Hace unos meses saltaba la noticia de que la DGT pretendía imponer de forma obligatoria una baliza luminosa conocida como luz de emergencia V-16 en sustitución de los clásicos triángulos de emergencia que nos han ido acompañando hasta el momento, y que lo seguirán haciendo hasta el 2026 según ha confirmado el Gobierno en sede parlamentaria.
Los planes de la DGT se posponen dos años
Según ha explicado la propia Dirección General de Tráfico en varias ocasiones, sus planes iniciales consistían en el uso de la luz V-16 como elemento alternativo de forma voluntaria a los triángulos de emergencia desde el segundo trimestre de este mismo año hasta el 2 de enero de 2024, fecha en la cual sería obligatorio su utilización, quedando los triángulos «obsoletos». Recordemos que actualmente se puede usar como un elemento complementario, siendo imprescindible colocar los triángulos correctamente.
Sin embargo, según han informado varios medios, a una pregunta planteada sobre el tema en el Congreso el Gobierno ha contestado que su entrada en vigor se prevé para el año 2026, posponiendo así dos años la fecha inicialmente prevista por la DGT, retrasos que normalmente suelen ser la regla y no la excepción a la hora de legislar sobre asuntos relacionados con la seguridad vial, tal y como está sucediendo con la implantación del uso obligatorio de guantes por parte de los motoristas.
Así pues, se espera que para Semana Santa se desarrolle el Real Decreto en materia de auxilio en carretera mediante el cual quede totalmente definida la entrada en vigor de la luz de emergencia V-16 confirmando de una vez por todas la fecha de forma oficial.
El objetivo es disminuir el riesgo de atropellos
La luz de emergencia V-16 es una baliza luminosa que desprende unos destellos amarillo auto visibles a una distancia mínima de 50 metros según la Instrucción 18/V-132 y que puede colocarse en el techo del coche (posee un imán en su base) sin salir del coche: sólo basta con abrir la ventanilla y sacar el brazo. Esto la convierte un dispositivo sumamente interesante, pues evita que el conductor baje del coche y recorra 50 metros para colocar el triángulo posterior (y otros 50 para el delantero, si procede), con el consiguiente riesgo de sufrir un atropello, además de aumentar la visibilidad de la zona de noche o en días con meteorología adversa.
No obstante, en un futuro no muy lejano el uso de este dispositivo proporcionará otra ventaja añadida acorde al proyecto «DGT 3.0» de movilidad conectada, y es que se pretende que dicha baliza envíe un aviso a la nube de que se encuentra activa y el resto de conductores reciban una notificación en la que les alerte de ese peligro en su itinerario con kilómetros de antelación. Sin duda suena muy interesante, pero a la vez se antoja complicado que esta funcionalidad esté operativa a corto plazo, puesto que el precio medio de 25 € de la V-16 se vería incrementado notablemente.
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Fuente: Servimedia | Vozpópuli
