El primer Renault Mégane RS salió a la venta en 2004, luciendo un imprudente diseño que caló muy bien en el público. No sólo se convirtió en un éxito de ventas dentro de la gama deportiva de Renault, fue el preámbulo del Mégane R26.R, probablemente el mejor coche compacto deportivo de la década. Tuvo continuidad con la segunda generación de 2009, manteniendo un desarrollo que, como colofón, batió el récord de Nürburgring Nordschleife para coches de tracción delantera en 2014. Con 53.000 ejemplares vendidos de las dos primeras generaciones, hemos puesto a prueba el nuevo Renault Mégane RS y os aseguramos que es un tema serio, muy serio.
Renault tiene el rey de los coches compactos deportivos
¿Quién no recuerda el Mégane R26.R, el Clio V6, el Sport Spider o el Renault 5 Turbo? La división deportiva de Renault nos ha sorprendido históricamente con modelos fascinantes. Y este modelo continúa esta célebre genealogía. No me gusta desvelar el final de la historia. Pero creo que la situación lo merece: después de probar este coche por carreteras secundarias andaluzas y en el circuito de Jerez, te puedo decir que Renault nos ha vuelto a sorprender y ha fabricado el que pienso que es el mejor compacto deportivo del mercado. Es capaz de sobreponerse a modelos de la talla del Volkswagen Golf R, el Honda Civic Type R, el SEAT León Cupra o el Hyundai i30N.
Renault Mégane
De hecho, en Renault están tan seguros de su nuevo Renault Mégane RS 2018 que han decidido reservar el circuito de Jerez para que demos rienda suelta a esta tercera generación del RS. En el circuito no hay coche-liebre, ni siquiera instructores… ¡Sólo barra libre de asfalto y pianos!
Sobre el papel, el Renault Mégane RS tiene unas cifras sobresalientes. El motor es el mismo que el Alpine A110. Se trata del nuevo 1.8 turboalimentado, cuatro cilindros e inyección directa nacido de la alianza Renault-Nissan. Esta versión desarrolla una potencia de 280 CV a 6000 vueltas y un par de 390 Nm disponible de 2400 a 4800 revoluciones. El par motor, un factor esencial, es el tercero mejor de su categoría, sólo superado por los 400 Nm del Volkswagen Golf R y el Honda Civic Type R. Pero, para mí, el mejor dato es, sin duda, el apetecible el precio de partida: manual desde 29.900 euros y, lo que no es menos importante, con un alto nivel de equipamiento de serie.
El Renault Mégane RS ofrece dos opciones de caja de cambios. Además de la automática de doble embrague con levas en el volante, los chicos de Les Ulis -sede de Renault Sport- no se han olvidado de la caja manual, como ya pasó con el último Renault Clio RS. También hay dos opciones de chasis: Sport y Cup; a final de 2018 se ofrecerá una tercera denominada Trophy. Además, el nuevo Mégane RS es el primer compacto-deportivo del mercado que estrena un sistema de cuatro ruedas directrices, una primicia mundial en su segmento que promete mejorar el comportamiento dinámico en curva.
Antes de empezar a describir las bondades dinámicas, debemos detenernos en el aspecto estético. Este nuevo Renault Megane RS incorpora un nuevo paragolpes trasero con extractores de aire laterales, así como un nuevo difusor y escape central. Se han ensanchado 60 y 45 mm las aletas delantera y trasera, respectivamente. Cuenta con un alerón trasero de nueva factura, una reducción de 5mm de la suspensión y unos nuevos discos de freno de 355 mm confiados a Brembo. Todo ello aderezado con un nuevo color característico, denominado “Naranja Tonic”, que guarda un curioso parecido con el clásico naranja “Arancio Borealis” de Lamborghini.
Si abres la puerta verás los semibaquet de piel vuelta, con costuras rojas que refuerzan la sensación deportiva. También hay un volante forrado en Alcántara, cuadro de mandos digital y pedales de aluminio. Pero, de entre todo lo que tengo a la vista, lo que más me llama la atención es la elevada calidad de materiales y ajustes, así como la tablet central de 8,7 pulgadas para manejar el sistema multimedia, contando con Apple Car Play y Android Auto.
