Hace una década, no me habría siquiera planteado gastarme 2.000 euros en un coche de 20 años. Y sí, puede que tuviera sentido hacerlo, pero no me lo hubiera planteado. Ahora, en cambio, me voy a gastar ese dinero para reparar un coche con esa antigüedad aun sabiendo los riesgos. Pero es que el mercado tampoco me deja otras opciones.
2.000 euros para reparar un Toyota Avensis del 2004
No con poco temor, estoy a punto de enfrentar el gasto de reparación de un Toyota Avensis del año 2004 con más de 220.000 kilómetros. No me parece precisamente la mejor idea del mundo. No soy una de esas personas que considera que invertir una cantidad importante de dinero en algo «viejo» sea inteligente.
Pero en estas circunstancias, no creo que haya una opción mejor. Por eso me enfrento a esto con miedo. Porque hace 10 años nunca lo hubiera hecho, por los riesgos de que en un año tenga que repetir un gasto similar en un coche que se enfrenta a los últimos años de su ciclo de vida. Pero hoy en día, ¿hay otra opción?
Embrague, bimasa, faros y ruedas, ¿averías normales?
Una de las claves de afrontar la reparación y el gasto tiene que ver con que las averías y daños no son anormales. El cambio de ruedas es una cuestión de desgaste, sin más, propio de haber cumplido un ciclo de vida las ruedas actuales. Por esa parte no hay duda.
El problema de los faros es común en los Toyota Avensis con faros de xenón de esta generación, así como en muchos otros coches con este tipo de faros. La temperatura daña el cromado de los reflectores, haciendo que estos cada vez dirijan menos luz hacia su lugar. La solución no es sencilla, y no teníamos claro si sería posible repararlos. Instalar unos nuevos de fábrica eran unos 1.000 euros. En mi taller ni siquiera sabían qué hacer para repararlos.
Al final nos atrevimos a repararlos en casa con un kit de luces de tipo retrofit, cambiando los reflectores por unos nuevos, algo más grandes, y con función bixenon. 300 euros entre unas cosas y otras, pero hemos mejorado la iluminación del coche de forma impresionante. Ahora podemos sacarlo a carretera sin miedo a que se nos haga de noche.
Lo restante hasta los 2.000 euros de gasto proviene del cambio de embrague y bimasa. 1.600 euros de presupuesto si el volante motor bimasa estaba dañado. Me parecía mucho. Pero estaba partido, me han hecho una rebaja y he dado el Ok definitivo. Las cifras no están lejos de la normalidad. Y en un coche de 220.000 kilómetros que ha circulado principalmente por ciudad, tener que cambiar un embrague a estas alturas no es nada raro.
Las alternativas eran montar un monomasa (la diferencia y el riesgo no compensan), llevarlo a otro taller (no conozco ningún otro que me dé más confianza), llevarlo a un desguace (ahora mismo no es una opción), o comprar otro coche (nuevo o de ocasión).
La locura del mercado de coches ahora mismo
No sé si la locura del mercado de los coches está más agudizada en el coche nuevo o en el coche de ocasión. Para saber si merece la pena invertir en el coche o comprar otro, lo primero es acudir a ver por cuánto podría comprar un coche similar. Directamente es casi imposible conseguir un Toyota Avensis por 2.000 euros, con más o menos kilómetros. He encontrado alguna opción aparentemente buena por unos 2.900 euros. Y con la incógnita de si el motivo de la venta tiene que ver con que se prevé alguna avería o ha empezado a dar signos de desgaste que indiquen que habrá que hacer un gasto a corto plazo.
Coche nuevo resulta complejo si uno no tenía planificado adquirir uno. Difícil o casi imposible conseguir algo por debajo de los 15.000 euros. Y hablando de coches pequeños y con equipamiento mínimo.
El coche de ocasión es la alternativa. Algo con menos de cinco años y 30.000 – 40.000 km difícilmente se encuentra por menos de 11.000 euros. Si además se busca un sedán o algo más que un urbano, imposible. En la web de vehículos de ocasión de Toyota he encontrado un Verso del 2014 con 250.000 km por 9.000 euros. 10 años menos que el mío, pero cuatro veces más caro que la reparación y con más kilómetros.
¿Un renting para salir del paso? Con 2.000 euros tengo para menos de un año.
Me quedo mi Toyota Avensis
Decisión final. Me quedo mi Toyota Avensis. No hay que olvidar que se trata de un coche que presume de fiabilidad. Prácticamente ha tenido un único propietario. Lo compró mi tío. Revisiones siempre en la casa, mantenimiento al día y durmiendo en garaje. Se lo quedó después mi padre. Y en ambos casos han hecho un uso muy poco exigente del coche. Rara vez habrá pasado de los 120 km/h. Rara vez habrá sido sobrerrevolucionado. Y en los últimos años se renovó la distribución que, además, es de cadena.
¿Puede llegar otra avería en poco tiempo? Pues sí, pero ese riesgo también estaría ahí comprando un segunda mano. Con la diferencia de que sé que este está extremadamente cuidado.
Y todo por no hablar de los extras, como los asientos de cuero con ajuste eléctrico, retrovisores con ajuste y plegado eléctrico, seguridad 5 estrellas Euro NCAP… Y un adelantado a su tiempo: le corresponde etiqueta B a pesar de ser un diésel del 2004, cuenta con control de crucero y limitador, y es un coche extremadamente cómodo de conducir.
Me duelen los 2.000 euros, porque era inesperado. Pero ahora mismo, tal y como está el mercado, es la mejor opción.