La movilidad del futuro cambiará radicalmente nuestra forma de vida. O al menos es lo que las marcas piensan cuando presentan prototipos de coches autónomos. Es el caso de Renault, que ha presentado en el Salón de París el último de su trilogía de coches autónomos de la familia EZ – tras los EZ-Pro y EZ-Go. Quizá en 20 años todos nos movamos por las grandes ciudades en coches robotizados como este, en los que no habrá un conductor, ni posibilidades de manejo manual. Se trata del Renault EZ-Ultimo, un coche autónomo de lujo que bien podría ser un salón con cuatro ruedas.
El diseño del Renault EZ-Ultimo incorpora los códigos de diseño de la marca, adaptados al marco de ciencia ficción en el que habitaría este prototipo. Enormes ruedas, superficies limpias cuajadas de detalles y un bitono beige-negro muy elegante. Ya que es un coche donde el packaging de la mecánica es poco importante – es un coche eléctrico, con una batería bajo el suelo y motores eléctricos integrados en ejes o ruedas – el diseño del interior toma todo el protagonismo. En este lujosa cápsula encontramos cómodos sillones de diseño, para una experiencia de transporte definida por Renault como premium.
La puerta es de apertura lateral y los asientos están motorizados, facilitando el acceso y egreso de los ocupantes. Madera, mármol y cuero recubren las superficies interiores, inspiradas en la arquitectura moderna. Los ocupantes están protegidos de las miradas indiscretas mediante cristales de oscurecimiento automático. Pueden disfrutar de un completísimo sistema de infotainment llamado AEX (Augmented Editorial Experience). Contenidos multimedia o materiales de enseñanza son protagonistas de este sistema, pieza clave de un futuro en el que no conduciremos coches.
Cuenta con un nivel cuatro de autonomía, por lo que carece de conductor o mandos para ser conducido. Todo lo hará por sí mismo, con un completo juego de radares y sensores. Al mismo tiempo, se comunicará con la infraestructura urbana y otros vehículos, reaccionando de forma natural a su entorno. No deja de ser un ejercicio de diseño, pero un ejercicio de diseño que me hace pensar en un futuro terrorífico. Un futuro que elimina al conductor de la conducción, un futuro en que nuestra mayor diversión será ir a comer al centro de la gran ciudad, mientras máquinas y robots automatizados trabajan para nosotros.