El equipamiento de serie supera con creces lo ofrecido en muchos vehículos Premium. Cuenta, por ejemplo, con faros con tecnología full-LED de serie -que ofrecen un alcance de 460 metros-, visor “head up display” o un sistema de ayuda de aparcamiento con cámara de visión trasera. Opcionalmente encontramos un sistema de audio firmado por Bose y asientos semibaquet de Recaro.
Ponemos a prueba el Renault Mégane RS en carretera
Nuestro primer recorrido de pruebas es por las carreteras secundarias que rodean al circuito de Jerez. Nuestra unidad cuenta con chasis Sport –de serie-, asociado a un cambio opcional de doble embrague con unas enormes levas fijadas a la columna de dirección. Me ha encantado la generosidad de Renault de ofrecer unas levas con un tamaño acorde a lo que uno espera, en lugar de una de esas ridículas palanquitas que esconden otros compactos del mercado.
El motor se muestra pletórico y rabioso, con una aceleración contundente a la salida de cada giro y con una enorme estabilidad en el paso por curva. Por si eso fuera poco, el nuevo escape se encarga de hacer que la experiencia sea más intensa aún si cabe. El bramido de los escapes es muy deportivo, ofreciendo deliciosos petardeos que alegrarían el paseo hasta a un sordo. Un tema de vital importancia en un compacto deportivo como éste y algo que, otros competidores, no han sabido dar en la tecla, a pesar de contar con soluciones mucho más caras, incluso firmadas por Akrapovic en el Golf R.
La puesta a punto de los escapes es fantástica. No me gusta que use elementos artificiales como el equipo de audio para acrecentar el sonido interior, pero, al menos, el resultado es difícil de percibir y está muy bien conseguido.
El coche enlaza sucesivas curvas de una forma muy incisiva gracias al nuevo sistema de cuatro ruedas directrices denominado “4Control”. Es verdad que se siente algo extraño al principio porque la dirección se muestra artificialmente directa, pero te acabas acostumbrando. En curvas lentas, las ruedas traseras giran en al revés que las delanteras, hasta un límite de 2.7 grados. Según Renault, este sistema permite que “la dirección se sienta un 20% más directa”. A más de 70 km/h, las ruedas traseras giran en el mismo sentido que las delanteras, hasta 1 grado.
El cambio de doble embrague parece estar puesto a punto de una forma brillante. El paso de una marcha a otra resulta imperceptible, ni siquiera se aprecia pérdida de tracción durante el proceso. Cuando llegamos a una curva cerrada y no conocemos qué marcha será la mejor para salir con la mayor patada, es fácil jugar con el sistema. Basta con concentrarse en frenar a fondo de forma regresiva, al tiempo que mantenemos pulsada la leva izquierda. El Mégane RS incorpora un sistema de kick-down que reduce cuantas marchas sean necesarias para seleccionar la relación más óptima. Además, la caja de doble embrague también cuenta con un sistema de salida lanzada. Con la ayuda del Launch Control, podemos hacer un 0 a 100 km/h en 5,8 segundos.
La tracción está puesta a punto de una forma soberbia. La dirección no tiene ni rastro de torque steer, algo que es una muy buena noticia y que ocurre en vehículos de tracción delantera cuando, al acelerar, tienden a desviarse ligeramente de un lado a otro de la carretera.
El sol empieza a ponerse. A las puertas del hotel preparo algún vídeo y lo subo a la cuenta de Instagram de Diariomotor (@Diariomotor, por si aún no nos seguís). Hora de cerrar por hoy, mañana toca circuito…
Hora de poner a prueba el Renault Mégane RS en el Circuito de Jerez
A la mañana siguiente, las unidades nos esperan bien alineadas en el paddock del circuito. Todas ellas están equipadas con el chasis opcional Cup, cuesta 1.700 euros y ofrece una amortiguación un 10% más firme así como un nuevo diferencial mecánico Torsen de deslizamiento limitado asociado únicamente a la caja manual. Es, sin duda, la opción para los más puristas y petrolhead, ya que la caja automática emplea uno electrónico desarrollado en colaboración con Bosch. Además, los discos de freno son de bimaterial aluminio/fundición -ahorrando 1,8 kilogramos por rueda- y los cuatro amortiguadores se han equipado con topes hidráulicos de compresión.
