Es obvio que el proceso de comprar un coche de la que probablemente es la marca más lujosa del mundo no es igual que en otras marcas más corrientes. Efectivamente, encargar un Rolls-Royce conlleva tras de sí un exhaustivo proceso de personalización para que el coche del cliente sea literalmente único en el mundo. Varias decenas de miles de pinturas, distintos tipos de pieles y hasta la posibilidad de personalizar los famosos paraguas escondidos en las puertas. Esas son sólo algunas de las opciones que nos encontramos al configurar un coche en un atelier de Rolls-Royce.
Conseguir ser la marca de coches más lujosa del mundo no se consigue simplemente haciendo vehículos excelsos, extraordinariamente caros y con interiores repletos de materiales nobles como el Phantom. Además de lo anterior, hay que crear una experiencia de usuario que marque la diferencia. Rolls-Royce lleva ya más de un siglo siendo una marca que trabaja el lujo y con clientes de vastas fortunas, así que algo sabe de cómo tratar con quienes buscan ir un paso –o varios– más allá en sus caprichos.
Como quien acude al sastre que le hará un esmoquin a medida, la marca británica cuenta con atelieres en donde sus clientes más antojadizos pasarán largo tiempo configurando su futuro Rolls. Y digo que esta experiencia lleva un largo tiempo porque un servidor imagina que tiene que ser complicado elegir entre las 44.000 tonalidades de pintura diferentes que Rolls-Royce ofrece para la carrocería. ¿Entre cuarenta y cuatro mil colores no encuentras el que te gusta? No pasa nada, Rolls te puede crear la pintura que quieras. Y no sólo nos referimos al color: si el cliente pide una pintura con acabado de diamantes, se hace.
Un detalle curioso del atelier es que cada muestra de pintura exterior es un molde que encaja con otra pieza para crear una silueta similar a la del coche, recreando en el instante cómo conjunta la combinación de colores escogida en caso de decantarnos por una carrocería bitono. Pero lo realmente llamativo es la posibilidad de ver en el momento cómo se comporta la pintura ante distintas situaciones de luz. Esto se consigue con una lámpara capaz de recrear la luz natural de cualquier parte del mundo (sic), y que permite ver la pintura bajo luz con tonos fríos, más cálidos o a distintas intensidades.
Para terminar con el acabado exterior, se puede elegir dar un último toque con lo que Rolls denomina Coachline: una delgada línea pintada a mano a lo largo de todo el lateral del coche y que puede incluir algún motivo o imagen especial, como da muestra Nick Osy de Zegwaart en el vídeo de más abajo.
Una vez elegido el aspecto exterior se pasa a configurar el interior. No sólo se puede elegir entre un amplio abanico cromático, sino que el cliente puede configurar el habitáculo con la común piel de vacuno o dar el salto a las pieles de cocodrilo, avestruz o caimán. Suena exótico, ¿verdad? Por supuesto, también hay multitud de opciones para el hilo de las costuras y en los asientos se puede bordar prácticamente cualquier cosa que el cliente pida.
Por último pero no menos importante, una de las principales novedades en cuanto a personalización en el nuevo Rolls-Royce Phantom: lo que en la marca han denominado La Galería. Un giro en la manera de entender la decoración de un salpicadero, y donde Rolls-Royce no se queda en poner la mejor madera. Ahora dejará que el cliente pueda plasmar lo que quiera, ya sea creación suya o dejando que sea su artista favorito el encargado de idear una obra de arte, que irá tras un cristal en la zona del salpicadero del copiloto. Después de todo lo anterior, decidir el diseño para el reloj interior o el color del paraguas parece cosa menor.
Y si una personalización tal te sabe a poco, siempre le puedes encargar a Rolls-Royce que te haga el coche más caro del mundo.