El preparador de Winsconsin más famoso del mundo es Ringbrothers. Sus restomods alcanzan precios realmente elevados – al igual que los de SpeedKore, son muy cotizados entre famosos estadounidenses – y están creados con una atención al detalle fuera de este mundo. Su última obra de arte – porque es el único título que les podemos poner – es un Mercury Cougar XR7 del año 1968. Un precioso coupé de la era muscle car que han modernizado con gusto, y manteniendo el espíritu original del coche, usando piezas de la órbita Ford. Pasen y vean.
Así el Mercury Cougar XR7 del año 1968 de Ringbrothers
A nivel mecánico, los hermanos de Wisconsin adaptaron al Cougar un moderno motor V8. Concretamente, el 5.0 V8 Coyote de los Ford Mustang GT, capaz de desarrollar 450 CV de potencia en estos momentos. Este motor se ha asociado a una caja de cambios automática de convertidor de par y diez relaciones – en este caso, procedente de una Ford F-150 Raptor. Además de lograr un gran nivel de potencia, han dado al Cougar un gran agrado de funcionamiento, una eficiencia nada desdeñable y una fiabilidad a años luz de la del coche original.
Para que el tren de rodaje del coche soportase el incremento de potencia, se renovó la suspensión con componentes DSE y se montaron unas preciosas llantas HRE Series C1 de aspecto clásico – calzadas con neumáticos Michelin Pilot Sport – bajo las cuales se deja ver un equipo de frenado actualizado. Los trabajos de Ringbrothers siempre son elegantes y ligeramente discretos, pero aún así, cualquier persona podría ver que este Cougar XR7 no es ni mucho menos un producto de fábrica. Y el plano estético tiene gran parte de culpa en ello.
La pintura verde brillante es un tono «Augusta Green Metallic» de BASF, equipamiento original del coche en el año 1968. Esta pintura era conocida entonces como «Highland Green», y es el mismo tono de los Ford Mustang de Bullitt. Aunque hay algún emblema alterado, el rsto del exterior permanece prácticamente de serie. Lo mismo ocurre con el habitáculo, completamente restaurado, pero de aspecto prácticamente de fábrica. Solo una instrumentación actualizada y el pomo del cambio de la Ford F-150 revelan que no estamos ante un coche tan clásico.