Es hora de entrar a pista. Selecciono el modo Race, con el que el Renault Mégane RS se pone en “modo ataque” y el ESP se desconecta. La dirección se endurece un poco y el sistema de ruedas directrices traseras entra en acción de una forma más tardía.
Ya en el circuito es el momento de buscar los límites. Y mientras lo intento, estoy sorprendido porque el sistema R.S. Monitor Expert muestra en la pantalla toda la información que aportan unos cuarenta sensores repartidos por el vehículo: aceleración, frenada, ángulo de volante, temperaturas, presión… Es prácticamente un sistema de telemetría. Además, los chicos de la organización han instalado un par de cámaras GoPro, porque gracias a este, se pueden visualizar las imágenes grabadas con todos los datos de telemetría superpuestos sobre las imágenes… como la Fórmula 1, vamos.
Muchos coches de carretera se sienten perdidos en un circuito. Y cuanto más exigente es la pista, más se notan las diferencias. No es el caso del nuevo Renault Mégane RS con el chasis Cup, gracias a las suspensiones mucho más firmes y a los nuevos frenos. De hecho, se muestra imperturbable en las curvas más rápidas del circuito, como Aspar o Crivillé. Curvas que miden la eficacia del chasis y requieren mucho tacto con el acelerador y donde el diferencial mecánico, asociado a las ruedas traseras directrices, hacen que el comportamiento sea de diez.
Después de la primera vuelta empiezo a conducir el Renault como si no hubiera un mañana, sabiendo que el circuito me deja margen suficiente. Además, hace un par de años estuve aquí en un curso intensivo de BMW y tengo las referencias bien aprendidas.
Manejar un cambio manual de seis marchas en un circuito es, a día de hoy, todo un placer. Sólo echo de menos una palanca algo más corta y unos recorridos algo más directos. Y, si nos ponemos consentidos, incluso pediría un sistema automático de punta-tacón, como ya hacen otros vehículos como el Hyundai i30N o el Porsche 718 Cayman.
Este chasis está tan bien puesto a punto que, probablemente, aguantaría mucho más. Para ello, Renault se ha reservado un as en la manga con la versión Trophy, que lanzará a final de 2018 y que contará con un chasis Cup asociado a un motor potenciado con 20 caballos y 10 Nm más.
El Renault Mégane RS te pone muy fácil eso de conducirlo rápidamente, ofreciéndote un ritmo muy alto con un conjunto que se siente totalmente eficaz en pista.
¿Y respecto a sus rivales? El francés cuenta con mejores asientos, levas más grandes y una suspensión mejor puesta a punto que el SEAT León Cupra. Se ve mucho mejor que el anabolizado Honda Civic Type R, y se disfruta conduciendo mucho más que un Volkswagen Golf R. Además, es más barato que los dos anteriores y está bastante mejor equipado de serie. Del Hyundai i30N poco podemos deciros de momento. Un coche que aún no hemos probado, y todavía nos debe demostrar algo muy importante en un modelo de esta categoría: si es tan divertido de conducir. Sospecho que el nuevo Renault Mégane RS es la nueva referencia del segmento.
Me lo estoy pasando pipa gracias a que el Mégane RS te deja ser parte del proceso. No sientes que el coche lo hace todo por ti. Podría estar conduciendo en este circuito toda la mañana. Desafortunadamente me sacan la bandera a cuadros y aparece el Safety Car en pista. Es hora de refrigerar el coche y volver al pitlane…
Si tuviera que ponerle alguna pega, sólo podría ir dirigida al aspecto del diseño, como algunos trazos estéticos del frontal. Mientras que la zaga no creo que se merezca crítica que valga, la lengua de la parrilla delantera o los apéndices que emergen de los faros le dan cierto toque de ciencia ficción.
Además, me ha sorprendido enormemente la calidad tan elevada de materiales y acabados, casi al nivel del rey del segmento, el Volkswagen Golf, y eso, son palabras mayores. No sé qué tal le sentará el paso del tiempo, pero, a primera vista, la calidad parece ser sobresaliente. Y su comportamiento se siente mecánico y te ves inmerso en la conducción. Definitivamente, el nuevo Renault Mégane RS es un MAQUINÓN.