en una escueta edición especial de los Clio R.S. Leyendo entre líneas, el proyecto R.S. 16 era un proyecto de rentabilidad escasa. Se valoró postergar a 2018 la producción del Renault Clio R.S. 16, pero hubiera sido demasiado tarde para el hot hatch: la llegada del nuevo Renault Clio hubiera ya entonces estado a la vuelta de la esquina.
Fue una verdadera pena que este coche no llegase a las calles. Renault Sport había desarrollado un producto prácticamente terminado que hubiera hecho las delicias de los fans de la marca. Además, estaban ya valorando el récord de vuelta en Nürburgring para coches de tracción delantera. Con un peso de solo 1.200 kilos, no hubiera sido complicado arrebatar el récord al Honda Civic Type R de la época. Sea como fuere, nos queda el consuelo de que el Clio R.S. 16 se sacrificó para permitir la resurrección de un coche tan especial como el Alpine A110.