Rick & Morty es una de las series de animación más calientes del momento. Las aventuras de un científico loco y su nieto son tan divertidas como políticamente incorrectas, y van de camino a elevar a la serie de Dan Harmon a un estátus de culto. ¿Qué tiene esto que ver con los coches y con una salsa? Quedaos conmigo. En un episodio de la tercera temporada, Rick comienza a despotricar, afirmando que la razón por la que viaja a otras dimensiones y hace todo tipo de locuras es porque quiere volver a probar la salsa Szechuan de McDonald’s. Aguantad un poco más, todas las piezas van a encajar.
Volkswagen Golf
La salsa Szechuan era una salsa real. Era un salsa que McDonald’s produjo en 1998, como elemento promocional de Mulan, la mayor producción de animación de Disney hasta la época. Era una salsa dulce, similar a una salsa teriyaki, y los que la habían probado, afirmaban que era deliciosa acompañada de nuggets de pollo. El tremendo hype de Rick & Morty y el revuelo causado por el discurso de Rick Sánchez sobre la salsa, hizo que sólo durante un día, McDonald’s volviera a disponer de la salsa Szechuan en algunos establecimientos estadounidenses. Una acción viral de manual, con resultados predecibles.
Miles de fans acérrimos de la serie corrieron a su McDonald’s más cercano, buscando un bote de esta salsa, con una ilustración de la serie en su tapa de aluminio. Muchos lo consiguieron, pero muchos más se quedaron sin su salsa, llegando al extremo de plantear una demanda colectiva a la cadena de restaurantes de fast-food. Una verdadera locura. Lo cierto es que cuando la demanda de un producto es tan alta, y su oferta tan escasa, su precio se dispara. En estos momentos se están pagando en eBay más de 150 dólares por un bote de apenas 30 mililitros de esta salsa. ¿Es que nos hemos vuelto locos?
Incluso hay gente que anuncia botes de salsa a la venta por precios de cuatro cifras. En medio de esta locura colectiva, una chica estadounidense llamada Rachel Marie decidió ofrecer su bote de salsa en internet, buscando a cambio una colección de pins decorativos – algo mucho más razonable que pedir 150 dólares, en mi opinión. Cual sería su sorpresa cuando le ofrecieron a cambio del bote de salsa un Volkswagen Golf GTI del año 2004. Concretamente un cuarta generación, equipado con el motor 1.8 Turbo de 20 válvulas – no los atmosféricos de 2,0 litros o 1,8 litros con los que también se vendió el GTI.
Naturalmente, aceptó el cambio, y es ahora la propietaria de un coche. Un coche equipado con cambio manual y un motor que funciona. Incluso un cambio por un coche que no funciona habría sido un regalo. Aunque al coche le hará falta una correa de distribución, podría venderlo por cerca de 2.000 dólares. Pienso que la picaresca juega un papel importante en este cambio – ¿esconde el coche algún fallo mecánico grave? – o quizá el chico que ha entregado su coche asume que el valor de la salsa aumentará aún más en el futuro. Sea como fuere, es una de esas historias en las que la realidad supera a la ficción.
Fuente: The Drive